El Henares en la literatura del Renacimiento





Dentro del interesante tema de las referencias literarias al Henares, mucho más abundantes de lo que pudiera parecer a simple vista, reviste especial importancia la época en la que tiene lugar el máximo auge de la lengua castellana, los siglos XVI y XVII o, si se prefiere, el Renacimiento y el Siglo de Oro. Razones de espacio recomiendan tratar por separado ambos períodos, lo que me ha planteado el problema de por dónde trazar la línea divisoria entre ambos.

Aunque tradicionalmente se suele considerar al Siglo de Oro como el período comprendido entre 1550 y 1650, razones de equilibrio entre los dos capítulos me han aconsejado, quizá con más sentido práctico que verdadera razón histórica, establecer la división justo en el cambio de centuria, por lo que sería más correcto quizá hablar de los siglos XVI y XVII respectivamente, antes que del Renacimiento y del Siglo de Oro, si deseamos ceñirnos estrechamente a la ortodoxia literaria. Por otro lado, he solventado el problema de los autores que vivieron a caballo entre ambos siglos, el más significado de cuyos representante sería el propio Cervantes, de una manera realmente salomónica asignándoles a la centuria -es decir, al capítulo- en la que fueron publicadas el grueso de sus obras o, en su caso, las más significativas de las mismas.

Pido disculpas, pues, al lector por ambas licencias, necesarias por otro lado para evitar la existencia de un capítulo demasiado escuálido seguido de otro excesivamente voluminoso; en definitiva toda división siempre será artificial, y las distintas etapas de la nuestra literatura tienen que ser vistas únicamente como lo que realmente son: una parte de un todo armónico que comenzó a dar sus primeros balbuceos, hará cosa de mil años, allá por los altos valles del Ebro, y que hoy constituye una magnífica realidad acompañada además por un prometedor futuro: el idioma castellano.

La llegada del Renacimiento a España supuso la gran explosión literaria del todavía joven idioma castellano, explosión que ya había sido tímidamente iniciada en las postrimerías del recién acabada Edad Media. En lo que respecta a Alcalá todavía existiría un factor de indudable peso e influencia en su proyección nacional; me estoy refiriendo, como es fácil de adivinar, a la fundación por el cardenal Cisneros, a principios del siglo XVI, de la universidad complutense que tanto habría de hacer en un futuro por la cultura de nuestro país. Considerando que buena parte de la élite intelectual española de los siglos XVI y XVII pasó por sus aulas, se comprenderá con facilidad el hecho de que los nombres de Alcalá y de su río se vieran frecuentemente citados en las más importantes obras literarias de esta época.

Comienza la recopilación del primero de estos dos siglos, el XVI, con un texto escrito cinco años antes del inicio oficial del siglo, en 1495 concretamente, pero cuyo inequívoco estilo renacentista recomienda incluirlo aquí. Se trata del Viaje por España y Portugal realizado por el viajero alemán Hieronymus Münzer, el cual, tras mencionar tan sólo muy de pasada a Alcalá dentro de su ruta de Madrid a Zaragoza, se interesa bastante más por la vecina Guadalajara1:


La ciudad de Guadalajara, tan grande como Ulm, está situada en un montículo, al pie del cual corre el Tajo. Esta ciudad, digo, pertenece a don Domingo, de la casa de Mendoza, que es duque del Infantado y marqués de Santillana, que tiene por esposa a María, hija de don Álvaro de Luna.


Evidentemente confunde Münzer al Henares con el Tajo, un error que no quita interés a su comentario. Su próxima etapa es Sigüenza, ciudad de la que también habla, aunque sin citar en ningún momento al Henares, tras lo cual se interna en tierras sorianas camino de Medinaceli. La siguiente cita es del flamenco Antoine de Lalaing, venido a España en condición de chambelán del rey Felipe I el Hermoso, esposo de Juana la Loca. Se trata de una descripción de la ciudad (entonces todavía villa) de Alcalá, en la que se habla del Henares con estas palabras2:


Esta ciudad es del tamaño de Ath, en Haynaut, a media legua de la cual monseñor pasó un puente de nueve o diez arcos sobre el río Henares, y está situada en el valle de un hermoso sitio, bueno y fértil.


En su camino hacia Aragón acompañando a los reyes Lalaing hace parada en Sigüenza, ciudad a la que describe de esta manera3:


Esta ciudad, asentada entre montañas y valles del tamaño de Liere en Brabante está pavimentada de mala manera. En el extremo de ella hay un castillo, y a medio tiro de arco corre un riachuelo entre prados, y fueron los primeros prados que vimos en España.


Por lo que se ve, tanto a Münzer como a Lalaing les gustaba establecer comparaciones entre las poblaciones españolas que visitaban y las equivalentes de sus respectivos países. En el III Encuentro de historiadores del valle del Henares, celebrado en Guadalajara en noviembre de 1992, Manuel Criado de Val presentó una ponencia titulada La región del Henares en la Cosmografía de Hernando Colón4, trabajo en el que se extractaban las referencias al valle de este río existentes en el magno trabajo geográfico que sobre nuestro país desarrolló el hijo del descubridor de América. Fechado el inicio de su primer itinerario el 3 de agosto de 1517, Hernando Colón comenzaría a describir minuciosamente, bien mediante visitas personales, bien merced al auxilio de corresponsales, la geografía española aunque, lamentablemente, su trabajo debería quedar incompleto habiéndose perdido además varios de los cuadernos originales tal como explica en la introducción el propio Criado de Val. Afortunadamente para nuestro trabajo la parte correspondiente al Henares se conserva habiendo sido recogida por este investigador; es, pues, en ella en la que me baso para sin más dilación recordar una primera referencia a nuestro río en la que se describe a la entonces villa de Alcalá5:


Alcalá de henares es villa de mill vecynos está en llano e rriberas de un río dho. henares (...) e tiene fortaleza a un quarto de legua donde solia ser la villa en cerro de la parte del rrio es del arçobispo de toledo.


Se echan en falta, ciertamente, algunas comas que pudieran facilitar la lectura del texto. Y de Alcalá a Guadalajara6:


party de alcala de henares para guadalajara ay cuatro leguas grandes muy llanas Riberas arriba de henares Rio que queda a la mano derecha e por la mano derecha de la parte del Rio queda syempre un cerro a la larga e derrumbaderos del dicho Rio que se llama el cabo de la alcarrya porque de henares hazia la parte de medio dia es alcarrya e por la mano derecha queda los santos de humosa.


Descripción ciertamente precisa del paisaje que rodea al Henares en el tramo del mismo comprendido entre las dos ciudades. Llegado a Guadalajara, el viajero verá esta ciudad de la siguiente manera7:


guadalajara es ciudad de tres mil vecinos y esta en llano como en laderas entre de barrancos e es entre el alcarrya e entre alcala de henares e a dos tiros de vallesta desta cibad pasa un Rio dicho henares.


Poco más tarde le llegará el turno a la localidad de Tórtola de Henares8:


este lugar es en el alcarria el postrero lugar de henares.


Siguiendo su camino valle arriba el viajero llegará a Miralrío, población situada a las puertas de Jadraque y al borde mismo de la meseta alcarreña sobre un mirador natural que, como su nombre indica, se abre al amplio valle formado por el Henares y sus afluentes9:


Este lugar se llama Myra el Río porque alcança grandes vistas de la Ribera de henares.


Tras pasar por Jadraque sin dejar constancia de ello (o al menos Criado de Val no lo recoge) el viajero hará alto en Bujalaro y Baides para a continuación describir las desembocaduras de los ríos Dulce y Salado10:


parti de bujalharo para vaydes que ay dos leguas Riberas arriba de henares por valle llano (...) e a medio camyno pasa un Rio dicho rio duce corre a la mano dizquierda e juntase con henares luego e cabe este Rio se junta otra salado que viene de las salinas del Olmeda.


Desembocaduras ambas ciertamente poco espectaculares pero que conforman el Henares propiamente dicho por más que el curso oficial del mismo se remonte hasta el manadero de Horna. Y por fin, llegará a la ciudad de Sigüenza11:


Ciguença es cibdad de seiscientos vecinos e esta en una laderuela entre unas syerras e Riberas de henares Rio que es el que va e pasa por alcala de henares.


Ya de vuelta de su itinerario el viajero volverá a pasar por tierras de Hita fijando su atención, entre otras, en la localidad de Heras de Ayuso12:


heras es lugar de cuarenta vecinos e esta en llano. Riberas de vadiel e es aldea de hita e fasta yunquera ay media legua grande de tierra dobladilla e en saliendo pasa a vadiel que corre a la mano dizquierda e en medio camyno pasa a henares por vado que corre a la mano dizquierda.


Aún hoy continúa sin existir una carretera que una Heras con Mohernando y Yunquera, aunque sí lo hace un camino que es el que debió de seguir el autor del itinerario; las carreteras modernas cruzan el Henares bien aguas arriba entre Torre del Burgo y Humanes, bien aguas abajo entre Tórtola de Henares y Fontanar. Y con esto terminan las referencias el Henares en la obra de Hernando Colón que, como se ha podido comprobar, son varias e interesantes.

Continuemos con los viajeros renacentistas que visitaron España y más concretamente con uno de los más conocidos, el veneciano Andrea Navagero, uno de los grandes humanistas del Renacimiento italiano, cuya relación con nuestro país vino a raíz de su nombramiento como  embajador de su ciudad en la corte de Carlos I. Durante el tiempo que duró su embajada en España, entre los años 1524 y 1526, Navagero visitó numerosas ciudades sin olvidarse de las poblaciones que se asientan en el valle del Henares, el cual recorrió a principios del mes de mayo de 1524; veamos lo que dice este autor de nuestro río13:


A tres leguas á la izquierda de Riofrío está Sigüenza, que quizá sea el Seguedenses de los antiguos. El día cuatro fuimos á Regollosa, una legua (4 millas); á Sireuque, dos leguas (8 millas); á Xadraque, una legua (4 millas). Antes de llegar á Xadraque se pasa el Henares, y de Xadraque se va á Padilla, que está a dos leguas (8 millas), y después á Ita, una legua (4 millas). El dia cinco fuimos á Guadalajara, que está á cuatro leguas (16 millas).

 (...)

El dia seis, saliendo de Guadalajara, pasamos el Henáres por un hermoso puente de piedra con una torre en medio, y llegamos á Alcalá, que dista cuatro leguas (16 millas).


Durante los años 1532 y 1533 viajó por España el monje cisterciense Claude de Bronseval acompañando, en calidad de secretario, a Edme de Saulieu, abad de Claraval -la casa matriz de la orden-, en una visita a los monasterios del Císter asentados en nuestro país y en el vecino Portugal14. El viaje fue realmente muy sinuoso, y en mayo de 1532, durante el primer recorrido realizado por Castilla (al año siguiente harían un segundo), Bronseval y sus acompañantes, después de visitar los monasterios alcarreños de Monsalud y Ovila, se encaminaron hacia Medina del Campo tomando la ruta que, por las tierras de Atienza, enlaza el valle del Henares con la provincia de Soria. Tras abandonar la localidad de Las Inviernas, Bronseval describe de esta manera la bajada al vecino valle en el que confluyen los ríos Henares y Dulce15:


Después de cruzar un monte, llegamos a una enorme llanura por la que hicimos dos leguas muy largas, y subimos a un valle en el que una vez atravesado un pueblo, de nuevo entre montes estériles atravesamos una región miserable, y por fin por un camino tortuoso bajamos a una aldea llamada Baides.


Casi un año después, entre marzo y abril de 1533, Bronseval y sus acompañantes recorrieron el trayecto comprendido entre Toledo y Alcalá, procediendo posteriormente a remontar el valle del Henares en dirección a Santa María de Huerta, ya en tierras del Jalón. Leamos cómo describe la llegada a Alcalá tras haber pasado por Loeches16:


Por una región fértil llegamos hasta la cima de unos montes escarpados. Desde este lugar se desciende a un puente de piedra, bajo el que pasa un río llamado Henares. Y bastante cerca en un valle llano y ancho hay una hermosa villa llamada Alcalá en español, pero en latín se llama Complutum.


El puente, evidentemente, era el del Zulema. Tras hablar brevemente de la universidad alcalaína y del colegio cisterciense de la misma -Bronseval utiliza una redacción casi telegráfica en todo su diario de viaje-, el monje francés relata su llegada a Guadalajara17:


Después de comer, salimos y por un camino muy llano en medio de un gran valle fuimos a cruzar de nuevo el citado río por un hermoso puente de piedra. Y después subimos a una villa grande llamada Guadalajara.


El inicio del mes de abril coincidió con la arribada de los viajeros a Jadraque, tras haber dejado atrás Hita18:


Salimos de allí y a lo largo de los muros de la villa bajamos en medio de lugares montañosos. Por allí vimos viñedos muy bien cultivados y terrenos montañosos con cereales, y luego bajamos a un valle muy bueno. Y bastante cerca sobre el elevado monte había un castillo. Y un poco más lejos una aldea grande llamada Jadraque.


De Jadraque pasaron a Baides, localidad que visitaban por segunda vez19:


Llegamos a una aldea llamada Baides. Como no disponíamos allí de víveres, fui a lo largo de un río a un gran huerto bajo la iglesia del lugar para recoger berros para comer.


La siguiente etapa sería Sigüenza, pero Bronseval no habla en esta ocasión del Henares ni siquiera refiriéndose, como hiciera anteriormente, a su valle. Aún recorrerían una vez más el valle del Henares a su retorno de Aragón, desandando su anterior camino pasando de nuevo por Sigüenza, Baides -tercera vez-, Jadraque, Guadalajara y Alcalá, para desde esta última ciudad encaminarse a Madrid; pero Bronseval no vuelve a citar al Henares pese a haberlo recorrido en casi toda lo longitud de su curso y, probablemente, cruzado en más de una ocasión, razón por la cual hemos de dar por terminada esta selección de citas de su libro.

Posterior en algunos años, ya que data de 1540, pero asimismo de índole geográfica, es la siguiente cita extraída de la historia de la revolución comunera que en esta fecha escribió en latín Juan Maldonado dedicándosela al rey Felipe II. Manuscrito e inédito hasta el siglo XIX, este libro sería traducido, ilustrado con notas y publicado en dicha fecha por José Quevedo, bibliotecario del monasterio del Escorial. En lo que respecta a la cita aquí recogida, se trata de una descripción del curso del Tajo, uno de los principales ríos castellanos y españoles20:


El Tajo, teniendo su primer origen en las montañas de Cuenca, abundantes en ganados, al momento absorbe el Guadiela, tan caudaloso como él; luego, caminando por la Alcarria, terreno abundante en olivas, después de aumentado con los ríos Henares y Jarama, rodea a Toledo a modo de un foso y lo hace inexpugnable; después, recogidos otros riachuelos, pasa a Portugal y por Lisboa desemboca en el mar Océano.


En 1546 está fechada la Corografía de algunos lugares, obra del portugués Gaspar Barreiros, viajero por España con motivo de su misión diplomática encomendada por el infante don Enrique de Portugal frente al papa Paulo III; fue en Coimbra, en 1561, cuando Barreiros publicó su obra en la que, como en otros tantos casos de viajeros, se habla del río Henares y de las ciudades que baña con sus aguas. Y, puesto que el viaje discurrió entre Badajoz y Milán, la primera en aparecer es Alcalá21:


Alcalá es una villa de buena comarca de pan, vino y ganado en mucho abastecimiento, cercada de muros, por junto de los cuales pasa el río Henares, de donde ella tiene el nombre. Fue llamada antiguamente Complutum, de cuyo nombre hacen mención Plinio Y Tolomeo. Mas el sitio que ahora tiene Alcalá tenía Compluto en aquel tiempo más allá del río, donde ahora se hallan vestigios antiguos, como diré adelante.

Nace este río a veinte leguas de esta villa poco más o menos, junto a las tierras de Atienza, y se mete en otro que tiene por nombre Jarama, a una legua de la venta de Viveros, que está tres leguas atrás de Alcalá, por cuya venta pasa este de Jarama y se mete en el Tajo.

 (...)

El sitio antiguo de Complutum, como comencé a decir, estuvo en el otro lado del río, donde ahora llaman Alcalá la Vieja, en el que hay vestigios y ruinas de edificios antiguos, y donde se hallan medallas y otras cosas del tiempo de los romanos, entre las cuales está un pozo tallado en la piedra viva, de muy descompasada altura.


También de la Corografía es la siguiente cita, referida a la cercana ciudad de Guadalajara22:


Guadalajara es ciudad de la diócesis de Toledo, porque no es episcopal. Está asentada en un otero no muy alto, sobre el río Henares. Quisieron algunos derivar este nombre de la lengua árabe, interpretando Guadalajara, río de piedras. (...) Y como los escritores de aquel tiempo eran poco entendidos en la lección de los geógrafos antiguos, siguieron las opiniones que andaban entre aquellos que presumían de curiosos, como fue el arzobispo don Rodrigo [Jiménez de Rada], que llama a este lugar flumen lapidum, río de piedras.


Y más adelante23:


Porque saben tanto de estas cualidades que fácilmente juzgarán ser este nombre de Arriaca, corrupto por los árabes primero en Guadarriaca (como corrompieron An en Guadiana), y después por sus sucesores en Guadalajara, que entre ellos quiere decir Río de Arriaca, por el Henares que le pasa por la puerta.


Finalmente, Barreiros recala en Sigüenza24:


El sitio de Sigüenza está en las faldas de un otero, cercada de muros con una fortaleza. Pasa por las raíces de este otero el río Henares.


Continuando con los libros de viajes nos encontramos ahora con Pedro de Medina, que en 1548 publicó en Sevilla su Libro de Grandezas y cosas memorables de España, obra en la que el autor describe a su manera las distintas regiones españolas. En el folio 89, capítulo LXXXII, habla Pedro de Medina De la villa de Alcalá de Henares, de su nombre y de la notable Universidad que en ella es, donde se describe al Henares de esta manera25:


El río Henares pasa muy cerca de esta villa, en distancia tan conveniente que ni sus avenidas o crecientes pueden infestar sus muros, ni su lejura cansa a los que a él van. Es río muy apacible y deleitoso de ver. Lleva agua todo el año en buena cantidad; sus riberas son adornadas de árboles, especialmente sauces muy altos y muy puestos en orden, que ponen a los estudiantes mucho contento y recreación.


Un fenómeno típico del Siglo de Oro español fueron las fiestas con las que las ciudades y villas de nuestro país celebraban solemnemente los acontecimientos más variados con procesiones por unas calles engalanadas con arcos y monumentos levantados al efecto (la arquitectura efímera), representaciones teatrales o certámenes poéticos. Corría el año 1556 cuando, tras la abdicación del emperador Carlos V, accedió al trono su hijo Felipe II. Se trataba ciertamente de un acontecimiento importante que la universidad de Alcalá no pasó por alto celebrándolo con grandes festejos que una mano anónima -probablemente Alvar Gómez de Castro o Ambrosio Morales- se encargó de describir en la relación que tiene por título Las fiestas con que la Vniuersidad de Alcala de Henares alço los pendones por el Rey don Philipe nuestro señor26, obra impresa en Alcalá por Juan de Brocar. Esta relación relata minuciosamente las representaciones teatrales que tuvieron lugar con tal ocasión en el paraninfo de la universidad, y por ella sabemos que uno de los principales personajes de la obra representada era precisamente el río Henares27:


Ya quando esto dezia el Genio, entraua con quatro Nimphas el rio Henares estrañamente vestido, como los poetas antiguos nos suelen pintar los Rios: y assi duro un rato el mirar todo el Theatro la estrañeza de aquel personaje.


Siguiendo con lo establecido por la mitología, acompañaban al Henares cuatro ninfas que cantaban coplas acerca de los motivos por los que se celebraba tan importante fiesta en Alcalá, a las que respondería el río con estas palabras28:


dende encima de Siguença, donde es su nacimiento, venia a saber que regozijo tan grande tenia su vniuersidad de Alcala.


A continuación otro de los personajes principales, un Genio, informaría al Henares de los motivos de la fiesta, completándose la representación con la intervención de otros personajes como pastores, las ninfas de las fuentes alcalaínas, un mal poeta que es expulsado del escenario... Con lo cual esta representación concluiría siendo continuada con un espectáculo musical.

En la segunda mitad del siglo XVI florecieron en Alcalá dos poetas complutenses, natural de la ciudad el primero y muy vinculado a ella el segundo, los cuales acabarían siendo reconocidos por sus contemporáneos como unos de los más importantes escritores de su época. Me estoy refiriendo a Francisco de Figueroa, conocido con el sobrenombre de El Divino, y a Pedro Laínez, ambos amigos entrañables hasta el punto de que aún hoy resulta difícil asignar a uno u otro las poesías que se les atribuyen. Siguiendo la costumbre de su época ambos asumieron seudónimos de tinte pastoril: Tirsi por Figueroa y Damón por Laínez, seudónimos que serían recogidos más tarde por Cervantes en su Galatea, también amigo de ellos. Comencemos con Damón, es decir Pedro Laínez, recordando esta estrofa de una de sus églogas pastoriles en la que habla de su compañero y amigo y, sin citarlo explícitamente, del Henares; égloga que, por cierto, fue escrita hacia 1560 y que, durante mucho tiempo, fue atribuida a Figueroa29:


Tirsi, pastor del más famoso río
que da tributo al Tajo, en la ribera
del glorioso Sebeto a Dafne amaba.


También de Pedro Laínez es la égloga a la que pertenece esta estrofa30:


A la dulce ribera desseando
bolver, del mas famoso y claro río
que al celebrado Tajo da tributo.


Luis Astrana Marín se hace eco de otra cita del Henares -lamentablemente no la reproduce- en la égloga Tirsi-Damón, recogida en el Cancionero que se conserva manuscrito en la Biblioteca Nacional de París, donde Pedro Laínez describe poéticamente su reencuentro con Francisco de Figueroa tras el retorno de éste a España, donde Damón -Laínez- intenta dar ánimos a Tirsi -Figueroa- cuando éste se lamenta de haber sido rechazado por su amada31:


Que seque sus ojos y si quiere hallar alivio le encontrará en la ribera del Henares donde tantos pastores, junta el cielo en cantar y tañer.


A su vez Francisco Figueroa hablaría del Henares con estas palabras32:


Pues, ¿a dó voy? Quánto mejor me fuera
llevar mis olvidadas ovejuelas
por las frescas riberas del Henares,
donde el famoso Tirsis apacienta.


Cipriano de la Huerga fue un leonés nacido en 1514 en Laguna de Negrillos que profesó como monje cisterciense en la abadía de San Esteban de Nogales siendo posteriormente catedrático de Sagrada Escritura en la universidad de Alcalá entre 1551 y 1560, año de su muerte. Fue sepultado en el desaparecido colegio de monjes bernardos de Alcalá, componiéndose en su homenaje numerosas poesías y otorgándosele los títulos honoríficos de Fénix y Musa de España. Una de las obras compuestas en su honor fue un soneto de autor anónimo, que el maestro de capilla de la catedral de Sigüenza Matías Chacón adaptó musicalmente para órgano y cuatro voces. El soneto es el siguiente33:


Henares de agua clara enriquecido
sus húmidos cabellos se arrancaba,
y al lastimoso llanto le ayudaba
de las musas el coro entristecido.

El comarcano monte oía el sonido
lloroso y triste canto le enviaba
y todo lo que en torno le escuchaba
lloraba de piedad enternecido.

Cipriano (decía el río) ¡Ay Cipriano
amado hijo! que con fértil vena
regaste al pueblo grato la ribera,

no beberá de mí más agua buena
quien desconoció el seno soberano
del más divino hijo que pariera.


Pasamos ahora a la obra de Alvar Gómez de Castro titulada El recebimiento, que la Universidad de Alcalá de Henares hizo a los Reyes nuestros señores, quando vinieron de Guadalajara tres días después de su felicíssimo casamiento34, editado precisamente en Alcalá en la imprenta de Juan Brocar con fecha de 1560. Se trata de un corto opúsculo de catorce hojas en el que se relatan los festejos organizados en esta ciudad con motivo de la visita de los reyes Felipe II e Isabel de Valois, tercera de sus esposas; y a él pertenece este largo párrafo en el que se describen varios de los epigramas y jeroglíficos escritos en los monumentos con los que se adornaron las calles de la entonces villa con motivo de la citada conmemoración35:


Por este orden se puso toda la Uniuersidad en el parque con mucho concierto y muy hermosa vista, y agradable a todos los que la mirauan. Mas antes que sus Magestades llegassen al parque, un tiro de vallesta apartado dél, estaua en medio el camino un stylobato, o piedestal muy grande, de diez y seys pies en largo, y diez en alto, sobre el qual estaua tendida una figura de un viejo de extremada grandeza, que era el río Henares, de donde el lugar toma el sobrenombre. Estaua recostado con el codo yzquierdo sobre una grande urna, de do se derramauan sus aguas, y la mano derecha tenía leuantada, dando con ella a los Reyes una corona de flores, y assí dezía encima la letra:

Yo os la doy de solas flores,
Si la que se os deue, os diera,
La de todo el mundo fuera.

Y porque Henares offrecía a sus Magestades en nombre de la Uniuersidad todo el aparejo del recibimiento, dezía el Epigrama con letras muy grandes en el quadro del piedestal:

Qui genitud solo, caelo oriundo Philippe,
Vis patriae, imperii lumen, et orbis honos:
Heroum que Isabela genus, diuina propago,
Terrarum quae orbi faedera pacis habes:
Specula haec vobis dat Complutense Lyceum,
Sed se ipsum imprimis, seque, suosque dicat.
Ast ego, quod possum, violarum dono coronam.
Vellem per Nymphas, orbis ut illa foret.

En el otro quadro de la otra parte del piedestal estaua un corro de Nymphas, que con un adufe y pandero se regozijauan: y dezía la letra:

Henarides laetae exultant. Connubia dignas Regia delicias, laetitiamque ferunt.


Pasada esta larga cita, más adelante vuelve a hablar Gómez de Castro del Henares cuando describe la conquista de Alcalá a los moros gracias a la aparición milagrosa de la Vera Cruz36:


Assí estaua pintado el arçobispo, y su exército peleando con el de los Moros, y la fortaleza de Alcalá sobre el Río Henares, y la cuesta más alta y la hermita que se llama de la Vera Cruz, en memoria del milagro.


También de Alvar Gómez de Castro, y precisamente la más conocida de sus obras, es la titulada De las hazañas de Francisco Jiménez de Cisneros, cuya primera edición en latín vio la luz en Alcalá en el año 1569. Se trata, como es fácil de adivinar por el título, de una biografía del cardenal que tanto hiciera por la entonces villa complutense; sin embargo, la cita recogida a continuación no se refiere a Alcalá sino a la vecina Guadalajara37:


Y si alguno desea contemplar la serenidad de aquellas colinas, la saludable influencia de los astros, el riego del río Henares que hace aquel suelo más limpio y más ameno que la comarca de Alcalá, se verá de inmediato obligado a exclamar, como Alfonso Fonseca, arzobispo de Toledo que admirado solía repetir con frecuencia que era tal el misterio de la naturaleza, que en tan corto espacio de lugar, existiera tan gran diferencia de tierras, que le parecía que había la distancia no de cuatro leguas, como se dice, sino de cuatrocientas. Tan diferentes son en uno y otro lugar las disposiciones del cielo y del suelo.


Retrocediendo ahora algunos años, justo hasta 1562, nos encontramos con un soneto que el poeta murciano Diego Ramírez Pagán publicó en homenaje a Francisco de Figueroa. De él nos interesa especialmente el primer cuarteto, en el que el autor se refiere al Henares aun cuando no cite a este río por su nombre38:


Tyrsi gloria y honor desta ribera
sol que en otro emispherio resplandeces
si desde ay a la cumbre que mereces
como de ingenio el ala más ligera.


Segismondo di Cavalli, otro embajador veneciano, recorrería el valle del Henares en el año 1567 visitando diversas poblaciones asentadas en el mismo. Así describe los alrededores de Sigüenza39


Saliendo de la ciudad se baja un poco y se vadea un riachuelo llamado Henares que nace ocho leguas más arriba y entra en el Tajo junto a Toledo. (...) Cabalgamos durante ocho millas hasta un lugar de cincuenta casas llamado Baides para entrar luego en un valle muy bien cultivado con mucho forraje por el cual desciende el Henares, y cuatro millas más abajo hay bastantes ruedas de molino con algunas pocas casas llamadas Los Molinos, por donde se vuelve a vadear el Henares que aquí es más grande porque desembocan otras aguas que llaman Río Dulce.


Se equivoca Cavalli al dar la distancia existente entre el nacimiento del Henares y Sigüenza, puesto que ocho leguas vienen a ser cuarenta y tantos kilómetros; a no ser que se trate de una confusión con las millas, cantidad ésta (unos doce kilómetros) mucho más ajustada a la realidad. Asimismo, resulta curioso reseñar que considera al Henares afluente del Tajo, y no del Jarama, circunstancia ésta bastante habitual en su época. Más adelante vuelve a hablar de nuestro río al describir el camino entre Alcalá y Madrid40:


Saliendo de Alcalá cabalgamos durante dos millas a lo largo del río que dejamos a la izquierda y tomamos el camino a mano derecha hacia Madrid siempre en llano y con colinas incultas; a cuatro millas se encuentra una buena villa donde se pasa por un puente de piedra otro río llamado Jarama, que lleva menos agua que el Henares. Este río tres millas más abajo desemboca en el Henares y de igual manera poco más abajo desemboca otro llamado Guadarrama que es el que corre junto a Madrid y todos juntos desembocan luego en el Tajo.


Aquí el error consiste en la confusión entre el Manzanares y el Guadarrama. Fijémonos ahora en la obra de Ambrosio de Morales, uno de los más destacados humanistas españoles del siglo XVI e ilustre profesor de la pujante universidad alcalaína. Buen conocedor de Alcalá y de su historia escribiría Morales varios documentados trabajos sobre su ciudad adoptiva, de uno de los cuales dedicado a los Santos Niños, patronos alcalaínos, está entresacado el siguiente comentario41:


Pues no se puede dudar, sino que la antigua Complutum en tiempos de Romanos estuvo poblada en otro sitio differente del que agora tiene Alcalá. Este era más abaxo hazia el rio, donde agora está la fuente, que llaman del Iuncar y en todos aquellos campos. (...) Y como el lugar por esta parte llegaba al rio, o muy cerca del, assi se cree, que passaba de la otra parte, y se tendía algun tanto por las faldas de la gran cuesta, que agora llaman de Çulema. (...) Los Moros fueron los que primero mudaron el asiento del lugar, y como hombres de guerra, por fortaleza y defensa lo subieron a sitio bravo, y para aquellos tiempos muy fuerte que agora llaman Alcalá la Vieja, de la otra parte del rio, frontero de la muy devota ermita de Nuestra Señora del Valle.


Sin duda, lo más interesante de esta larga cita es el hecho de que, allá por la segunda mitad del siglo XVI, Ambrosio de Morales había llegado a unas conclusiones perfectamente válidas coincidentes además con los descubrimientos efectuados por los arqueólogos que han excavado en los distintos yacimientos alcalaínos en estos últimos años. Pero si Ambrosio de Morales escribía esto a raíz del retorno a Alcalá en 1568 de parte de las reliquias de sus patronos los Santos Niños, algunos años más tarde volvería a hacer alusión al Henares, y esta vez citándolo explícitamente por su nombre, al hablar del río Tajo, y más concretamente de su paso por Aranjuez, en su Crónica General de España42:


Dentro en aquel bosque recibe Tajo al rio de Xarama, que con poderse llamar grande, viene mayor por auer poco antes entrado en el los dos rios Henares y Tajuña, que cada vno trae tanta, o mas agua que el.


El Henares quizá, pero el modesto Tajuña... La verdad sea dicha, Ambrosio Morales exageró un poco. Retrocedamos ahora unos cuantos años para pasar a estudiar la obra de un contemporáneo suyo, el catedrático de Filosofía Moral de la universidad alcalaína Francisco Sánchez, del cual nos ha llegado una recopilación de las inscripciones con las que se adornaron los arcos triunfales que fueron levantados en torno a la iglesia Magistral con ocasión de el magno acontecimiento que supuso para Alcalá la aludida llegada de las reliquias de los Santos Niños. Era ésta una costumbre muy extendida en la España del siglo XVI, por lo que no es de extrañar que en una ciudad que era entonces uno de los principales focos culturales españoles las frases que acompañaban a los arcos tuvieran una gran calidad literaria. De entre todas ellas he entresacado una relativa a nuestro río, la cual iba complementada con unas figuras que representaban a unas nubes de las que dos vasos bajaban a tomar agua del Henares, todo ello bajo el epígrafe latino Cælis Digna43:


De tus aguas, claro río,
Aunque corran por el suelo
Algo ha de coger el cielo.


En el año 1579, y más concretamente en el 13 de abril de este año, está fechado el documento que la villa de Meco remitió al rey Felipe II como respuesta al requerimiento de éste a todas las poblaciones englobadas en sus dominios conocido como las Relaciones topográficas, un censo, en definitiva, de sus reinos. Este documento está firmado por los vecinos de Meco Martín Sanz de Gálvez y Pedro Alonso, y avalado por el escribano público (notario) de Meco Juan Dorado. A él pertenece el siguiente fragmento44:


20.- Declararon estar la dicha villa de Meco media legua de un rio que se dice Henares, y que es buen rio, y por donde muy cerca esta de la dicha villa es enfrente de donde esta el sol a las diez antes de mediodia, y que un poco mas baxo tiene un barco que es de la villa de los Santos, y que es rio que tiene pescados peces.

21.- Declararon que en la dicha villa de Meco hay bastantemente aguas de pozos y dos fuentes, de donde se proveen, y beben; y que van a moler a molinos del rio de Henares.


También a estas Relaciones topográficas pertenece la siguiente descripción de Guadalajara45:


Pasa cerca de esta ciudad el río Henares a la parte de Puniente donde dicen el Campo (llámase esta parte el Campo pr. la llanura y espacio grande que en el ay) en tanta comodidad suia que ni es estar mui cerca con sus abenidas no le puede dañar,ni tan lejos que los vecinos con mucha facilidad no se puedan aprovechar y gozar del.


Al puente que sobre el Henares existía (y existe todavía) en Guadalajara está dedicado este comentario46:


Está sobre el río una puente de muy hermoso y fuerte edificio, con una torre alta y fuerte en medio de ella que en su demostración arguye gran antigüedad.


Para finalizar, las Relaciones hablarán también de la fertilidad de la vega del Henares en las cercanías de la capital alcarreña47:


Cerca de Henares ay abundancia de huertas pobladas de árboles y de suelo mui fecundo que se llama la Rambla.


Aunque Ciruelas no está situada a orillas del Henares sino en mitad de la larga rebanada alcarreña cortada por este río y su afluente Badiel, en la declaración que hacen los habitantes de esta localidad en las Relaciones aparece descrito no obstante el primero de ellos con las siguiente palabras48:


Es un río de continuo corro y no es caudaloso ni tampoco dexa de llevar agua.


En Azuqueca de Henares las Relaciones hablarán también de las riberas del río49:


Hay una heredad de dehesa o huerta que se llama Acequilla ques en la ribera de Henares, (...) la cual heredad toma la mayor parte que hay en este término del río.


Muy en el estilo descriptivo y escueto de las Relaciones nos encontramos con ésta, perteneciente a Alovera50:


Por estas dichas cañadas baxan á abrebarse al dicho río henares los ganados que pasan de cañada por el camino Real de alcalá a guadalaxara y los ganados de este dicho lugar y de los lugares comarcanos.


Por último, tenemos el comentario correspondiente a Torrejón de Ardoz51:


Muchos beben del rio Henares al acarreo por ser las aguas de los pozos salobres.


Ahora no sería nada recomendable hacerlo, por supuesto. Luis Gálvez de Montalvo, nacido en Guadalajara en 1549, se formó como escritor gracias al mecenazgo de don Íñigo López de Mendoza, cuarto duque del Infantado. Al igual que Cervantes, Gálvez de Montalvo también tomó parte en la batalla de Lepanto, y también de forma similar al escritor alcalaíno (y a tantos otros de su época) Gálvez escribió una novela pastoril que, con el título de El pastor de Filida52, apareció publicada en 1582. Aunque en la actualidad resulta difícil de enjuiciar, al menos para un profano, la valía de una obra perteneciente a un género tan pasado de moda como es el pastoril, si nos guiamos por el criterio de un crítico tan documentado y tan exigente como Cervantes habremos de convenir que El pastor de Filida es una buena novela, puesto que el autor del Quijote la salva con comentarios elogiosos en la famosa purga de la biblioteca del hidalgo loco. La primera referencia al Henares aparece al principio de la novela, cuando el autor escribe que todos los ríos se rendían al protagonista, el pastor Mendino53:


Sólo el felice Tajo resonaba, y lo mejor de su son era Mendino, cuya ausencia sintió de suerte Henares, su nativo río, que con sus ojos acrecentó tributo a las arenas de oro.


Más adelante sabremos de los amores de los pastores54:


Pidió luego por mujer a la hermosa y discreta Albanisa, viuda del próspero Mendineo, hija del generoso rabadán Coriano, que en la ribera del Henares.


Y también55:


Esta famosa empresa consiguió Padileo, y en conformidad de los deudos de una y otra parte, partió del Tajo, acompañado de los mejores rabadanes dé, y el mismo Mendino, que muy deudo y amigo era de la gentil Albanisa, y desposado y contento, con el mayor gassajo y fiesta que jamás e vido entre pastores, volvió del Henares con la cara esposa, enriqueciendo de beldad el valor el Tajo y su ribera.


Siguiendo con los tópicos habituales de este género literario, pronto nos encontraremos con la descripción de una fiesta a orillas del Tajo56:


Paréceme que de España lo mejor se recoge en estas selvas. Esso puedes creer, dixo Finea, que aunque lo natural dellas es bueno, todos essos ricos pastores que hoy has visto y essas pastoras de tanta gracia y hermosura, cuál es del Ebro, cuál del Tormes, Pisuerga, Henares, Guadiana, y algunos de donde, mudando nuestro Tajo el nombre, se llama Tejo.


La siguiente alusión al Henares aparece cuando Siralvo, uno de los pastores, cuenta a los demás su origen57:


Mis abuelos y padres, trasladados al Henares, me criaron en su ribera, y de allí yo, por favorable estrella, bebo las aguas del Tajo.


Y también con ocasión de una competición poética entre los pastores58:


En cuanto dixo Silvia: Será para Filida el soneto. Sólo esto me descontenta de Siralvo, ser tan demasiado altanero: en el Henares a Albana, en el Tajo a Filida; a otra vez que se enamore será de Juno o Venus.


Por último, vuelve a aparecer citado el Henares en la siguiente conversación59:


Pésame que Mendino te dé ocasión de quexarte aunque ya tú le conoces; bien sabes a quién amó en el Henares, y en apartándose en lo que se entretuvo, y que apenas murió Elisa, cuando se ocupó en otras partes, que antes de llegar a ti tuvo muchas leguas de mal camino.


Corría el año 1584 cuando se publicó en Alcalá el Romancero hystoriado, con mucha variedad de glosas y Sonetos y al fin una floresta pastoril, y cartas pastoriles60 obra del escritor Lucas Rodríguez, personaje vinculado como tantos de su época a la universidad alcalaína. A ella pertenece esta primera estrofa de un romance pastoril61:


Orilla del sacro Henares
apacienta su ganado
Persio pastor sin ventura
y del amor lastimado.


El romance continúa haciendo un canto pastoril hasta que vuelve a citar al río con las siguientes palabras62:


Bien me acuerdo que dezias
en este florido prado,
que primero faltaria
este pasto acostumbrado
y se secaria el rio
yendo a beber tu ganado.


Retornamos a la literatura de viajes con la obra de Henri -o Enrique- Cock, un holandés afincado en España -era miembro de la Guardia Real- autor de dos textos en los que aparece citado el Henares. El primero de ellos está fechado en 1585 y pertenece a la obra Anales del año ochenta y cinco, describiendo las ciudades de Alcalá y Guadalajara63:


Habiendo oido misa, se fue adelante después de comer y vino en Alcalá, villa situada al norte del río Henares, de donde hasta ahora tiene su nombre de Alcalá de Henares. (...) Hacia Mediodía, pasado el río, se ven unas ruinas a las cuales llama el pueblo Alcalá la Vieja, y afirman que en otros tiempos estuvo aquí la ciudad.

 (...)

Acabada la devoción que las infantas tenían a los santos patronos de esta patria, y habiendo visitado el sepulcro del santo Fray Diego, los reales Personajes de Alcalá se fueron a Guadalajara, ciudad puesta sobre el mismo río Henares. (...) Esta ciudad es una de las diez y seis que hacen las Cortes de Castilla, vulgarmente llamada Guadalajara, y es nombre arábigo, que en romance quiere decir río de piedras. Tiene al río Henares hacia el norte al pie de los collados en que la ciudad está situada.

(...)

Delante de la ciudad corre el río Henares, el cual, nacido en el Heno, cerca de Medinaceli, se desagua en el Tajo. Pásase por un puente de piedra hasta el arobal, y de allí se sube por calles muy estrechas hasta la casa de la ciudad, dejando el Palacio del Duque del Infantado a la mano derecha hacia el poniente.


El segundo es la Iornada de Tarraçona64, una descripción del largo viaje que el rey Felipe II realizó a Tarazona con motivo de las Cortes que tuvieron lugar en esta ciudad aragonesa en el año 1592, al cual asistió Cock en calidad de acompañante. A la vuelta a Madrid por la localidad soriana de Almazán, camino de Atienza por los altos de Barahona, una enfermedad del príncipe obligó a la comitiva a recalar en esta villa65:


Su Magd se detuvo en Atiença algunos días, hasta que, passada la pasqua de Navidad, convalescido el Príncipe, vino por ciertas jornadas á Madrid, pasando por Eras, casa de plazer y recreacion de los duques del Infantado, situado en la ribera de Henares, junto al monasterio y abadía de Sopetran, de la orden de Sant Benito.


La siguiente escala es Jadraque, descrita con estas palabras66:


Villa pequeña del duque del Infantado, puesta en una rinconada de sierra, y tiene un hermoso castillo quadrado, labrado todo de piedra blanca, que dá hermosa vista. (...) Desde allí se sube a la tierra y se descubre una grande llanura con la corriente del Henares, y paresce de lexos la villa de Cogolludo.


Y de allí a Hita67:


Tiene buena vezindad y comarca de mucho pan y vino. Desde la villa fuymos baxando hasta Eras, casa recreación del Duque en la ribera de Henares, que passamos un poco adelante el mismo río con los cavallos, y antes que anochesciesse con buen rato venimos a dar en Yunqueras.


La última referencia seleccionada es la que alude al viaje entre Guadalajara y Alcalá68:


Púsose la compañia en órden y tomó su camino adelante, hasta que a dos leguas pasó por junto la ciudad de Guadalajara, y haziendo allí otras quatro leguas sin descansar, vino despues de visperas en la villa de Alcalá de Henares, ansi nombrada del rio que passa, por otras villas que tienen semejante nombre de Alcalá Los Romanos llamavan esta villa Complutum, y era en tiempos viejos obispado, como paresce por la division de Constantino, aunque estuvo en otra parte al passar del rio, como se vee por las ruynas, que aun parescen.


Mucho más lejos llegaría Bernardo González de Bobadilla al ambientar una novela pastoril en las mismas riberas del Henares. Esta obra, titulada precisamente Primera parte de las ninphas y pastores del Henares69, sería impresa en 1587 en Alcalá y, más concretamente, en el taller de Juan Gracián. Una reedición en facsímil de esta obra, realizada por la Biblioteca Pública Insular de Las Palmas de Gran Canaria en 1978 nos permite acercarnos a la obra de este poeta canario que situó en nuestro río el escenario de su novela a pesar de que, como él mismo dice en el prólogo de la misma, no llegó a conocerlo con sus propios ojos aunque sí que llegaron a sus oídos tantos loores de su río, tan maravillosos cuentos de la tierra y tantas alabanzas de la hermosura de las damas de las tierras bañadas por el Henares que no tuvo otro remedio -nos dice- que ubicar en el mismo la acción de su novela.

Anécdotas aparte, lo cierto es que esta obra contiene un gran número de referencias interesantes para nosotros tal y como ocurre en el segundo terceto del soneto que Melchor López de Contreras dedica al autor del libro, estrofa que dice lo siguiente70:


Recibe con aplauso Henares sancto
el verso mas illustre que ha salido
de vn alto ingenio, do el saber se esmalta.


Ya en el prólogo, el propio González de Bobadilla explica la razón por la que eligió precisamente al Henares a la hora de ambientar su novela71:


Al qve me preguntare la causa que me mouio a querer en este mi pobre librillo tomar por blanco y principal intento, el procurar dezar algo de lo mucho que ay en la discreta gente que tiene su morada en las partes que riega Henares, rio apazible y poco en escripturas celebrado, por la falta de conoscimiento de escriptores.


Por fin, la novela comienza con estas palabras características del género pastoril72:


En las vmbrosas riberas que el apazible Henares con mansas y claras olas fertiliza, andaua el pastor Florino mas cuydadoso de alimentar el fuego que en su coraçó se criaua, que de apacentar su ganado por las viciosas y regaladas yeruas de los floridos prados.


Pero Florino no es feliz, ya que padece mal de amores73:


Pues desseas saber el nombre de la que tan fuerte guerra me haze, sabras que es aquella cruel y desamorada Roselia, en cuya presencia se suelen reuestir los verdes prados de nueuas y vistosas flores, y Henares ensoberuecer sus olas, los sotos sacudir las ramas de sus alamos.


No podían faltar en una novela pastoril poesías como la que sigue74:


Al tiempo que la alegre primauera
los anchos campos viste de verdura
por la fresca ribera
de Henares, se apresura
mi nimpha temerosa y sin aliento
luchando aprissa con el blando viento
que qual medrosa cierua
de mi va huyendo por la verde yerua.


Poesía que continúa de la siguiente manera75:


Ay de mi no te hieran los abrojos
detente Nimpha que yo ser no quiero
causa de tus enojos
que pues de ti no espero
remedio y te desdeñas de esperarme
descansa ya que aqui quiero sentarme
cabe el vmbroso Henares
quiça se dolera de mis pesares
Henares apazible y caudaloso
pues la cruel Roselia te mejora
y su semblante hermoso
tanto te lustra y dora
quando se moja en tu veloz corriente
agora con tus aguas me consiente
si quiera refrescarme
pues me vees en amor viuo abrasarme


Un largo lamento del protagonista Florino enternece no sólo a sus compañeros, sino también al propio río76:


Henares repressando su acelerada corriente hauia estado escuchando lastimas tan dolorosas, los vientos estauan en calma sin atreuerse a bullir en toda aquella comarca.


También podemos encontrar en este libro una descripción de la noche tal como sigue77:


En este tiempo la noche illustrada con los blancos rayos de la celestial Diana tenia puesto silencio a los mortales y combidaua a las alimañas yr a recogerse a sus choças y a las parleras ranas a hinchir con su ronco canto a las risueñas alamedas del fresco Henares.


El libro segundo de los seis que componen la novela se inicia a su vez con estas palabras78:


La dulce alua de la aurora descubria su rosado semblante esclareciendo los sotos y florestas del honoroso Henares quando con pressuroso passo la aldeana Farmenia yua buscando a su hijo Florino.


La madre, huelga decirlo, ve con malos ojos que su hijo abandone sus labores pastoriles impulsado por el amor; por este motivo, no ve mejor manera de lograr sus objetivos que enviar al atribulado Florino a las riberas del Tormes, lejos pues de su amada, en un intento de hacer que acabe olvidándose de ella. El enamorado pastor, lógicamente, no está en absoluto de acuerdo con el mandato materno, como demuestra en este fragmento de la poesía en la que se despide de su querido río79:


A Dios piadoso Henares a mi llanto
sino es de ti de otro nunca oydo,
a Dios vmbrosos alamos que tanto
calor en vuestra sombra he despedido.


Es habitual que las novelas pastoriles del Renacimiento tengan un embrollado argumento con amores cruzados y no correspondidos; veamos ahora cómo se lamenta, también en verso, una de las ninfas del Henares que dan título a la novela80:


Henares a su llanto estaua atonito
y repressaua su corriente rapida,
y se hallauan escritas en los alamos
las penas de Melampo duro, y rigido.


Idéntico sentido tiene la siguiente cita en la que cambian los personajes, mas no el sentido de la misma81:


Y quando da su luz la aurora sancta
con amorosos dichos te saludo
de alegres lloros, con pujança tanta
que embueltos en dolor fuerte y agudo
saliendo van con tan veloz corriente
que la de Henares ser mas grande dudo.


Hay que dar un salto hasta el cuarto libro para encontrar una nueva referencia al Henares con motivo del funeral de uno de los personajes, cuando su hermano entona una larga canción fúnebre a la que pertenece el siguiente fragmento82:


Vereys aquel vmbroso y verde prado
de puro sentimiento marchitarse
y a Henares con corriente mas crecida
dar señal conocida
de la muerte temprana, y la arboleda
que corona de Henares la ribera
con pena lastimera
secarse aprissa, sin que el agua pueda
reuerdecer, ni dar algun aliento
por tener este mesmo sentimiento.


En ocasiones los personajes del libro lanzan afirmaciones tan seguras como sus emociones83:


Pues estoy cierto de mi que primero Henares atras boluera su corriente, que yo mi intento y destino.


Un altercado con la justicia se saldará, ya en el libro quinto, con una desagradable sorpresa84:


Desto començaron los mas a reyrse, aunque despues vino la risa a parar en lloros de algunos que alli presentes estauan, por veer que o sus parientes, o amigos que por aquella leue causa estauan presos, vinieron a ser desterrados de su populosa y natiua ribera de Henares.


Es típico de las novelas pastoriles mezclar las situaciones reales con las mitológicas, como ocurre con esta súplica que una de las ninfas dirige al dios Apolo85:


Sagrado padre y hermosissimo Apolo, yo te ruego humildemente, que des licencia a este pastor que desde la ribera de su rio Henares, me ha seguido hasta nuestro sancto Monte, para que por el libremente se pueda passear, y gozar de la frescura y dulçor de sus cristalinas aguas.


No falta tampoco una alabanza a las tierras regadas por el Henares que, a decir del autor, son fecundas en personajes importantes86:


Pues yo te prometo, que en ingenio tan subido y habilidad lleuan la prima a muchos de los muy famosos, y que en el poco espacio, por do Henares sus cristales vierte, nacen tan cendrados entendimientos que harto tenemos por aca de celebrarlos, y encomendar a la perpetua memoria.


Volvemos a encontrarnos con las ninfas en el siguiente diálogo87:


Sacras hermanas podeys asseguraros de su recato y buen termino que pastor es nacido en la deleytosa ribera de Henares, rio merecedor de ser celebrado, a do nuestro padre Apollo ha querido muchas vezes transplantar nuestra morada habitacion, segun esta cercado de frondosas arboledas.


Desterrado en las riberas del Tormes, el pastor Florino dará rienda suelta a su añoranza de las orillas del Henares88:


Vn dia pues yua Florino por los llanos de Zurguen, reboluiendo en su pensamiento los passatiempos que entre las arboledas y espessuras de Henares con otros pastores gallardos solia tener...


Pero no todo serán sinsabores para Florino en las lejanas tierras salmantinas; también contará con el apoyo de los numerosos pastores llegados desde lejanos lugares89:


Todos pastores conocidos, (...) le començaron a dar la norabuena de su venida, no porque le conociessen, mas por ser ya recebida costumbre, para conseruar mejor la paz y conformidad de todos los ganaderos y zagales de tierras diuersas, que de las riberas del caudaloso Betis, Pisuerga, Henares y Tajo van a las orillas de Tormes, al fin del otoño para passar a estremadura.


A pesar de todo, el desterrado Florino no podrá olvidarse de su tierra máxime cuando se encuentra con un peregrino que le da noticias de la misma90:


Respondio con mucha mesura y paciencia, que (...) venia principalmente de guardar ganado en las riberas del caudaloso Henares.


También habrá canciones entre los pastores, como ésta que entona Florino91:


Quando con claros matices
la sacra y rosada aurora
 a las riberas de Henares
pule, exmalta, pinta y dora.


Pero al final el amor triunfará y los dos enamorados, Florino y Roselia, podrán al fin ser felices. Veamos esta última referencia al Henares, aparecida casi al final de la novela92:


Con esta ansia yua con sus ouejuelas vna mañana, quando viera Roselia opuesta a los claros rayos del Phebo que distinguirse no podia de quien mas viuos resplandores resultauan, del cielo, o de su puro rostro, segun a la par resplandecian, y reuerberaban en las aguas de Henares.


Y esto es todo lo que ha dado de si, que ciertamente es bastante, la novela Nimphas y pastores de Henares, condenada por cierto a la hoguera por Cervantes en el famoso escrutinio de la biblioteca de don Quijote. Independientemente de criterios sobre su calidad literaria, lo cierto es que una obra de estas características no podía dejar de ser recordada en este trabajo.

Dos años más tarde, en 1589, y en el mismo taller de impresión de Juan Gracián, aparecería la Vida y muerte y milagros de S. Diego de Alcalá en octava rima... Con las Hieroglyphicas y versos que en alabança del Sancto se hizieron en Alcalá para su processión y fiesta93, obra escrita por fray Gabriel de la Mata. En ella se describen los epigramas jeroglíficos escritos en los altares erigidos en las calles alcalaínas durante la procesión celebrada con motivo de la canonización de San Diego y que, en lo que respecta al colegio mayor de San Ildefonso, eran los que siguen94:


Estaua pintado el Río Henares y en él el pez Monacus que se prende en el clavo de los pies de una Cruz, que como ançuelo viene de lo alto en un sedal, que de una caña cuelga, la qual en lo alto tiene un braço asida de la mano, como que está pescando, en lo alto esta letra Latina: Crux charitatis homus. Y abaxo esta letra Española:

Como ya os conoce Dios
os ha puesto por ançuelo
Cruz por do subays al Cielo,
pues baxó a la Cruz por vos.

Un grandissimo hombre tomado por Henares tendido entre mucha juncia, y debaxo del braço sale una tinaja vertiendo agua y sangre, tiene estos versos latinos:

Ille ego qui rubro sum quondam sanguines rinctus,
Iam modo collectis multiplicabor aquis.

Crecerme hizo en un tiempo
la roxa sangre inocente,
y oy siento nueva creciente.


También describe fray Gabriel los jeroglíficos del altar erigido por los jesuitas95:


El río Henares, en que se figuraua toda la tierra de Alcalá, presentando el sancto todo lo bueno que tenía con este Soneto:

Tomad Diego, lo que ay en la ribera
por donde yo me espacío, y me passeo
pobre en su estima, y rico en mi desseo
que diera mucho más, si más tuuiera.

Flores de la temprana primauera,
y del Otoño el prouechoso arreo,
el agua claro espejo en que me veo,
y de miel en su nativa y casta cera.

Pobre es el don, más harto da el que ofrece
lo que en su fuerça y su caudal alcança,
y quien a sí se da todo lo ha dado.

Lo que a mi falta, y vuestro honor merece
la mano liberal y gran pujança
del gran Philippo lo dará colmado.


Más adelante fray Gabriel escribe una larga poesía que él llama canción primera, de la cual están aquí recogidas la primera y la última estrofa96:


Despertando al ruydo
que en su ribera andaua
leuantó el sacro Henares la cabeça,
y vió el campo estendido
que la gente estrechaua
repartidos por ranchos, pieça a pieça,
pero con gran presteza
viendo que deste caso
era la causa Diego,
trocó su turbación en gran sossiego
y deteniendo el graue y lento passo
contó una dulce historia,
que estuuo fresca siempre en su memoria.

(...)

Con esto acabó el río
y con serena frente
que entre las verdes ouas descubría
buelto al aluergue frío
de la mansa corriente
que la espaciosa vega diuidía,
cerrándose ya el día,
al punto se retruxo
al humido aposento
do puso su tridente antiguo assiento,
y escondido con presto somorgujo,
al agua diuidida
quedó de blanca espuma guarnecida.


Con motivo de este magno acontecimiento, que tanta importancia tuvo en la Alcalá de entonces, se convocaron varios certámenes poéticos todos los cuales tenían como objetivo resaltar la figura del santo franciscano. A las obras presentadas al convocado por el propio convento de San Diego pertenece la siguiente estrofa de un anónimo terceto97:


Al cielo suban los deuidos loores
y en vuestra dulce fiesta santo Diego
ofrezca Henares agradables flores.


Por su parte, al convocado por la universidad presentó una canción y un soneto el conocido poeta Lupercio Leonardo de Argensola, los cuales en la obra de fray Gabriel de la Mata aparecen como anónimos. A la pluma de este poeta renacentista pertenecen, pues, los siguientes versos98:


Mas, pues se me permite que yo cante
entre los cisnes del famoso Henares
es mucho si de humilde te preciares.


Confieso honradamente que nunca he podido ver cisnes en el Henares, por lo que supongo que se tratará de una simple licencia poética. Continuamos ahora con la obra de un personaje, Luis Cabrera de Córdoba, que amén de militar, hombre de estado e historiador (a él se le debe una notable Historia de Felipe II), fue también un poeta influido por Garcilaso y Góngora. A su pluma se debe la Laurentina, una larga composición escrita en octavas reales hacia 1590, en la que se describen de una manera bastante idealizada todos los Reales Sitios. Una parte de esta obra está dedicada obviamente a Aranjuez, y en ella se describe la cercana confluencia del Jarama con el Tajo en clave de incruenta batalla en la que el Tajo resulta finalmente vencedor de un Jarama engrosado con las aguas del Henares99:


Y las del grave Tajo vencedoras
a Jarama su propio nombre quitan;
y, como de otras tales domadoras,
el acabar aquesto facilitan;
y, aunque de las Henares poseedoras,
su justa pretensión no les evitan;
y así el dichoso Tajo va triunfando,
a todos en su urna acomodado.


En uno de sus últimos artículos publicados antes de su prematura muerte, Pedro L. Ballesteros recogía la descripción de Alcalá que en 1595 hizo el fraile dominico Juan de Marieta en su libro Tratado de las fundaciones de las Ciudades y villas principales de España..., que formaba parte de una Historia eclesiástica de los santos de España en un intento del autor, a decir de Ballesteros, de vincular las hagiografías con las poblaciones a las que sus santos titulares habían presuntamente protegido. Aunque la descripción está dedicada a Alcalá y a su santoral, también aparece citado el Henares100:


Alcalá de Henares. Villa del Arzobispado de Toledo, según el sitio y funda antigua fue de los Romanos. En tiempos del emperador Trajano o a lo menos en su tiempo, ya había esta población junto a la ribera del río Henares, como lo muestran los letreros de la piedra que llaman la barca de los Santos, y en otra que está en un despoblado tres leguas de allí, que se llama Valtierra, media legua de la villa de Arganda.


Terminan el capítulo y el siglo con una nueva descripción de un viajero extranjero, el alemán Jakob Cuelbis, que recorrió nuestro país en 1599. La descripción que hace de Alcalá y de su río no puede ser más escueta; de hecho, es casi telegráfica. Leámosla101:


Alcalá de Henares.

Cuatro leguas de Guadalaxara y passa el río de Henares los muros desta ciudad. Antiguamente se llamó Complutum. Es una de las maiores villas de Castilla y está puesta agora desotra parte del río Henares a muy poco derecho del primero sitio donde fue Alcalá vieja.




NOTAS


1 MÜNZER, Hieronymus. Viaje por España y Portugal. Col. El espejo navegante, nº 8. Ed. Polifemo. Madrid, 1991. Pág. 281.

2 LALAING, Antoine de. Citado por Pedro Luis Ballesteros Torres en Alcalá de Henares vista por los viajeros extranjeros (siglos XVI- XIX). Brocar, Asociación Bibliófila y Cultural. Alcalá de Henares, 1989. Pág. 18.

3 LALAING, Antoine de. Citado por José García Mercadal en España vista por los extranjeros. Viajes por España y Portugal. Ed. Aguilar. Madrid, 1952. T-I, pág. 429.

4 COLÓN, Hernando. Itinerarios y cosmografía de España. Citado por Manuel Criado de Val en las actas del III Encuentro de historiadores del valle del Henares. Guadalajara, 1992.

5 Op. cit. Relación 3.664. Págs. 209-210.

6 Op. cit. Relación 4.831. Pág. 210.

7 Op. cit. Relación 4.832. Pág. 210.

8 Op. cit. Relación 4.841. Pág. 209.

9 Op. cit. Relación 4.881. Pág. 211.

10 Op. cit. Relación 4.892. Pág. 209.

11 Op. cit. Relación 4.903. Pág. 210.

12 Op. cit. Relación 5.139. Pág. 211.

13 NAVAGERO, Andrés. Viaje por España (1524-1526). Traducción y notas de Antonio Mª Fabié. Ed. Turner. Madrid, 1983. Pág. 23.

14 BRONSEVAL, Claude de. Viaje por España: 1532-33 (Peregrinatio hispanica). Centro de Estudios Ramón Areces. Madrid, 1991.

15 Op. cit., pág. 151.

16 Op. cit., pág. 209.

17 Op. cit., pág. 209.

18 Op. cit., pág. 211.

19 Op. cit., pág. 211

20 MALDONADO, Juan. La revolución comunera. Edición a cargo de Valentina Fernández Vargas. Ediciones del Centro. Madrid, 1975. Pág. 90.

21 BARREIROS, Gaspar. Citado por Pedro Luis Ballesteros Torres en Alcalá de Henares vista por los viajeros extranjeros (siglos XVI- XIX). Brocar, Asociación Bibliófila y Cultural. Alcalá de Henares, 1989. Págs. 25-26 y 27-28.

22 BARREIROS, Gaspar. Citado por Pedro Olea Álvarez en Los ojos de los demás. Viajes de extranjeros por el antiguo obispado de Sigüenza y actual provincia de Guadalajara. Librería Rayuela. Madrid, 1998. Pág. 57.

23 Op. cit., pág. 61.

24 Op. cit., pág. 64.

25 MEDINA, Pedro de. Obras de Pedro de Medina. Colección y prólogo de Ángel González Palencia. Col. Clásicos Españoles, nº1. C.S.I.C. Madrid, 1944. Pág. 123.

26 ANÓNIMO. Citado por Isabel Alastrué Campo en Alcalá de Henares y sus fiestas públicas (1503-1675). Col. Ensayos y Documentos, nº 9. Universidad de Alcalá de Henares, 1990.

27 Op. cit., pág. 81.

28 Op. cit., pág. 81.

29 LAÍNEZ, Pedro. Citado por Christopher Maurer en Obra y vida de Francisco de Figueroa. Ed. Istmo. Madrid, 1988. Págs. 30 ó 147.

30 LAÍNEZ, Pedro. Op. Cit., pág. 148.

31 LAÍNEZ, Pedro. Citado por Luis Astrana Marín en Vida ejemplar y heroica de Miguel de Cervantes Saavedra. Tomo III, págs. 193-194, nota 1.

32 FIGUEROA, Francisco. Citado por Christopher Maurer en Obra y vida de Francisco de Figueroa. Ed. Istmo. Madrid, 1988. Págs. 373 y 374.

33 ANÓNIMO. Citado por Gaspar Morocho Gayo en Cipriano de la Huerga. Obras completas. Universidad de León. León, 1990. Vol. 1, pág. 62. Vid. también Notas a un cancionero poco conocido del museo Lázaro Galdiano... de Alejandro Luis Iglesias, en Humanismo y Císter. Actas del I Congreso Nacional de humanistas españoles. Universidad de León. León, 1994. Pág. 257.

34 GÓMEZ DE CASTRO, Álvar. Citado por José Simón Díaz en Fuentes para la historia de Madrid y su provincia. Tomo I, textos impresos de los siglos XVI y XVII. Patronato José María Cuadrado. Instituto de Estudios Madrileños (C.S.I.C.) Madrid,1964.

35 Op. cit., pág. 2.

36 Op. cit., pág. 6.

37 GÓMEZ DE CASTRO, Álvar. De las hazañas de Francisco Jiménez de Cisneros. Edición, traducción y notas de José Oroz Reta. Fundación Universitaria Española. Madrid, 1984. Pág. 558.

38 RAMÍREZ PAGÁN, Diego. Citado por Christopher Maurer en Obra y vida de Francisco de Figueroa. Ed. Istmo. Madrid, 1988. Págs. 33 y 34.

39 CAVALLI, Segismondo di. Citado por Pedro Olea Álvarez en Los ojos de los demás. Viajes de extranjeros por el antiguo obispado de Sigüenza y actual provincia de Guadalajara. Librería Rayuela. Madrid, 1998. Pág. 78.

40 Op. cit., pág. 78.

41 MORALES, Ambrosio de. La vida, el martyrio, la invencion, las grandezas y las traslaciones de los gloriosos niños martyres san Iusto y Pastor y el solemne triunfo con que fueron recibidas sus santas reliquias en Alcala de Henares en su postrera traslacion. Sus antiguedades. Alcalá de Henares, imprenta de Andrés de Angulo, 1568. Págs. 36 y ss.

42 MORALES, Ambrosio de. La Coronica General de España. Alcalá de Henares, imprenta de Juan Yñiguez de Lequerica, 1574. Pág. 94v.

43 SÁNCHEZ, FRANCISCO. Citado por Julián Fernández Díaz en Los mártires de Alcalá. Alcalá de Henares, 1920. Pág. 123. SÁNCHEZ, FRANCISCO. Citado por Julián Fernández Díaz en Los mártires de Alcalá. Alcalá de Henares, 1920. Pág. 123.

44 Citado por Francisco Javier García Gutiérrez en Historia de Meco. Ayuntamiento de Meco, 1989. Pág. 81.

45 Citado por Mª Asunción Lizarazu de Mesa en La ribera del Henares a través de las Relaciones Topográficas de Felipe II, en las actas del I Encuentro de historiadores del valle del Henares. Guadalajara, 1988. Págs. 396-397.

46 Op. cit., pág. 397.

47 Op. cit., pág. 398.

48 Op. cit., pág. 398.

49 Op. cit., pág. 398-399.

50 Op. cit., pág. 400.

51 Op. cit., pág. 401.

52 GÁLVEZ DE MONTALVO, Luis. El pastor de Filida. Colección Clásicos, nº 1. Ayuntamiento de Guadalajara. Guadalajara, 1994.

53 Op. cit., pág. 15.

54 Op. cit., pág. 28.

55 Op. cit., pág. 28.

56 Op. cit., pág. 67.

57 Op. cit., pág. 87.

58 Op. cit., pág. 99.

59 Op. cit., pág. 206.

60 RODRÍGUEZ, Lucas. Romancero historiado. Alcalá, 1582. Edición, estudio, bibliografía e índices por Antonio Rodríguez-Moñino. Ed. Castalia. Madrid, 1967.

61 Op. cit., pág. 190.

62 Op. cit., pág. 191.

63 COCK, Henri. Citado por Pedro Luis Ballesteros Torres en Alcalá de Henares vista por los viajeros extranjeros (siglos XVI-XIX). Brocar, Asociación Bibliófila y Cultural. Alcalá de Henares, 1989. Págs. 34 y 36, y por Pedro Olea Álvarez en Los ojos de los demás. Viajes de extranjeros por el antiguo obispado de Sigüenza y actual provincia de Guadalajara. Librería Rayuela. Madrid, 1998. Pág. 84-85.

64 COCK, Enrique. Jornada de Tarazona hecha por Felipe II en 1592, pasando por Segovia, Valladolid, Palencia, Burgos, Logroño, Pamplona y Tudela. Madrid, imprenta y fundición de M. Tello (1879).

65 Op. cit., pág. 83.

66 Op. cit., pág. 83.

67 Op. cit., pág. 83.

68 Op. cit., pág. 84.

69 GONZÁLEZ DE BOBADILLA, Bernardo. Primera parte de las Nimphas y Pastores de Henares. Impresa por Juan Gracián. Alcalá de Henares, 1587. Edición facsímil del Ministerio de Cultura y la Biblioteca Pública Insular. Las Palmas de Gran Canaria, 1978.

70 Op. cit., pág. 4 v.

71 Op. cit., pág. 5.

72 Op. cit., pág. 11 v.

73 Op. cit., pág. 20.

74 Op. cit., pág. 23.

75 Op. cit. págs. 23 v. y 24.

76 Op. cit., pág. 32 v.

77 Op. cit., pág. 35.

78 Op. cit., pág. 41.

79 Op. cit., pág. 43.

80 Op. cit., pág. 56 v.

81 Op. cit., pág. 68.

82 Op. cit. págs. 131 y 131 v.

83 Op. cit., pág. 145.

84 Op. cit., pág. 163 v. y 164.

85 Op. cit., pág. 170.

86 Op. cit., pág. 170 v. y 171.

87 Op. cit., pág. 171 v.

88 Op. cit., pág. 175 v.

89 Op. cit., pág. 177 y 177 v.

90 Op. cit., pág. 195 v.

91 Op. cit., pág. 197.

92 Op. cit., pág. 212 y 212 v.

93 MATA, Fray Gabriel de la. Citado por José Simón Díaz en Fuentes para la historia de Madrid y su provincia. Tomo I, textos impresos de los siglos XVI y XVII. Patronato  José María Cuadrado. Instituto de Estudios Madrileños (C.S.I.C.). Madrid, 1964.

94 Op. cit., pág. 133.

95 Op. cit., pág. 134.

96 Op. cit., pág. 134. También en la edición original, imprenta de Juan Gracián, Alcalá, 1589. Pág. 164 v.

97 Op. cit. También en la edición original, imprenta de Juan Gracián, Alcalá, 1589. Pág. 245 v.

98 ARGENSOLA, Lupercio Leonardo de. Poesías del siglo XVII. Biblioteca Nacional. Mss. 17511, fols. 16v-18. También citado por Isabel Alastrué Campo en Alcalá de Henares y sus fiestas públicas (1503- 1675). Col. Ensayos y Documentos, nº 9. Universidad de Alcalá de Henares, 1990. Pág. 195.

99 CABRERA DE CÓRDOBA, Luis. Laurentina. Citado por José Fradejas Lebrero en Geografía literaria de la provincia de Madrid. Biblioteca de Estudios Madrileños, IV. Instituto de Estudios Madrileños. 2ª ed. Madrid, 1992. Pág. 244.

100 MARIETA, Juan de. Tratado de las fundaciones de las Ciudades y villas principales de España... Citado por Pedro L. Ballesteros en Miscelánea histórica complutense. Institución de Estudios Complutenses, 2020. Pág. 227. Publicado originalmente el 28 de mayo de 2016 en el número 2.424 de Puerta de Madrid.

101 CUELBIS, Jakob. Citado por Pedro Luis Ballesteros Torres en Alcalá de Henares vista por los viajeros extranjeros (siglos XVI- XIX). Brocar, Asociación Bibliófila y Cultural. Alcalá de Henares, 1989. Págs. 38-39.





Publicado en el volumen IV-V de los Anales Complutenses (1992-93)
Actualizado el 3-6-2021