El Henares en la literatura de la Ilustración





Se inicia el siglo XVIII, en lo que a nuestro tema se refiere, con el relato del viaje que en 1701 hizo el recién designado rey Felipe V desde Irún hasta Madrid1. Bernardo José Oliver era un menorquín que acompañaba al séquito real y nos dejó escritas sus impresiones, describiendo de esta manera a nuestra ciudad y a nuestro río:


Partimos de Guadalajara y pasamos el río Henares sobre un puente, y seguimos el viaje a orilla de dicho río por un deliciosísimo llano, hasta llegar a la ciudad de Alcalá. (...) Alcalá, llamada de Henares por la vecindad del río, está situada en bellísimo llano, fue antiguamente llamado Complutum, hoy es de noble estructura, las calles son anchas y derechas; hay dos plazas con diversas fuentes, y suntuosos edificios.


En 1707 apareció publicado en Leiden, escrito en holandés y francés, el libro titulado Les Delices de l’Espagne et de Portugal, el cual sería reeditado en francés en 1715 y de nuevo en 1741, esta vez en Ámsterdam, como Annales d’Espagne et de Portugal2, ya que al texto original se le incluyó una breve historia de los dos países ibéricos. Es esta última edición la que he seguido, aunque comprobé que el texto dedicado a Alcalá era idéntico en todas ellas.

Quien firma como autor es Juan Álvarez de Colmenar, aunque todo induce a pensar que se trata de un seudónimo tras el cual se escondería un anónimo escritor francés que se habría hecho pasar por español quizás para darle más verosimilitud, aunque resulta evidente que no debió de visitar los lugares descritos, al menos en el caso de Alcalá, limitándose a copiar de otros libros; sin olvidar que entonces España se hallaba sumida en plena Guerra de Sucesión, momento pues poco apropiado para recorrer nuestro país.

En el libro se habla del Henares, no sólo en el capítulo dedicado a Alcalá sino asimismo en otros apartados. La primera vez que se le nombra es en la descripción de Castilla la Nueva, donde tras citar al Tajo, al Guadiana y al Guadalquivir como sus principales ríos, enumera a varios más a los que también considera importantes3:


Todavía está regada por algunos otros ríos, como el Xúcar, el Xarama, el Tajuña, el Henares y el Guadarrama.


Curiosa selección, puesto que incluye al modesto Tajuña ignorando a otros más largos o más caudalosos. A continuación describe brevemente a cada uno de ellos, apareciendo el Henares en estos dos párrafos4:


El Xarama toma su fuente en los montes de Atienza, pasa por Talamanca, después bajo Alcalá, donde recibe al Henares, posteriormente por las cercanías de un pueblo llamado Bayona, bajo el cual recibe al Tajuña, y se arroja una legua más allá en el Tajo en las inmediaciones de Aranjuez, aguas arriba de Toledo.

El Henares tiene su nacimiento en la sierra de Sigüenza y riega la parte norte de Castilla la Nueva, donde baña las murallas de varias ciudades que se encuentran en sus límites como Padilla, Hita, Tortosa, Guadalajara, y Alcalá de Henares la más ilustre de todas.


Aunque la descripción del curso de los dos ríos es razonablemente correcta no ocurre lo mismo con las poblaciones del segundo párrafo, ya que Hita y Padilla de Hita, además de no ser ribereñas del Henares tienen menor importancia que otras no citadas como Atienza, Cogolludo o Jadraque, al tiempo que confunde a Tórtola de Henares con la tarraconense Tortosa. Y aunque el texto original llama a todas ville, traducible en español como ciudad -nuestro término villa corresponde al francés village-, las únicas ciudades entre todas las citadas aon Sigüenza, Guadalajara y Alcalá. Bayona de Tajuña es la actual Titulcia, rebautizada a principios del siglo XIX con el nombre de esta ciudad romana al creerse, sin demasiado rigor histórico, que ésta había estado ubicada allí.

Algo más adelante, en el capítulo titulado Ciudades vecinas del río Henares -siempre bajo la flexible interpretación del término ville-, se lee lo siguiente5:


A seis leguas de Madrid se ve Arganda, pequeña población con castillo o casa de recreo, que los duques de Lerma poseyeron desde el año 1617. Más allá, remontando hacia el nacimiento del Henares, atravesamos una tierra llana, poco cultivada, y después un cerro muy alto tras el cual hay un hermoso puente sobre el río que acabo de nombrar, que lleva a la puerta de la ciudad de...


Tras el interrumpido párrafo aparece el título del siguiente capítulo, Descripción y delicias de Alcalá de Henares. El cerro al que hace alusión es el Viso, y el puente el del Zulema. El término delicias -delices en francés- hay que interpretarlo en el sentido moderno de cosas notables que ver o reseñar. La descripción de Alcalá incluye como cabía esperar varias referencias al Henares, las primeras de las cuales aparecen ya en los dos primeros párrafos6:


Alcalá es una ciudad bastante antigua, que los latinos llamaron Complutum; en los primeros siglos del cristianismo en España se le dio el nombre de Alcalá de San Justo por un santo varón que había sufrido el martirio con su hermano San Pastor, cerca de los muros de esta plaza, bajo un prefecto romano, llamado Daciano. Posteriormente abandonó este nombre para tomar el de Henares, que corre por sus murallas, y lo mantuvo para distinguirse de otra Alcalá que está en los límites de Andalucía y Granada.

Está situada al borde del Henares, en un llano muy agradable. Su forma es ovalada, más larga que ancha, las calles son bonitas y bastante rectas.


La otra Alcalá a la que se refiere es Alcalá la Real, situada en un lugar estratégico a mitad de camino entre el valle del Guadalquivir y la vega de Granada. No obstante hay muchas más Alcalás, alrededor de una veintena y alguna también importante como Alcalá de Guadaira, por lo que sorprende -a estas alturas ya no tanto- el desconocimiento del autor. Más adelante, una vez descrita la ciudad, habla brevemente de sus alrededores7:


El terreno en torno a Alcalá, regado por el Henares, es muy fértil y hermoso, estando bien cultivado; en cambio más allá está seco y estéril, sin que se vean ni árboles ni verdor por falta de agua. En particular los prados alcanzan una gran importancia, y si hemos de creer a algunos escritores es de ellos de donde el río tomó su nombre de Henares, palabra española que significa pila de heno, porque se recoge en abundancia en las orillas. También se produce buen grano y muy buen vino moscatel, y se comen melones muy sabrosos.


En realidad el Henares no debe su nombre al término latino Faenarius, presuntamente derivado de heno, sino del árabe al Nahr que significa el río. Tras terminar con Alcalá Álvarez de Colmenar pasa a hablar de Guadalajara, por lo que el Henares vuelve a estar presente8:


Río arriba remontando el Henares, a cinco leguas y media de Alcalá, Guadalajara ostenta el título de ciudad desde el año 1460, cuando se lo concedió el rey Enrique IV. Está situada en la orilla de este río, en un lugar algo accidentado y alto; fue antiguamente residencia de la casa de los Mendoza y de los Duques del Infantado, quienes tenían allí un magnífico palacio y unos hermosos jardines.

Algunos autores han escrito que los moros la llamaron en su lengua Guadalajara queriendo decir agua o río de las Piedras, pero se equivocan: esta ciudad se llamaba en tiempos de los romanos Arriaca o Carraca y estos infieles le dieron el nombre de Guadal-Arriaca, de donde por corrupción vino Guadalajara. Esta ciudad tomó su primer nombre de los caracitanos, que se hicieron famosos en la antigüedad por una estratagema de Sertorio.

Este valiente romano, retrocediendo ante Metelo, que lo presionaba con fuerza, acampó a orillas del río Tagonio o Henares en tierras de los caracitanos, que siendo todavía medio salvajes no tenían otras viviendas que las guaridas y las cavernas de la vecina montaña.


Aunque en el siglo XVIII Guadalajara se atribuía ser la sucesora de la antigua Arriaca, esta teoría está hoy en día desestimada dándose como hipótesis más probable su ubicación en el término municipal de Driebes, a orillas del Tajo, lo cual explicaría la extraña confusión de nombres del último párrafo, un error repetido una y otra vez en textos antiguos a los que Álvarez de Colmenar indudablemente copió. La siguiente población descrita es Brihuega y, aunque ésta está bañada por el Tajuña, nos encontramos de nuevo con el Henares cuando el autor describe el camino de retorno de Brihuega a Guadalajara9:


Para volver a Guadalajara, por encima de esta ciudad siempre remontando hacia el nacimiento del Henares, pasamos por Tortosa, un pequeño pueblo que no debe confundirse con otro Tortosa, que es un pueblo importante de Cataluña.


El párrafo no tiene desperdicio. Actualmente el camino más directo para hacer este recorrido es por la autovía A-2, sucesora de la anterior N-II que a su vez seguía el trazado del camino real Madrid-Zaragoza ya existente en el siglo XVIII, el cual no pasaba -ni ahora lo hace la autovía- por la localidad de Tórtola de Henares que, pese a su nombre, no se encuentra a orillas del río sino a cuatro kilómetros de éste. Puesto que entre Tórtola y Fontanar existe una carretera local que cruza el Henares, la única interpretación posible del itinerario propuesto es que desde Brihuega fuera a Torija y, en lugar de tomarallí el camino real, cruzara por caminos de herradura, actualmente carreteras locales, hasta Tórtola para ir desde allí a Fontanar cruzando el Henares, tomando finalmente el antiguo camino medieval que discurría paralelo al curso del río hasta llegar finalmente a Guadalajara; un extraño y tortuoso recorrido incluso para la época y difícilmente recomendable por alguien que conociera el terreno.

No quedan ahí los dislates. La ruta que discurre de Brihuega a Guadalajara siempre sigue, con independencia del itinerario elegido, el sentido descendente del Henares, por lo cual la afirmación “siempre remontando hacia el nacimiento del Henares” es justo la opuesta de la real. Para rematar la faena el autor vuelve a confundir Tórtola con Tortosa, lo que indica una vez más que no sólo se limitó a copiar textos españoles presumiblemente antiguos, lo que explicaría la falta de mención al camino real, sino que ni siquiera debió de molestarse en cotejar un plano de su época.

Terminamos con Sigüenza. Tras una breve descripción de la ciudad y de su catedral, aparece por última vez nuestro río10:


Esta ciudad está situada a los pies del monte Atienza sobre un cerro, cuyos pies están bañados por el río Henares que tiene su nacimiento cerca de allí.


Aunque aquí afina bastante más, lo que no cuadra ahora es el “monte Atienza”, dado que esta localidad se encuentra a treinta kilómetros largos de distancia de Sigüenza. En fin, no es cuestión de pedirle peras al olmo.

Es preciso dar un salto hasta 1714 para encontrarnos con una obra publicada en Alcalá, aunque correspondiente a un certamen literario promovido en Guadalajara con motivo del prematuro fallecimiento de la reina María Luisa de Saboya, primera esposa de Felipe V. El título completo de la obra es Lagrimas de reverente amor, y tristes sentimientos, de la Illvstrissima y Antiqvissima civdad de Guadalaxara: en la muerte y funebres exeqvias, de nvestra inclyta Reyna, y Señora. Doña Maria Luisa Gabriela Emanvel de Saboya11, y en ella se continúa con la tradición barroca de conmemorar de esta manera los acontecimientos importantes bien fueran éstos motivo de celebración o, como es este caso, de duelo.

Aunque el autor de esta obra es anónimo, en la misma se recogen aportaciones de otras personas que colaboraron en la celebración de las exequias, como es el caso de fray Ángel de la Purificación, un religioso carmelita descalzo que compuso dos jeroglíficos que, junto con otros, se expusieron en la iglesia -hoy concatedral- de Santa María de Guadalajara. A uno de estos dos jeroglíficos pertenecen las siguientes quintillas12:


Notò bien el Doctissimo Salazàr, que à ninguna Region, de quantas tiene el Orbe, es inferior el Poetico numen nuestra Provincia Carracense: pues parece, que las aguas de el Cristalino Nares son de la Elicona vena, que influyen en tanto canoro cisne metricas suavidades, y conceptos numerosos.


Tras la parte propiamente poética del libro, en la que se recogen obras de diferentes autores, el anónimo recopilador comenta lo siguiente a modo de colofón13:


De esta suerte endecharon los canoros Cisnes de nuestro Helicóntico Nares, la temprana muerte de nuestra amada Reyna: estas fueron las tristes expressiones de el dolor, que se leyeron aquél dia, repetidas por los Angulos del Tumulo, y el Templo.


Ciertamente, resulta un tanto rebuscado. Continuamos ahora con una de las obras clásicas de la historiografía complutense, la Historia de la ciudad de Compluto14 del alcalaíno Miguel de la Portilla y Esquivel, publicada en esta ciudad entre los años 1725 y 1728. En realidad, y a pesar de su fecha de impresión ya bastante entrado el siglo, no nos encontramos frente a una obra ilustrada sino, antes bien, con un libro escrito en el más puro estilo barroco por más que fuera redactado cuando este movimiento cultural se batía ya en franca retirada... Pero aunque no estilísticamente, lo cierto es que la obra de Portilla sí pertenece cronológicamente al siglo XVIII, razón por la que es preciso consignarla aquí.

Como es natural, en una historia de Alcalá no podían faltar las referencias a su río, redactadas por cierto con la ampulosidad propia del barroco tardío; y así, en la primera parte ya nos encontramos con esta primera referencia dedicada precisamente al nacimiento del Henares15:


Caminemos à la Celtiberia antigua, dónde hallarèmos la muy Insigne Ciudad de Siguença, Silla de Obispado, y Universidad no de las màs modernas; à cuya parte oriental, distante una legua, lleva un Prado abundancia de Heno, junto à la villa de Orna; y en él nace un Rio, aquien el Heno, en Latin Faenum, diò el nombre de Faenarius en el tiempo de los Romanos; y nuestro vulgar Romance pronuncia Henares. (...) Nuestro Henares pues (à quien Bernardo Perez de Bobadilla celebrò en su libro de Ninfas y Pastores de Henares) haze su curso desde entre Oriente, y Norte, ladeandose siempre al Austro; pero absolutamente su carrera es de Oriente à Poniente; prerogativa especial de algunos Rios de España.


Continúa luego Portilla haciendo una descripción de varias villas de la actual provincia de Guadalajara, todas ellas ribereñas del Henares, para hablar a continuación de alguno de los afluentes del mismo16:


Y à dos leguas de Espinosa el Rio ò Arroyo Sorbe reconoce el primero en vasallaje al Henares entrando en èl por la derecha, y à poca distancia entra por la izquierda el Vadièl, junto à la villa de Yunqueras (bien que los practicos en aquel parage no conocen sino el arroyo Valdayona, y un Mapa moderno dize lo primero) y de aqui à dos leguas, inclinandose àzia el Austro, consigue el ya opulento Henares, ver la Novilisima Ciudad de Guadalaxara, sita à su izquierda, y tropezando en multitud de piedras, passa por un puente de hermosa, y fuerte fábrica; y à quatro leguas le recibe otra muy buena, que es la de Alcalá de Henares, situada à la derecha à corta distancia.


Tras comentar muy brevemente Portilla las excelencias de la ciudad de Alcalá pasa posteriormente a describir la confluencia del Henares con el Jarama en Mejorada, mostrándose el autor rotundamente parcial y disconforme con el criterio que hacía -y sigue haciendo- al Henares tributario del Jarama y no a la inversa17:


Al qual poco mas allà le sale al encuentro el celebre Xarama. Luchan entre sì; y la victoria, es verdad que se daba à Henares asta los años 440; de nuestra Salud: de suerte, que Henares iba triunphando de Xarama asta Bacia-madrid, dos leguas de Mejorada, donde conseguia segundo triunpho del Matritense Mançanares; y à cinco leguas, poco mas allà de Bayona de Tajuña, u de Aranjuez (a distincion de otros Bayonas assi llamada) repetia tercera victoria de Tajuña, asta que à dos leguas de Bayona rendia sus cristales al dorado Tajo un poco antes de la Villa de Aranjuez, (...) quedaba Henares no menos glorioso, quando vencido del Tajo, que quando vencedor de cinco Rios. Pero el Vulgo amotinado hizo una vez justicia en consideracion, que Xarama desde Somosierra, junto donde nace, mantiene su curso en derechura asta el Tajo, y que Henares pierde el suyo junto à Mejorada; y asi, es justo pierda el nombre alli mismo, como le pierde en Xarama el Mançanares, entrando en èl à la parte de Occidente, y Tajuña, que se le entra à la de Oriente; y como este, y el Henares caminan contra Occidente, es claro que Xarama los ataja, pues corre desde el Norte al Austro derechamente, asta que el Tajo le haze parar.


Farragosa manera de defender la primacía de unos ríos sobre otros; amén de que he de confesar que he sido completamente incapaz de interpretar la extraña cronología a la que hace alusión Portilla. Por fin, en el siguiente comentario nos encontramos con la descripción del Henares a su paso por Alcalá18:


Aora conviene concluyamos la forma de este sitio individual de Henares en esta Ciudad de Alcalà; donde passa à raiz del Monte, ò gran Cerro de la Vera Cruz, y luego el de Zulema.


Ya en el libro segundo de su historia19 Portilla vuelve a citar al Henares en el mismo prólogo al explicar que en España hay varias poblaciones que ostentan el nombre de Alcalá20:


Pero Compluto no ay sino este junto al Rio Henares, Vniversidad, la segunda, entre las tres Mayores de España.


También en el cuerpo de la obra hablará Portilla del río alcalaíno como la hace al comentar la historia de la ermita de Nuestra Señora de la Paz, que antaño se alzara en la cima del cerro de la Vera Cruz o del Ecce Homo21:


La Procession General de Letanias de la Vispera de la Ascension, llegaba en otros tiempos, segun dizen, à esta Hermita, pero al presente se queda en la de Nuestra Señora de el Val, donde assi que llega, se Reza la Oracion con su Antiphona de la Cruz, buelta el Clero la cara al referido Cerro; entre el qual, y la Hermita de el Val corre caudaloso el Henares, y despues por lo que diremos de la Varca que està junto à este parage se conocerà quan prolixo, y devoto era el viaje que caminaba la Procession.


Poco después explicará Portilla la historia de la cofradía a cuyo cargo estaba la citada ermita de la Veracruz22:


Dieronse juntamente vnas Heredades pertenecientes à la Hermita, con que este contrato fue mas vtil à la Cofradia, que no el que yà diremos; y ha de decirse con la reflexion de que el Señor Arçobispo Tenorio, fabricò el Puente de piedra sobre nuestro Rio, segun dize su Historiador el Doct. Narbona; y como este Prelado muriò el año 1399. se verà como dicha Cofradia es anterior à este tiempo. Los Cofrades, pues, antiguos fueron de tanto aliento, que pusieron Barca en la tabla de el Henares llamada de Mata Haña, vn poco antes de llegar en frente de el Cerro de la Vera Cruz, evitando la molestia, y riesgo de vadear el Rio, para ir à este sitio, siendo la distancia casi de un quarto de legua, por el vado (que aora tiene encima aquel Puente bien grande) y que por esto se llama Puerta de el Vado, vna de las dos que tiene Alcalà mirando al austro.


Se refiere Portilla al puente Zulema, situado casi en el mismo lugar que el actual y desde el cual, ciertamente, resulta muy dificultoso alcanzar el cerro del Ecce Homo debido a que éste discurre entre ásperos barrancos. Termina por fin esta selección de textos del libro de este historiador alcalaíno con una cita que el autor toma de la Crónica de don Juan II23, en la que se describe la época de guerras civiles castellanas que aconteció allá por el siglo XV cuando los dos reyes conocidos con el nombre de Juan II (el castellano y el aragonés) lucharon entre sí por la supremacía peninsular. Concretamente, este párrafo alude al momento en el que, estando el infante don Enrique en el castillo de Alcalá, llegó a él el rey Juan II de Castilla procedente de Madrid:


Mas no considerándose éstos seguros, á pesar de la fortaleza de la villa y su castillo, ambos hermanos salieron de allí á los tres días y sentaron su campo en Alcalá la Vieja; un destacamento en la fortaleza misma para atender á la defensa de sus baluartes y el grueso de las tropas en las muchas alturas que la rodean, entre ellas, la más elevada de la Vera-Cruz, que forman una media luna ó semicírculo al Mediodía del Castillo o quien, al Norte, baña el río Henares, bien profundo. El rey observó los movimientos del Aragonés y se volvió á Alcalá, dando orden á su ejército que no se moviera de ella hasta ver si el de Aragón desguazaba el río y bajaba á la dilatada llanura que hay debajo del Castillo; pero no quiso dar en ella la batalla y marchando la vuelta de Olmedo hizo allí frente al rey de Castilla, que desde Alcalá fué siguiéndole y le desbarató; en cuya célebre acción tuvieron no pequeña parte los muy valientes y alentados alcalaínos.


Contemporáneo de la historia de Portilla es el libro que, con el título de Sagrada métrica lid... publicó en 1730, y también en Alcalá, Joaquín de Aguirre24. Se trata de una obra que describe los actos, litúrgicos y literarios, que se celebraron en esa fecha en el convento alcalaíno de San Diego con motivo de la consagración en su iglesia de un nuevo retablo de Santa María de Jesús, la imagen titular del mismo. El libro, del que Aguirre es recopilador pero no autor -aunque algo leeremos de él, no obstante-, está dividido en dos partes cada una de las cuales recoge, respectivamente, los sermones de la novena pronunciados por nueve afamados oradores sagrados y el certamen poético convocado para dicho fin y al cual acudieron numerosos escritores. Como es natural en esta ocasión la parte que nos interesa es precisamente la última, dado que entre las poesías recogidas en el libro menudean como cabía esperar las referencias al río Henares. Y así, ya en la propia introducción hallaremos la primera de ellas, atribuible al propio antologista. Dice lo siguiente25:


El siempre famosísimo recinto de Compluto, essa Ciudad tan coronada de glorias, quanto la han colmado sus dichas de laureles: la antiquisima siempre Ilustre poblacion Alcaladina, primitiva denominacion Arabiga (que por mas vsual conserva el vulgo) a quien, nunca mas desvanecidas, desde su nacimiento de esmeraldas, bessan los pies los liquidos cristales de el Henares; cobrando à cambio de su feudo, escientificos thesoros, que tributados à el avariento Tajo, caminan à enriquecer de sales las espumas.


Farragoso preámbulo, ciertamente. Introduzcámonos ahora en la antología propiamente dicha para encontrarnos con un fragmento de la poesía que lleva por título Canción Real, firmada por el religioso capuchino fray Lorenzo de Toledo, la cual mereció uno de los numerosos premios repartidos por los generosos convocantes del certamen26:


Sobre tu pavimento de cristales
Noble Henares, erige permanentes
En Doricas columnas argentinas,
Y en aureos Obeliscos orientales
De MARIA retratos; que eloquentes
Mudamente publiquen las divinas
Sin competencia perfecciones bellas:
Y el clarin de la fama preconiza;
Que son glorias de Diego todas ellas.


Hablaba el autor, claro está, de san Diego y de la Virgen. Pasemos a la siguiente poesía, escrita en esta ocasión por el doctor Antonio Carrillo y Mendoza, deán de la catedral de Sigüenza. Se trata de unas Octavas de las que he entresacado los dos fragmentos que reproduzco a continuación27:


Tu, que en el centro de la noble España,
Cristales vès de Henares, mas famoso
Que aquel de siete bocas, quando baña
Egypcia tierra, con raudal vndoso
Sagrario de el semblante, que no empaña
De leve polvo batallòn vmbroso,
De aquel de gracia olimpo, que venera
Vapòr mas leve de la humilde esfera.

(...)

Cante la antiguedad supersticiosa
De casta Cintia singular belleza;
Pues nadie ignora, que la impura Diosa
Duerma à Endymion del monte en la aspereza:
Celebren Istro, y Ganges à la Rosa,
Que el Cielo enamoró de su pureza;
Y sabios se respondan mas conformes,
Sagrado henares, si civìl el Tormes.


Afortunadamente los gustos poéticos han cambiado bastante desde entonces. Continuemos sin más preámbulos con la siguiente cita perteneciente también a unas Octavas de las que es autor el bachiller Miguel Sánchez Torresano, vecino de la ciudad de Alcalá28:


En atomos de plata se previene,
Hidropico de amòr, oy el Henares;
Porque sirva de thalamo perenne
La cupula, que ofrecen essos mares;
Donde prodigo el cielo mas solenne
Substentaculo encuentra en vez de Altares;
Si el flamigero carro de la esfera
Despeja, por venirse à la ribera.


De nuevo otras Octavas -se ve que esta forma poética debía de ser popular entonces- son las que le fueron premiadas a Joseph Alonso Chacón29:


Pero ya en rosicler su bella Aurora,
De luces puebla todo el Orizonte:
Y con el Sol, que entre sus pechos mora,
Desde el humilde valle, à el alto monte,
Con Sol, y Luna argenta lo que dora.
Ya de las sombras infeliz desmonte,
En ruinas yaze; quando Henares vierte
Sacandole de madre, su alta suerte.


No cabe duda de que tanto la ortografía como la puntuación de este libro son enrevesadas... Aunque he preferido respetarlas tal como figuraban en el original antes que modernizarlas. Sigamos adelante con unas -por variar- Octavas fruto de la pluma del padre Feliz de Jesús María, un religioso trinitario descalzo que por entonces era colegial de la universidad alcalaína30:


De Delfines amantes à la huella
Solio ocupò de los salobres mares:
Y mas propicia entonces esta Estrella
Privilegios les hizo singulares.
Mirada esta ficcion à luz mas bella
Divinizados cultos son de Henares:
Pues logra vèr la que en el mar soñada,
En Compluto verdad christianizada
Oy de Henares las playas cristalinas
Acordes ya resuenan de MARIA
Los favores y glorias peregrinas,
Con sonora, y suave melodia:
Y emulas de las Nymphas mas Divinas
Hacen choros de espumas à porfia:
Haciendole à MARIA sacro culto
Lo que hallè fue ficcion de vn loco bulto.


Confieso sin ningún rubor que me cuesta bastante trabajo leer estas farragosas poesías; pero el gusto barroco era así, por mucho que hoy nos sorprenda. Las siguientes Octavas son del bachiller Manuel Joseph Muñoz, y no desmerecen en absoluto de las anteriores31:


Prodigo tambien Sauce de el Henares
Perlas quaxe en su cinta cristalina,
Desiladas en verdes alamares
Feudo à tal Avstro, que su albòr domina;
Derramando millares de millares
En obsequio à la Aurora matutina,
La gran Madre, que ilustra tus confines,
Asistida de Alados seraphines.


Concluye la selección de este libro con dos fragmentos de una poesía que aparece sin firmar pero que es fácil de imaginar salida de la pluma del propio Joaquín de Aguirre. Sin duda, lo más curioso de ella es ver cómo aparece citado, además del Henares, el modesto Torote32:


Margen florido, de el Torote ameno,
Que à costa de pesares,
Se arroja à tributar el feudo à Henares.

(...)

Agradeciles, pues, el beneficio;
Y haziendo de mis sesos un gigote
Quise pedir auxilios al Torote.


Hemos de dar ahora un salto hasta el año 1739 para encontrarnos con la monumental obra del historiador y geógrafo inglés Thomas Salmon Historia moderna de todos los pueblos del mundo33, un trabajo que sería traducido a varios idiomas. El tomo número XIV de la edición italiana en 23 volúmenes, publicados en Venecia entre 1740 y 1761, está dedicado a España, y en él aparecen referencias a Alcalá y al Henares tales como la que sigue34:


Alcalá de Henares, en latín Complutum, en los primeros siglos del Cristianismo en España se denominaba Alcalá de S. Justo. (...) Más tarde tomó el sobrenombre de Henares, que es un río que corre a lo largo de las murallas; y lo ha conservado para distinguirla de la otra Alcalá, que se encuentra en la frontera de Andalucía y de Granada. Está situada en una espaciosa llanura sobre dicho río Henares, a unas quince millas a levante de Madrid.


Bien, ni el Henares ha discurrido nunca a lo largo de las murallas de Alcalá, ni hay en España tan sólo dos localidades con este nombre, sino cerca de veinte; se ve que el autor no conocía demasiado bien la zona y que debió de escribir bastante de oído. Pero la descripción de Alcalá continúa con estas palabras35:


El territorio de esta ciudad, asentada a orillas del Henares, es bastante fértil, porque está bien cultivado; pero en su parte más lejana es árido y estéril. Junto al Henares se recoge buen grano, y vino moscatel en abundancia.


La filoxera arrasó los viñedos alcalaínos desapareciendo éstos prácticamente por completo, y en lo que respecta a la agricultura es cada vez más residual habiéndose perdido las mejores vegas a causa del crecimiento reciente de la ciudad. Pero Salmon no sólo habla de Alcalá sino también de Guadalajara36:


Guadalajara, denominada en los tiempos primitivos Arriaca o Carraca, es una ciudad muy antigua. (...) Está situada en alto sobre el mismo río Henares, en un terreno elevado y montuoso, a diez leguas aproximadamente al nordeste de Madrid.


En el año 1747 está fechada la primera edición del libro Población General de España37, obra de Juan Antonio de Estrada, a la cual seguirían otras dos en 1748 y 1768. Se trata de una descripción geográfica, todavía imbuida del moribundo espíritu barroco, de la España y el Portugal de su época, ocupando la mayor parte de la obra los capítulos dedicados a las principales poblaciones de ambos países. No obstante, antes de iniciar Estrada la relación de ciudades y villas hace una introducción general de la geografía y la historia españolas, dedicando su atención a los principales ríos que discurren por la península ibérica. Uno de ellos, evidentemente, es el Tajo, del cual enumera el autor sus principales afluentes con estas palabras38:


Y recibiendo en sí los ríos de Tajuña, Henares, Xarama, Manzanares, Guadarrama, Alverche y otros menores, tributa sus cristalinas aguas con anchurosa boca al Mar Oceano por Lisboa.


Vuelve a aparecer el Henares en el capítulo dedicado a Sigüenza39:


La ciudad de Siguenza está situada en un montecillo, no lexos de donde se dividen los Reynos de Aragon y Castilla, á orillas del rio Henares, que nace cerca en ciertos campos abundosos de heno, de donde le previno el nombre antiguo Tagonio.


Y en el de Guadalajara40:


En las riberas de Henares, con hermosa puente, y en sitio fuerte, algo desigual y levantado, está la ciudad de Guadalaxara cercada de muros torreados, algunos edificios, apacibles calles, jardines y huertas.


Una última referencia a nuestro río, como cabía esperar, tendrá lugar al hablar el autor de Alcalá41:


Distante seis leguas de Madrid, caminando á Oriente, ácia Guadalaxara, en un espacioso llano está plantada la ciudad de Alcalá de Henares con vistosas y alegres salidas, y algunos bosques, puesta en la orilla del cristalino rio Henares, que le dá su nombre, espejo de celebradas Musas; en cuyas umbrosas margenes se pasa por un fuerte puente, y á distancia una barca para su trafico y comercio.


En uno de sus últimos artículos publicados antes de su prematura muerte, Pedro L. Ballesteros recogía la descripción de Alcalá que en 1751 hizo José Patricio Moraleja y Navarro, un escritor que se ganó la vida publicando almanaques de pronósticos meteorológicos y astronómicos siguiendo la estela de Diego de Torres Villarroel. Estos almanaques eran anuales, y en el , que lleva por título El jardinero de los planetas y piscator de la corte para el año 1752... (recordemos que se publicaban con un año de antelación dada su condición pretendidamente predictiva) incluye la citada descripción, en la que también aparece citado el Henares42:


Alcalá de Henares, ciudad ilustre en la ribera del río Henares, a 40 grados y 30 minutos de latitud y 14 grados y 12 minutos de longitud, está en una bella llanura con bastantes huertas, frondosas alamedas y pastos.


En 1752 publicó Pedro Murillo Velarde su Geographía Histórica, obra de larguísimo título que en sus diez volúmenes constituye una auténtica enciclopedia en la que se describen las más diversas facetas del conocimiento de su época. El padre Murillo Velarde era un jesuita que estudió en la universidad alcalaína, por lo que no es de extrañar que una parte de su obra esté dedicada a la descripción de la ciudad en la que cursara sus estudios, descripción que comienza de esta manera43:


Alcalá de Henares, seis leguas, casi al Nordeste de Madrid, y quatro casi al Sur Oeste de Guadalaxara, se llamó Complutum, que significa Ayuntamiento, ó Congregación de Aguas; y esto significa también en Arábigo Alcalá, según Garibay; aunque otros dicen, que significa Castillo de Frontera: assí Covarrubias. Fue fundada, por orden de Trajano, en un Cerro, sobre el Río Henares, a su parte Austral, no lexos de donde está ahora, y allí se ven las ruinas, que llaman Alcalá la Vieja: oy está en un llano, grande, y hermoso, a la parte Septentrional de Henares: los Muros están ya casi arruinados.


De 1755 data la descripción del viaje por España que realizó el religioso italiano padre Norberto Caimo, la cual sería publicada en su primera edición en 1759 dentro de la obra titulada Lettere d'un viaggiatore italiano a un suo amico. Este fraile jerónimo dedicaría uno de los capítulos de su libro al viaje que realizó desde Zaragoza hasta Madrid descendiendo por el valle del Henares. Veamos lo que dice de este río a su paso por la ciudad de Sigüenza44:


El río Henares, que baña el lado occidental de la ciudad, contribuye mucho a la fertilidad del país, regándole con sus aguas. Tiene su fuente en Orna, que está a dos leguas más alto, entre Medinaceli y Sigüenza.


No citará el padre Caimo al Henares al hablar de Guadalajara, pero sí lo hace al recalar en Alcalá45:


Para distinguirla de otra ciudad llamada Alcalá, viene a llamarse Alcalá de Henares, por el río que la baña; y es también célebre por su Universidad, y por ser patria del famoso Solís.


También ese mismo año de 1755 tuvo lugar la visita a Alcalá de Diego Alejandro de Gálvez, un canónigo sevillano que recaló en la ciudad de vuelta de un viaje por varios países europeos. Fruto de este largo viaje fue un texto titulado Ytinerario geográfico, histórico, crítico y litúrgico de la España, Francia, Pais Baxo y gran parte de Alemania, el cual se conserva manuscrito en la Biblioteca Nacional. Aunque la descripción que hace de Alcalá es larga e interesante, nos remitiremos tan sólo a los párrafos en los que aparece citado el río Henares46:


A la tarde partimos para Alcalá de Henares distante tres leguas de camino llano, pues desde el puente del Río Henares sesgando las tierras altas, todo es buen terreno, y lindas llanuras de labor. Pasamos por Cabanillas y otros pueblos. La célebre y famosa Villa de Henares se halla sobre el río Henares, en el que hay un bello puente; la primitiva fundación de esta villa se refiere a los Romanos, conocida entonces por el nombre de Complutum que conserva, y dice Covarrubias en el Diccionario de la Lengua Castellana, que significa Castillo puesto en Frontera, y le acomodaron los Árabes tal nombre serlo entonces esta villa.


Hacia mediados del siglo XVIII escribió Nicolás Fernández de Moratín, padre del conocido autor de la comedia El sí de las niñas, la poesía titulada Abdelkadir y Galiana, a la que pertenece el siguiente fragmento47:


Ligero, más que el Henares,
caminaba por su orilla,
en la vega deleitosa
que sus aguas fertilizan.
Inclina el rostro de lejos
Meco, la santa villa,
que le acuerda la que tiene
del profeta las cenizas.

(...)

Huyó la antigua Alcalá,
torciendo un poco la vía
por la cuesta del Zulema,
entre sus breñas erguidas.


Como puede apreciarse, estos versos son mucho más digeribles que los anteriores... Y es que por estas fechas el barroco y sus exageraciones comenzaban ya a batirse en retirada frente a la naciente Ilustración. Retornemos ahora de nuevo a la obra de un viajero, Tomás López, que en 1763 publicó la Descripción de la provincia de Madrid48. En este libro, y en el capítulo titulado De los ríos de la provincia, leemos cuando habla del Jarama49:


Luego baja á Fuente del Fresno, Paracuellos, San Fernando, y cerca de aqui se le junta Henares.


No se puede decir que la cita sea excesivamente literaria, pero ahí está y justo es recordarla. Continuemos con el libro deteniéndonos en el capítulo De la ciudad de Alcalá, al que corresponde el siguiente párrafo50:


Bajando el Rio Henares, desde la Aldéa de Canaleja, se encuentra el sitio de la Esgaravita, que la atraviesa el Henares, pasa dejando á la izquierda una arboleda por el pie de Nuestra Señora del Val. Siguiendo la izquierda del Rio, se pasan varios barrancos, y entre ellos el del Pico, y el parage que llamaron los Moros, Zulema. Encuentrase con un Puente de Piedra, y un molino, saliendo de la Puente; y dejando al Oriente los barrancos, se halla Alcalá la Vieja, y lo que llaman Cuesta, sobre la qual se descubre á la derecha la tierra llamada Campillo.


Algo más adelante Tomás López volverá a nombrar al Henares con estas palabras al hablar de Alcalá51:


Está situada esta Ciudad sobre la orilla Septentrional del Rio Henares, á 6. leguas cortas de Madrid, y á 4. de Guadalajara, en un llano espacioso, con Puente sobre el Rio, y Barca.


Y por último, en el capítulo Villas y lugares en Oriente y Mediodia52:


A tres leguas y media de Madrid está la Villa de Mejorada, en un sitio eminente, no lejos de donde se juntan los Rios Jarama y Henares.

(...)

No están muy lejos de esta Villa los Despoblados de Baezuela, y Aldovea: el primero á la parte Meridional del Rio Henares; y el segundo á la orilla Septentrional del mismo Rio.

(...)

La Villa de Villalvilla está á tres quartos de legua de Alcalá; y al Norte de ésta hallase la de Anchuelo, orillas del Rio Henares. Entre Anchuelo, y Villalvilla está Alcalá la Vieja.

La Villa de Los Santos de la Humosa está a legua y media larga de Alcalá, y á media del Rio Henares, sobre una eminencia.


Uno de los libros más conocidos de entre todos los escritos en el siglo XVIII es sin duda la monumental España Sagrada del religioso agustino Enrique Flórez, una obra enciclopédica en la que con un rigor muy de la época el autor desarrolla un profundo estudio de la historia de la Iglesia española. En lo que a nosotros nos atañe el padre Flórez habla del Henares, concretamente en el capítulo titulado Del nombre, antigüedad y sitio de Compluto, merced a una disquisición acerca de los nombres antiguos del mismo, tal como se puede comprobar sin más que leer el siguiente texto53:


Ya digimos en el Tomo 5. que el Rio se llamó Tagonio: y por mas que algunos pretenden que esto toca al vecino Tajuña, guiados por la alusion de la voz; con todo eso no hallamos texto que nos haga apartar de lo ya dicho, pues no juzgamos del tiempo de los Romanos al nombre de Faenarius, que algunos aplican al Henares, por estar esto destituido de testimonio antiguo. En una copia de las que yo tengo del Moro Rasis, se llama Guadalhenar, por lo que yo recelo que este nombre sea de los Arabes.


A imitación y copia de Rodrigo Méndez de Silva, escritor del Siglo de Oro que ya fue estudiado, J.A. Estrada publicó bastantes años después, ya en el siglo de la Ilustración, su Población general de España...54, a cuyo capítulo titulado Ciudad de Alcalá de Henares pertenece el siguiente fragmento; nótese, a título de curiosidad, la similitud existente entre este texto y el anterior de Méndez Silva aunque, eso sí, aparece en el mismo la corrección correspondiente al título de Alcalá, que de villa ha pasado aquí a ser ciudad:


Distante seis leguas de Madrid, caminando á Oriente, ácia Guadalaxara, en un espacioso llano está plantada la ciudad de Alcalá de Henares con sus vistosas y alegres salidas, y algunos bosques, puesta en la orilla del cristalino rio Henares, que le dá su nombre, espejo de celebradas Musas; en cuyas umbrosas márgenes se pasa por un fuerte puente, y á distancia una barca para su tráfico y comercio.


José María Vaca de Guzmán y Manrique fue un escritor que, amén de estudiar Derecho en la universidad alcalaína, ejerció asimismo de rector en el aristocrático colegio menor de Santiago o de los Caballeros Manriques, hoy completamente desaparecido a excepción de algunos restos de muros. Tenía, pues, motivos este escritor de la segunda mitad del dieciocho para conocer bien a nuestro río, al cual rindió homenaje en la siguiente silva55:


Hijo de prado ameno,
que a las ásperas sierras Seguntinas
teje alfombras de heno,
al que debe tu origen, nombre y cuna;
depósito de perlas cristalinas,
claro espejo del sol y de la luna;
Henares sacro, de la prenda mia
pacífico recreo en algun dia;
¡oh venturoso Henares,
oye mi voz doliente,
y tu raudal se aumente
con el cristal que vierten mis pesares!
¡Oh venturoso Henares!
Si de mi ausencia la expresion penosa
imita Celia hermosa,
si a Tajuña llevares,
cuya margen habita el amor mio,
estas sentidas lágrimas que envio;
si los llantos juntares,
¡oh venturoso Henares!
Feliz te llamará mi triste acento,
si te expresare su fatal lamento:
Serás, cogiendo aljófar tan precioso,
¡oh Henares! venturoso.
De Creso las riquezas adelantas,
si en Tajuña heredares perlas tantas;
gózate en ellas cuanto
más las aumenta de ambos el quebranto;
pero tan rica herencia
lo menos habrá sido;
gózate más en ver en una ausencia
pagada fe, y amor correspondido.


Aunque era bastante larga, merecía la pena reproducir íntegra esta poesía. Resulta curioso comprobar cómo Vaca de Guzmán cultivaba en plena Ilustración la poesía pastoril que tan en boga estuvo en siglos anteriores atribuyéndose también, conforme a la más rancia tradición de este género, un sobrenombre al uso, Elfino en este caso, que repetirá en varias de sus composiciones, como ocurre cuando de una manera literaria nos describe episodios de su propia vida, concretamente su marcha de Alcalá a Andalucía56:


Elfino, que de Henares
dejando las riberas
al golfo gaditano
llamado fue de Astrea.


El mismo Elfino, es decir, el propio autor, volverá a aparecer en el canto que lleva por título El olvido imposible, en el cual se cita de nuevo al Henares con estas palabras57:


No lejos de Compluto,
de fresca grama lleno,
y del raudal de Henares mal enjuto
yace un valle que ameno
copia su gala en el cristal sereno.
De asiento sus orillas
sirven al infelice,
que en voces expresándose sencillas,
porque así le suavice,
las aguas mira y su dolor las dice.
«Para, llorando exclama,
para, sagrado Henares,
a la voz que con lágrimas te llama;
que al claro Manzanares
suspendí alguna vez con mis pesares».
Deten, undoso rio,
tu curso acelerado,
oyó decir al sentimiento mio;
obedeció, y doblado
fue su caudal habiéndome escuchado.


Curiosamente, esta poesía tiene cierto parecido con otra de Quevedo que trataba un tema similar. Pero la obra sigue enumerando los amores de Elfino, tras los cuales nos encontramos con esta estrofa58:


Más racional idea
provoca mi lamento,
más justos ayes mi cancion emplea,
más digno sentimiento,
Oh Henares sacro, te procura atento.


Todavía existen más lamentos de amor, entremezclados con descripciones históricas de Alcalá59:


Y porque el contratiempo
más a mi pecho abrume,
sabe, Henares, que el tiempo,
que todo lo consume,
solo este mal eternizar presume.
Esas altas colinas,
que tu corriente baña,
manifiestan en árabes ruinas
cuanto borró su saña
triunfos de Alfonso y esplendor de España.


La poesía continúa, derivando hacia temas mitológicos (Elfino desciende en sueños a los infiernos) ajenos al interés de este trabajo. Pero no acaban aquí las alusiones de Vaca de Guzmán a nuestro río, ya que en una égloga que lleva por título, precisamente, Elfino, podemos leer los siguientes versos60:


Elfino, que de Henares a la orilla
de cabras un rebaño apacentaba,
donde tiene Minerva su alta silla.


Más adelante intentará convencer Elfino a Lafina, su amada, para que ésta se reúna con él en las gratas riberas del Henares61:


Huéspeda amable, aquí, de sombra lleno,
te ofrece Henares apacible soto,
aquí descansas en alfombras de heno.


Y aún más, abandonarán para celebrar la llegada de la pastora, entre muchos otros62:


Sus ubres los corderos a millares,
las próvidas abejas el tomillo,
y el canto de sus náyades Henares.


Para concluir con esta poética referencia al Henares sin que en ningún momento sea este río citado por su propio nombr63:


Lafina de mi vida, espera un poco;
que en esa tabla, donde mansa el agua
(y tanto, que, segun su quietud toco,
parece que en Jarama no desagua),
álamos nuevos de su margen pinta,
Nuevo Compluto en sus cristales fragua,
he de mirarme, por si bien distinta
de mi alborozo en mi semblante encuentro
la señal infalible, aunque sucinta.
Yo volveré; mas no, que de mi centro
moverme, que eres tú, será imposible.
El sacro rio llamará de adentro,
con bocina de nácar perceptible,
una ninfa que al logro corresponda
de mi designio y del cristal movible,
donde jamás profundizó la sonda,
la porción me presente en concha lisa,
que al rostro con imágenes responda.


Pero los hechos se encargarán de apagar tan encendidas ilusiones haciendo volver al enamorado a la cruda y prosaica realidad64:


Se eclipsa el sol, Henares ensordece,
eterno luto visten las cabañas,
sin tiempo y sin estrellas anochece.


En el resto de la poesía no aparecen ya más referencias, ni directas ni indirectas, a nuestro río, por lo que habrá que pasar a una nueva composición, esta vez un soneto dedicado a los árboles frutales de la alcalaína huerta de la Esgaravita, cuyo primer cuarteto es el que sigue65:


Verde renuevo, que regó Pomona
con el cristal del caudaloso Henares,
trasladado a mi huerto, no repares
perder el poseedor que más te abona.


Al soneto sigue un romance abundando en el mismo tema con un tono jocoso y desenfadado. Leamos una de sus estrofas66:


Luego que al Val avistaron,
que baña Henares fecundo,
se humillaron ante el árbol
de quien es bendito el fruto.


Asimismo, es preciso recordar el comienzo de la cantinela que lleva por título A Filomena67:


Henares fugitivo,
que bullicioso rondas
la mansion apacible
de Filomena hermosa,
mira que hacer pretende
tapete de tus ondas,
y en tu agradable margen
construye verde choza,
a la que rindieron prontos
los álamos su copa.


Para terminar con esta antología de textos de José María Vaca de Guzmán, nada mejor que esta estrofa extraída de una poesía dedicada a san Álvaro de Córdoba, por cierto muy parecida a una anterior68:


Elfino, que de Henares
dexando las riveras,
al Golfo Gaditano
llamado fue de Astrea.


Maurice Margarot, un religioso francés, fue uno de los numerosos viajeros extranjeros que a lo largo de varios siglos recorrieron España incluyendo Alcalá entre sus etapas. Margarot visitaría Alcalá en abril de 1771 plasmando la visión que tuvo de ella en un libro de viajes publicado en 1780. Leamos lo que dice69:


Alcalá, según mi criterio, puede pasar por el primer burgo de España. Está situada a las orillas de este río [el Henares] que discurre por una gran planicie de muy buen terreno y bastante bien regada.


Del año 1777 data la Geógraphie moderne de Nicolle de la Croix, otro francés, que habla así de Alcalá y del Henares en su obra70:


Alcalá de Henares, antiguamente Complutum, al oriente de Madrid, ciudad. Está situada junto al río Henares y posee una famosa universidad fundada por el cardenal Jiménez [de Cisneros] en 1508.


Menos escueto en su comentario es John Talbot Dillon, un viajero inglés que en 1778 recorrió España dejando constancia de su periplo en el libro titulado Travels through Spain, publicado dos años más tarde, del cual resulta interesante recordar el siguiente párrafo71:


Después de cruzar el río Henares se entra en una fértil llanura cubierta de gran cantidad de pequeños guijarros. (...) Tras superar un cierto número de colinas cultivadas llegué a la famosa ciudad de Alcalá de Henares, que cuenta con una universidad fundada en el año 1499 por el insigne hombre de estado Cardenal Jiménez de Cisneros.


Pedro Rodríguez Campomanes, más conocido por su segundo apellido, fue uno de los personajes ilustrados que a lo largo del reinado de Carlos III intentaron modernizar España con resultados más bien medianos. Puesto que comentar su vida y sus actividades es algo que se sale de las pretensiones de este trabajo, bastará en esta ocasión con el estudio de su Viaje a las Sierras y Castilla la Vieja, realizado en el mes de octubre de 1779, un a modo de diario que no ha sido publicado sino hasta nuestros días72 en el cual relata Campomanes sus impresiones a lo largo del viaje realizado. Y, aunque el motivo original del mismo fue la presidencia, por parte de Campomanes, de una asamblea de la Mesta que debía celebrarse en Jadraque, éste aprovechó una vez concluida ésta para describir un amplio recorrido que le llevó a Sigüenza, Atienza y Berlanga de Duero para posteriormente descender el curso de este río, desviarse hasta Medina del Campo y finalmente retornar a Madrid siguiendo un itinerario cercano al trazado actual de la carretera nacional VI.

La etapa que nos interesa es precisamente la primera, ya que Campomanes fue de Madrid a Alcalá para desde allí remontar la mayor parte del curso del Henares llegando, como ya quedó comentado, hasta la ciudad de Sigüenza. Dadas las características más bien técnicas de su relación, las referencias al Henares son muy numerosas aunque de escaso o nulo valor literario, siendo buena parte de las mismas simples comentarios acerca del estado de los puentes y vados por los que las carreteras y los caminos salvaban los obstáculos que les presentaban las aguas. Es por ello por lo que he renunciado a ofrecer una relación exhaustiva de las citas de Campomanes a nuestro río -al que, por cierto, llama Nares en lugar de Henares-, limitándome a recoger aquéllas que me han parecido, por una u otra razón, más significativas, como ocurre con la siguiente referida a Alcalá73:


De los puentes de Alcalá sobre Nares, y de la cuesta de Zulamea [sic] nada tengo que decir porque estas obras se hallan reparadas y construidas respectivamente á costa del portazgo de Viveros de Orden del Consejo, cuya vigilancia à beneficio publico iba advirtiendo en todas partes.


O las que tienen como protagonista a Guadalajara74:


La Ciudad de Guadalajara se halla situada en lugar alto: el Nares corre al poniente de la Ciudad y baxo, quedando la Ciudad al saliente, sin que las aguas del rio puedan causarle daño.


Y a Horna, esta última drásticamente escueta75:


Horna dista dos leguas [de Sigüenza], y de alli nace el rio Nares.


Retornamos a los viajeros extranjeros con Joseph Townsend, otro viajero inglés que llegaba hasta la ciudad de Alcalá tan sólo unos años después, en 1786, como etapa de un largo viaje que le retendría durante un año en nuestro país. Aunque de escaso valor literario debido a su redacción casi telegráfica, el comentario que este autor hace tanto de la ciudad como del río que la baña merece ciertamente ser recordado76:


De Guadalajara a Alcalá, Complutum de los romanos, hay cuatro leguas. Esta ciudad, regada por el Henares y mantenida por un llano fértil y extenso, es una de las más bonitas de España.

(...)

Hay seis leguas de Alcalá a Madrid y en ese espacio, tres ríos. El Henares, el Jarama y el Manzanares dispersan sus aguas sobre la vasta extensión de un país llano que mantiene a la capital así como a varias ciudades considerables, y la fertilizan.


Ese mismo año el cardenal Lorenzana, por entonces arzobispo de Toledo, solicitó a todos los párrocos de su jurisdicción la redacción de un informe o cuestionario acerca de las características de las poblaciones en las que estuvieran radicadas sus respectivas parroquias. El resultado de esta iniciativa fue el manuscrito, conservado en el Archivo Diocesano de Toledo, que lleva por título Relaciones del cardenal Lorenzana. En él aparecen dos referencias alusivas a la ciudad de Alcalá, entonces perteneciente al arzobispado de Toledo, las cuales están firmadas respectivamente por los párrocos de San Pedro y Santa María la Mayor. Ambas hablan del Henares, cosa que no es de extrañar por ser las referencias a los ríos uno de los datos solicitados por Lorenzana.

El informe de don Ramón Silvestre Mayor, párroco de Santa María, tiene fecha de 19 de febrero de 1786 y en lo referente al Henares dice lo siguiente77:


Está situada [Alcalá] a Orillas del Rio Henares a mano derecha, cuias aguas nacen en las Sierras de Siguenza, y se juntan con las del Rio Jarama junto al referido Castillo. Tiene un Puente de Piedra al pie de la Cuesta de Zulema, y una Barca, para transitar a la Alcarria.


Más extenso es en su comentario el doctor don Miguel de la Iglesia, párroco de San Pedro, aunque en esencia su información viene a repetir lo dicho por su compañero de Santa María78:


A la distancia de un tiro de escopeta, por alguna horilla de la Ciudad, pasa el Rio Henares a la Izquierda de ella baxando el agua= cuyo nazimto lo tiene, como media legua distante de la Ciudad de Siguenza; es corto su nazimto, pero juntandosele varios arroyos desde este, se haze con algun caudal delante, que lo es, muy dezente, juntanse estas aguas, con las de Jarama y Taxo; a corta distancia de esta Ciudad, tiene un Puente de Piedra, singular, por la fortaleza, aunque por lo demas, tosco; y tirando la vista aguas arriba, a otra corta distanzia, una Barca, de tamaño muy proporzionado; pasan estas aguas desde el nazimto dicho, entre la Yerba llamada Heno; por los lugares, Jirueque; Jadraque, Hontanar, Mandayona, Guadalaxara, Yunquera, Azuqueca, Alcala, y Mexorada, distantes de esta Ciudad el que mas, diez leguas: Empiezan, no de sierra alguna, sino de una espezie de Valle, y baxan hasta introduzirse, con las del Jarama, y estas, como llebo dicho, con las del Taxo, en donde pierden su nombre, y en donde las de Henares empiezan a tomar su crecimto y augmento, es a la verdad, desde la villa de Jadraque:


Uno de los escritores españoles más conocidos de la segunda mitad del siglo XVIII es sin duda el canario Tomás de Iriarte, famoso por sus fábulas pero autor asimismo de una notable obra literaria ajena a este género. De su Epístola a Dalmiro, seudónimo tras el que se ocultaba su contemporáneo José Cadalso, he extraído la siguiente estrofa79:


Ya desde luego admiro
la puerta suntuosa y duradera
que, opuesta al Manzanares,
conduce a la ciudad que baña Henares.


También de Iriarte es la siguiente cita, perteneciente a la crónica de un viaje realizado por el escritor en 1781 desde Madrid a la Alcarria, pasando claro está por Alcalá80:


Lunes por la mañana pasamos la barca de Santorcaz en el río Henares. Vi verificada la fábula de la barca de Acheronte o de Charonte. El barquero era negro, feo, infernal, de mal humor; en fin, dotado de todas las prendas que tenía el tal Charonte.


Ironías aparte de nuestro buen fabulista, causa extrañeza que éste no recurriera al más cómodo camino del puente Zulema para cruzar el Henares, lo que le hubiera evitado esa visión infernal. Continuamos con la tradición viajera, sumamente fecunda en este capítulo, de la mano del famoso Antonio Ponz, que en su conocido libro Viage de España81 comenta así su llegada a Alcalá82:


Aquel mismo dia que salí de Madrid para Loeches, continué despues de ver las pinturas, desde Loeches hasta Alcalá por un camino razonable, y llano, hasta descubrir aquella Ciudad desde el principio de una cuesta, que es menester baxar hasta el rio Henares. La baxada viene á estar entre dos altos cerros, llamado el de la mano derecha de la Vera Cruz, y el de la izquierda de Zulema. (...) Al pie de la cuesta se pasa por un puente bravamente construido sobre el rio Henares, y fundado por no sé qué Señor Arzobispo de Toledo, desde el qual á Alcalá hay la distancia de un quarto de legua.


El arzobispo al que hace referencia Ponz es, obviamente, Pedro Tenorio. Más adelante hablará el autor de la antigua ciudad romana de Complutum83:


A un quarto de legua distante de Alcalá hay una fuente llamada del juncar, y cerca de ella una ruina, que llaman el Paredón del milagro, que algunos creen firmemente serlo de la escuela adonde iban á estudiar los Santos Niños Justo, y Pastor; y en este lugar dicen que estuvo el antiguo Compluto, como si se dixese compluvium, por las aguas que en aquellas vecindades concurren á juntarse con el rio Henares inmediato, como son el arroyo Camarmilla, el Camarma, y despues el de Torote, peligrosos principalmente el uno en las crecientes de Invierno, por falta de la obra pia de un puente.


También citará Ponz algo más adelante al castillo árabe describiéndolo con estas palabras84:


En la falda de este cerro [el Ecce Homo] al lado izquierdo de la corriente del rio, hay un gran Castillo casi arruinado, y cerca de este parage se ven otras ruinas, que segun algunos creen fué la antigua Alcalá, y hoy llaman Alcalá la Vieja, la que conquistó el Arzobispo de los Moros.


Al hablar de los cerros que rodean Alcalá, Ponz no tendría por menos que quejarse de la secular fobia que en España siempre se ha tenido a los árboles85:


Tampoco los hay en toda la vasta llanura de sembrados al rededor de la Ciudad, fuera de los pocos que se crian en las márgenes del rio: en una posesión, que fué de los Jesuitas, llamada la Esgaravita; y en otra del Colegio de S. Ildefonso, por medio de las quales pasa Henares.


Abandonada ya Alcalá, Ponz se dirigirá hacia la cercana localidad de Mejorada del Campo, donde podrá contemplar la confluencia de los ríos Henares y Jarama86:


Antes de llegar á esta Villa [Mejorada] se pasa el rio Xarama: un quarto de legua mas arriba se junta con Henares, y un quarto de legua mas abaxo está á su orilla el Santuario del Santo Christo llamado de Ribas. En esta ribera hay frondosidad de árboles; pero mucha mas podria haber, si fuera mayor la inclinacion á ellos.


Camino ya de Guadalajara hará el autor un comentario final sobre las tierras de la comarca complutense87:


Todo este trecho es de admirable tierra, que produce con abundancia; pero no hay mas plantío que un residuo de monte corto, y mezquino, junto á Loeches, y el que he dicho de la ribera del Henares cerca de Mejorada.


Por último, Ponz comentará el significado de la palabra Guadalajara88:


Sin meterme ahora en si Guadalaxara se llamó Carraca, ó Arriaca, como dice Morales, ó de otro modo; ni en quién fué su fundador, (...) me acomodo, mientras que algun inteligente del Arabe no me desengañe, á que Guadalaxara quiere decir Rio pedregoso, aunque yo no ví en él muchas piedras quando le pasé antes de entrar en la Ciudad; pero en otros parages del mismo rio no distantes dicen que las hay.


No acaban aquí las referencias de Ponz al río Henares, ya que en la carta primera del tomo XIII89, antes de hablar del reino de Aragón, el autor nos describe su viaje de Guadalajara a Sigüenza, al cual pertenece el siguiente fragmento90:


Desde Marchamalo a Fontanar cuentan una legua; es lugar frondoso de alamedas, viñas y olivares, y por consiguiente, divertido. Otra legua hay hasta el vado de Henares, donde hace gran falta un puente. En las crecientes se usa barca, y en lo demás del tiempo se vadea.


Seguirá luego por Heras y por el monasterio de Sopetrán para llegar finalmente a Hita, donde pernocta no sin problemas. Desde allí continuará hasta Baides por un camino que en parte no existe actualmente, ya que entre Matillas y Baides tan sólo discurre hoy la línea del ferrocarril. Veamos cómo describe Ponz este tramo91::


Desde Hita hasta Baides hay cinco leguas; se pasa por los pueblos de Padilla, Casas de Don Galindo y Miraelrío. A la mano izquierda se ven los lugares de Carrascosa y Membrillera, y por aquel lado corre el río que llaman Salado, en territorio bajo. (...) Se pasa también por un lugarejo llamado Bujalaro, y antes de arribar a Baides, se ve la Hacendeja, pueblo pequeño, donde se junta el riachuelo de Barnova con Henares, cerca de las Casas de Don Galindo.


Resulta curioso comprobar cómo Ponz, que tan minuciosamente cita poblaciones minúsculas, pasa por alto a Jadraque, hoy la principal población de toda la zona. También comete un error al afirmar que por Carrascosa y Membrillera corre el río Salado, que en realidad desemboca en el propio Baides; por Membrillera discurre el Bornova y no muy lejos de Carrascosa desemboca en el Henares el Aliendre, río al que probablemente se refiere erróneamente el viajero. En cuanto a la Hacendeja, localidad en la que Ponz sitúa la desembocadura del Bornova, no existe en la actualidad, por lo que pudiera tratarse de un despoblado. Una vez llegado a Baides sin comentar nada de la confluencia del Salado con el Henares, Ponz continuará hasta Sigüenza remontando el río, es decir, siguiendo el camino que actualmente recorre el ferrocarril92:


Desde Baides a Sigüenza cuentan dos leguas, que me parecieron cuatro por lo escabroso del territorio y porque se iba haciendo de noche, ignorando todos el camino. Por fin llegamos al lugar de Moratilla, puesto en situación frondosa, aunque quebrada. Tiene la ventaja de muchas y excelentes fuentes y la del río Henares, que pasa junto a él. Sentí caminar de noche la media legua que hay desde Moratilla a esta ciudad, siempre por una angostura entre dos altos cerros, casi sin descubrirla hasta llegar a ella.


La descripción es exacta y no varía demasiado de la que se puede contemplar hoy en ese lugar a excepción, claro está, del entonces inexistente tendido ferroviario. Una vez llegado a Sigüenza Ponz hará una detallada descripción de esta ciudad, a la cual pertenece el siguiente párrafo93:


Sigüenza, ciudad noble y antiquísima. (...) Su situación es en el declive de un cerro, empezando desde lo más alto, donde está el castillo o fortaleza, cuyo recinto ocupa el palacio arzobispal, hasta el valle por donde corre el Henares; en cuya ribera hay porción de huertas, y entre ellas y la ciudad algunas alamedas; pero poco todo ello para lo mucho que podría haber en dichas riberas y en otros alrededores de ella.


Ponz era un ilustrado convencido, y por lo tanto un firme defensor del progreso económico de nuestro país. Pero sigamos adelante. Al hablar del obispado segontino, y tras describir sus límites, añade el viajero94:


Sus principales ríos son: Henares, Tajuña, Gallo, Cabrilla, Jalón, Estecas, Talegones y Escalote; pero tan bien distribuidos, que aprovechando sus aguas, como era razón, podría ser de los mejores, más ricos y abundantes territorios de España y aún de Europa.


Continuará hablando Ponz de la ciudad de Sigüenza con las siguientes palabras95:


Cosa de un cuarto de legua más al Norte, caminando desde el convento de San Francisco, se halla en la misma vega del río Henares la famosa huerta que el señor obispo ha mandado formar en terreno perteneciente a la dignidad, con la ventaja de pasar por medio de ella dicho río.


Tras dedicar la carta segunda a un viaje por tierras de la Alcarria que le llevaría hasta Trillo, en las riberas del Tajo, Ponz retornará a la ciudad mitrada para, ya en la carta tercera, describir el camino hacia Medinaceli y el reino de Aragón96:


Salí de Sigüenza para continuar mi viaje y tomé la ruta de la villa de Medinaceli, a la cual llegué después de cuatro leguas de camino. Se va andando contra la corriente del río Henares hasta un lugar llamado Horna, que dista de Sigüenza dos leguas, siempre entre praderías, donde, si quisieran, podría haber excelentes huertas y famosas arboledas.

(...)

Cerca de Horna está el primer manantial del río Henares, al cual se le van juntando otros de muchas fuentes que allí hay, y después diferentes arroyos y riachuelos hasta su desagüe en Jarama, con el cual va incorporado hasta que ambos se unen con el Tajo en Aranjuez.


Como puede comprobarse en este comentario final, aun considerando al Henares como tributario del Jarama Ponz reconoce su importancia al afirmar, muy diplomáticamente por cierto, que ambos desaguan conjuntamente en el Tajo allá por las tierras de Aranjuez. Cambiemos ahora de autor y de temática puesto que nuestra siguiente cita procede de una poesía obra de fray Juan Fernández Rojas, un religioso agustino nacido hacia mediados del siglo XVIII que, tras estudiar en Salamanca, sería profesor en Toledo y Alcalá. La poesía tiene por título Liseno ausentándose del Manzanares para habitar a las orillas del Henares. A sus amigos, y a ella pertenecen las siguientes dos estrofas97:


Ya el Henares le aguarda
con faz cruda y severa
que caminando siempre
el ocio vil condena.

(...)

Entre tanto ojos míos
llorad a las riberas
del Henares escaso
rigores de Minerva.


De fray Juan Fernández Rojas es asimismo la poesía Corred con el Henares, de la que está extraído el siguiente fragmento98:


Corred con el Henares
tristes lágrimas mías
por mis ojos lloradas
y del alma nacidas.

Juntad vuestra amargura
con sus turbadas linfas
si por ser de mis ojos,
acaso no os esquiva.

Y el paso apresurado
seguid por do camina
sembrando de sus ondas
corred su fresca orilla.

Quando el bravo Jarama
en su seno os reciba
no os confundan sus ondas
corred su fresca orilla

Hasta un sitio sagrado
do la corriente altiva
del regio Manzanares
pierde el nombre y se humilla.


También agustino, y contemporáneo del anterior, fue Diego Tadeo González, nacido en Ciudad Rodrigo en 1732 y miembro de la escuela poética salmantina encabezada por José Cadalso y Juan Meléndez Valdés. Este sacerdote que, al estilo de los escritores del Renacimiento, utilizó el sobrenombre literario de Delio, residió durante algún tiempo en Alcalá, por lo que no es de extrañar que nuestro río aparezca citado en una de sus poesías, la égloga que lleva por título Llanto de Delio y profecía de Manzanares99:


Pero la muerte fría
te ocupará, y tu canto
con verso más ameno
proseguirá Liseno,
a quien oye Compluto con espanto,
y tal vez el Henares
alzó el pecho atendiendo a sus cantares.


Puesto que en este siglo predominan las descripciones de viajeros sobre los temas puramente literarios, no es de extrañar que volvamos a encontrarnos con un visitante extranjero del cual en esta ocasión: Jean-Françoise Bourgoing, diplomático agregado a la embajada de su país en España que recogió sus experiencias españolas en el libro que, con el título de Tableau de l'Espagne moderne, fue publicado en 1792. Veamos ahora lo que este autor dice del Henares en un curioso párrafo en el que compara a las ciudades de Alcalá y Ávila100:


Alcalá hace más honor que Ávila a su reputación. El recorrido de las seis leguas que la separan de Madrid es bastante agradable. Después de la primera se encuentra Canillejas, entre huertos y vergeles, verdadero fenómeno de las cercanías de la Corte. Una legua después se atraviesa el Henares sobre un bello puente de piedra y se deja a la derecha Leganés, una de las residencias del Regimiento de Guardias Valonas; Vicálvaro, que tiene siempre un destacamento de Guardias Españoles, y San Fernando.

El Henares, del que Alcalá toma su sobrenombre, discurre a alguna distancia bajo una fila de colinas peladas.


Ciertamente, resulta difícil conciliar el imperfecto conocimiento que el autor demuestra poseer acerca de las cercanías de la villa y corte con la realidad, tanto de entonces como de ahora; particularmente llamativo es tanto que sitúe a Leganés en las cercanías de Vicálvaro y San Fernando, como que confunda al Jarama con el Henares al cruzar el primero de estos ríos siguiendo el camino de Madrid a Alcalá. Sigamos con Bourgoing y con la telegráfica referencia que hace de la ciudad de Guadalajara101:


A cuatro leguas de Alcalá encontramos Guadalajara, interesante ciudad situada en una eminencia, un poco más allá del Henares.


De Antonio Conca, español de nacimiento pero literariamente italiano dada su condición de jesuita expulso, es preciso recordar un fragmento extraído de su libro Descrizione Odepórica della Spagna..., una descripción de España fechada en 1793 y escrita en italiano al estilo del libro de Ponz, destinada lógicamente a los lectores de este país. Leamos la descripción de su llegada a Alcalá comparándola, si así lo deseamos, con la anteriormente aludida de Ponz102:


Ahora encamino el viaje hacia Alcalá, a sólo dos leguas de distancia de Loeches. (...) El río Henares, que se atraviesa por un magnífico puente, da el sobrenombre a la dicha ciudad de Alcalá.


Más adelante Conca volverá a citar al Henares al hablar de la antigua Compluto103:


Hállanse fuera de la ciudad, caminando apenas un cuarto de legua, una fuente y el paredón llamado “del Milagro”, donde vuelven algunas fosas de la antigua Compluto, quasi “Compluvium” por el agua de algunos torrentes, que en este paraje van a engrosar el río Henares.


Nos encontramos de nuevo con Tomás López al estudiar otra obra suya, las Relaciones Topográficas, fechadas en 1795. Ésta es la descripción que hace el autor del río Salado a su paso por la Riba de Santiuste, en la cual se cita también al Henares104:


Pasa por la orilla de esta que es el lado del norte un rio con mediania de Aguas, cuio origen tiene al norte el que dista de esta tres quartos de legua, tiene para transitarse una Puente de piedra con cinco ojos vien construida y de grande resistencia como se ha experimentado en las grandes havenidas que han ocurrido, van a unirse sus aguas con el rio Nares.


Puesto que uno de los principales pilares culturales del siglo XVIII es el enciclopedismo, no es de extrañar que en esta centuria proliferaran los diccionarios geográficos, alguno de los cuales como el famoso de Antonio Ponz ya ha sido reseñado con anterioridad. Mucho menos conocido que éste es el que, con el título de Diccionario Geográfico Universal, alcanzó varias ediciones, corregidas y aumentadas, a lo largo de la segunda mitad del siglo e incluso los primeros años del XIX, ya que la última de las ediciones apareció en 1806 reimprimiéndose hasta una fecha tan tardía como 1815. En realidad la primera edición española, fechada en 1750, era una traducción de un texto anterior francés basado a su vez en otro inglés todavía más antiguo, de 1691, aunque profusamente reeditado en este país antes de popularizarse en diferentes estados europeos.

En total el Diccionario llegaría en nuestro país hasta la séptima edición, aunque contando las reimpresiones sería necesario sumarle alguna más. Una de ellas, la sexta105, está copiada y digitalizada en internet. Su responsable fue Antonio Vegas, y sus seis tomos contaron con un importante incremento del número de entradas, en especial las relativas a nuestro país, en relación con las ediciones anteriores. Se trata de un trabajo importante, y muy meritorio para la época, que recuerda en su metodología al posterior diccionario de Pascual Madoz, aunque a diferencia de este último, dedicado a los territorios españoles y sus -ya por entonces escasas- posesiones de ultramar, el de Antonio Vegas, tal como indica su título, abarca a la totalidad del globo terráqueo. Se diferencia asimismo del casi contemporáneo libro de Ponz en que éste es un libro de viajes, mientras el de Vegas es tan sólo un diccionario.

Como cabía suponer en él aparecen numerosas referencias al Henares, llamado indistintamente así o Nares, aunque en la mayor parte de ellas su valor literario es nulo al limitarse tan sólo a citarlo como vecino de sus distintas poblaciones ribereñas. Podemos hacernos una idea de su aséptica redacción leyendo la descripción que hace del propio río106:


HENARES. Río de España. Tiene origen junto al Lugar de Horna, á 2 leguas de la Ciudad de Sigüenza, que con las corrientes de otras fuentes que hay en aquel territorio, y varios arroyos que se le unen de las Montañas por donde pasa, se forma, un rio abundante, que pasa por las inmediaciones de Sigüenza, Jadraque, Guadalaxara, Alcalá de Henares, hasta unirse con Xarama tres leguas mas abaxo de esta última Ciudad, junto al Santuario que llaman de Rivas, caminando los dos juntos hasta entrarse en Tajo, mas abaxo del Real Sitio de Aranjuez como media legua.


Y de cuando atraviesa las tres principales poblaciones de su curso. La primera, en orden geográfico, es Sigüenza107:


Ciudad de España en Castilla la Nueva, en la Provincia de Guadalaxara, Cabeza de Partido de su nombre con 55 Villas y Lugares de Jurisdicion, situada en el declive de un cerro, empezando desde lo mas alto, donde está el castillo ó Fortaleza, cuyo recinto ocupa el Palacio Episcopal, hasta el Valle por donde pasa el rio Henares.


Inmediatamente después vuelve a ser citado nuestro río al describirse el obispado segontino108:


En España, se extiende entre los ríos Duero y Tajo, la distancia de 30 leg. desde Oriente á Poniente, y demás de 20 de Norte á Mediodía. Sus principales rios son Henares, Tajuña, Gallo, Cabrilla, Xalon, Estecas, Talegones y Escalote.


Ésta es la cita correspondiente a Guadalajara109:


Está situada en la Alcarria en un cerro poco elevado que declina hacia el Norte, cercado de otros mayores por la parte de Oriente, por cuyo pie pasa el rio Henares sobre el que tiene un suntuoso Puente de piedra de 4 arcos, obra de los Romanos según la inscripción que existe en ella de la reedificación hecha por Julio Cesar, y últimamente reedificado de las ruinas que padeció en una avenida por los años de 1758.


Y ésta la de Alcalá110:


La nueva reedificación de esta Ciudad en donde hoy está, que es una hermosa llanura, cerca del rio Nares, se atribuye al Arzobispo Don Ramón, sucesor de Don Bernardo.


Con una segunda referencia en la entrada dedicada a Alcalá la Vieja, que Vegas denomina Alcalá de Henares la antigua111:


Al lado opuesto del rio Nares, y de la Ciudad, entre Oriente y Medio dia, hay dos cerros eminentes que llaman el uno de la Vera-Cruz, en memoria de haberse aparecido allí una Cruz al Arzobispo Don Bernardo en señal de la victoria que alcanzaría de los Moros, quitándoles esta Ciudad; y el otro que llaman de Zulema. En la falda de este cerro, al lado izquierdo de la corriente del Rio hay un gran Castillo casi arruinado, y cerca de este se ven otras ruinas, que se cree fuese la antigua Alcalá, y aun hoy llaman Alcalá la Vieja, que fue la que conquistó el dicho Arzobispo.


Por último en Mejorada encontramos la descripción del final del Henares112:


Mas arriba de este Pueblo como un quarto de legua al Norte se juntan los dos ríos Jarama y Nares.


Concluye el siglo XVIII en lo que respecta a su relación literaria con el río Henares, un siglo menos brillante que los anteriores pero interesante en lo que respecta al nuevo espíritu que comenzaba a recorrer las tierras españolas, con una selección de textos de José Andrés Cornide de Folgueira y Saavedra, un escritor ilustrado que a finales de la centuria realizó dos viajes por la actual provincia de Guadalajara, de los cuales dejó constancia en sendos cuadernos de viaje. El primero de ellos lleva por título Viaje a la Alcarria Alta113, y está fechado en 1794. Aunque el Henares no discurre por la Alcarria era de esperar que, dada su cercanía a esta comarca, fuera citado en este libro114:


De Brihuega salí a las 2 y ½ y habiendo subido una cuesta me dirigí por una llanura, que es la mesa entre Tajuña y Henares, a Torija, villa situada en el camino de Guadalajara al fin de la dicha llanura, y a la cabeza de una cañada que corre.


Vuelve a aparecer nuestro río en la descripción de los parajes existentes entre las ciudades de Alcalá y Guadalajara115:


De Guadalajara salí el 17 y me dirigí a Anchuelo, dejando Chiloeches a la izquierda como un quarto de legua, y el Henares siempre a la derecha. Subí de la primera mesa en que está Chiloeches, a la segunda en que está el Monte de Guadalajara; atravesélo por su borde hasta Los Santos de la Humosa, situado a su extremo, y sobre un barranco que va al Henares y baxé luego a la vega de Anchuelo.


El segundo viaje, realizado un año más tarde, lleva el largo título de Viaje executado en el mes de septiembre de 95 desde Madrid a Sigüenza por la Alcarria...116. Este viaje tuvo su inicio en Alcalá, adentrándose Cornide en la Alcarria por Anchuelo y Aranzueque. La primera vez que describe al Henares es ya en las cercanías de Sigüenza, a donde llega procedente de Algora117:


La Cabrera, lugarcito miserable debajo de unos riscos y a la orilla de un riachuelo que lleva buenas truchas, que se pasa por un buen puente, y que algo más abajo hace moler dos molinos de papel, llámase Dulce y va a entrar en el Henares.


Y continúa, refiriéndose al camino entre La Cabrera y Sigüenza118:


Éste será entre La Cabrera y Sigüenza como de legua y quarto, de cuyo espacio como un quarto de legua es una bajada suave a la vega del Henares que por aquí va todavía muy pobre pues sólo dista 2 leguas de su origen. Nace en Orna.

Sigüenza está sobre su margen izquierda, en un cerro de piedra arenisca que a manera de procurrente se desgaja de otros mayores que corren de Oriente a Poniente y desde los quales va descendiendo suavemente hasta la vega, de suerte que la situación de Sigüenza se parece a la de Avila, y aun a la de Segovia, pues asi como a estas dos ciudades las rodea por su derecha una veguilla plantada de huertas, al Norte y a orilla del Henares tiene un paseo de negrillos.


Sigue una detallada descripción de la ciudad de Sigüenza, de la que he entresacado la parte correspondiente al entonces recién trazado barrio de san Roque, en la parte baja de la ciudad119:


Pero lo que principalmente hermosea a esta ciudad y aumenta la comodidad de sus vecinos es una nueva calle que ha formado y adornado de casas el Señor Obispo actual sobre el camino de Medinaceli, que pasa entre la ciudad y el río, con otras dos calles, que baja desde el frente y la espalda de la catedral.


Finalmente, Cornide abandona la ciudad siguiendo aguas abajo el curso del Henares120:


La salida para Madrid, que es por la Puerta de Guadalajara, tiene algunas filas de negrillos y chopos hasta el henares, que se pasa por un puentecillo y aun de la otra parte y luego, sigue una pradera que será como de un medio quarto de legua, y luego se mete el río entre cerros y se aparta a la izquierda. Desde la pradera se empieza a subir, y siguen un malísimo camino por espacio de legua y media que se baja una malísima cuesta á la vega de Baydes, lugar miserable situado al pie de los cerros y al desembocar de ellos el Henares, que se pasa por un puente de piedra para entrar en el pueblo.

(...)

Como a 400 pasos se une al Henares otro río de más caudal llamado el Salado, porque en efecto lo es por pasar por las salinas de Aymón. Corre este río de N.O. á S.E. por una vega igual a la del Henares, pero asi como éste la perjudica bastante con sus robos, uno y otro llevan barbos, cachos, luinas y pocas truchas.

Yo seguí por la izquierda del Henares, y a una legua corta se pasa el río de La Cabrera por los molinos de (...), más debajo de los quales se une al Henares. Este río lleva más truchas que el Henares.

(...)

A una legua se pasa por Bujalaro, algo más separado del río, y desde aquí, atravesando unos cerros, a los tres quartos de legua se baja a Jadraque, que se acerca más al Henares, y que hace muchas ventajas en situación, y en vecindario a los antecedentes.


Evidentemente, después de haber atravesado esos mínimos pueblecitos, Jadraque habría de parecerle a Cornide casi una metrópoli rodeada por una fértil vega121:


Además de las huertas, Jadraque tiene un extenso pago de viñas, muchos olivares y buenas tierras de labor en la vega del Henares.


Tras dejar atrás Jadraque, el viajero se adentra de nuevo en la Alcarria122:


Luego que se sube la cuesta y se camina por el llano un rato se pasa a los ¾ de legua por el lugarcito de MiralRío, nombre que debe a su situación pues colocado casi al borde del viso o de la cuesta, está mirando al Henares que serpentea por la vega.


La última referencia extraída de este viaje corresponde al paso de Cornide por la imponente muela de Alarilla, al pie de la cual se unen Henares y Sorbe123:


No obstante como a una legua al N.O. de Hita, vi un cerro llamado la Muela de Alarilla por un lugar de este nombre muy parecido al de San Juan del Viso en Alcalá (a donde estuvo Complutum) hasta en caer sobre el Henares.


No acaban en estos dos viajes las alusiones al Henares por parte de este escritor ilustrado, puesto que en 1799 publicó, en las Memorias de la Real Academia de la Historia, las Noticias de las Antigüedades de Cabeça de Griego124:


Tagonis: De este río sólo nos conservó Plutarco la noticia, que hablando de una célebre estratagema con que Sertorio venció a los naturales de la ciudad de Caraca. Si supiésemos la verdadera situación de esta ciudad no nos sería difícil determinar a qué rió aplican los modernos el nombre de Tagonio. Morales, que en el libro 8 de su Crónica refiere esta estratagema de Sertorio, se inclina a que Caraca fue Guadalajara, y por consiguiente Henares el Tagonio. Pero yo hallo en esto mucha repugnancia por la poca semejanza de estos nombres, de los cuales el de Tagonio se acerca más al de Tajuña.


Un argumento escrupulosamente lógico, amén de que la cercanía del Tajuña a Guadalajara reforzaría esta hipótesis. Pasamos ahora a otra obra de Cornide, el Comentario a la parte del Itinerario de Antonino Pío, en que se describe las vías militares de España125, concretamente a la parte en la que el autor cita a Titulcia y Compluto126:


Y teniendo seguridad sobre la situación de estos últimos lugares bien conocido en todos tiempos el primero y indubitable el segundo en el cerro de Sn. Juan del Viso sobre la margen izquierda del Henares tres quartos de legua al Sur de la moderna ciudad de Alcalá no hai otro arbitrio que colocar a Titulcia en la línea recta de otra ciudad a la Imperial Toledo, y en el punto adonde concurren las dos distancias, no lejos de la margen derecha del Tajo.


En el siglo XIX Bayona de Tajuña se apropiaría, sin la menor justificación histórica, del antiguo topónimo romano, que aún hoy ostenta... Pero ésta es otra historia. Algo más adelante habla Cornide de la vía romana que discurría por Compluto127:


Las tierras de la otra parte del Henares se elevan bastante, pues desde allí empieza el partido de la Alcarria, que en Araba quiere decir tierras altas, para bajar desde ellas, y desde Complutum a las márgenes del Henares se dirigía el camino romano por las cabezas de los barrancos que vienen desde el Sur al terminar en dicho río, y aprovechando el menor pendiente que es adonde se fundó un castillo que aún hoy conserva el nombre de Alcalá la Vieja pasaba dicho río por un Puente situado adonde hoi se halla una barca que ha tomado el nombre de dicho Castillo y que dista media legua escasa al centro de la ciudad de Alcalá. De este Puente aún se reconocen vestigios en las aguas bajas del río y en las inmediaciones de una casa que está en su margen derecha.

Desde allí seguía el camino por la misma margen a las inmediaciones de la barca de los Santos que se halla sobre el mismo río y a tres cuartos de legua más arriba.

(...)

Por lo que suponemos sería la actual, pasando el Henares por el Puente que ahora se practica que es la parte por donde con más suavidad se podía subir a Guadalajara.


Yerra Cornide al afirmar que la calzada romana cruzaba el Henares a la altura de la Virgen del Val, puesto que los restos a los que hace alusión corresponden a un puente medieval que enlazaba el castillo, inexistente en época romana, con Alcalá. En realidad el puente debió de estar situado en la zona del Zulema o, según algunos autores, quizá por la presa de las Armas. Concluimos, con este autor y con el capítulo, adentrándonos algunos años en el siglo XIX, concretamente hasta 1803, para encontrarnos con una descripción física de España de la que he entresacado la parte correspondiente al Tajo y sus afluentes, entre los cuales figura, claro está, el Henares128:


Por el nivel inferior del terreno, ó valle que media entre la poco perceptible cadena de Yévenes y Guadalupe, y la mas aparente de Guadarrama, corre el dorado Tajo, que recoge por el norte las aguas de los rios Cabrilla, Gallo, Albanquejo, Cifuentes, Xarama, Manzanares, Henares y Tajuña, Guadarrama, Alverche, Tietar, Xerte, Alagon, Eljas, Ponsul, Cecere y Nabaon; y por el mediodia las del Guadiela y Mayor, Algodor, Torcon, Sedena, Pusa, Alija, Ibor, Almonte, Sabor, Sever, Alpiarza, Zatas y Almansor.




NOTAS


1 Citado por José Luis Amorós en Europa 1700. El Grand Tour del menorquín Bernardo José. Ed. Serbal. Barcelona, 1993. Págs. 406-407.

2 ÁLVAREZ DE COLMENAR, Juan. Annales d'Espagne et de Portugal. Imprenta de François l'Honoré & fils. Ámsterdam, 1741. Tomo II.

3 Op. cit., pág. 121.

4 Op. cit., pág. 121.

5 Op. cit., pág. 155.

6 Op. cit., pág. 156.

7 Op. cit., pág. 159.

8 Op. cit., págs. 159-160.

9 Op. cit., pág. 161.

10 Op. cit., pág. 161.

11 Citado por Mª Isabel de Frutos Dachs en Poetas en las honras funerarias de la reina María Luisa de Saboya en Guadalajara. Actas del III encuentro de historiadores del valle del Henares. Guadalajara, 1992.

12 Op. cit., pág. 466.

13 Op. cit., págs. 470-471.

14 PORTILLA Y ESQUIVEL, Miguel de la. Primera parte de la historia de la ciudad de Compluto, que en nuestro vulgar se llama oy Alcala de Henares... Imprenta de Joseph Espartosa. Alcalá, 1725.

15 Op. cit., pág. 4.

16 Op. cit., pág. 5.

17 Op. cit., págs. 5 y 6.

18 Op. cit., pág. 7.

19 PORTILLA Y ESQUIVEL, Miguel de la. Historia de la ciudad de Compluto, vulgarmente Alcala de Santiuste y aora de Henares. Parte II... Imprenta de Joseph Espartosa. Alcalá, 1728.

20 Op. cit., pág. 4 del prólogo.

21 Op. cit., pág. 92.

22 Op. cit., pág. 94.

23 Op. cit., capítulo 65.

24 VV.AA. Sagrada métrica lid... Antología de Joaquín de Aguirre. Imprenta de Joseph Espartosa. Alcalá, 1730.

25 Op. cit., pág.14.

26 Op. cit., págs. 81-82.

27 Op. cit., págs. 131-132.

28 Op. cit., pág. 135.

29 Op. cit., pág. 147.

30 Op. cit., págs. 152-153.

31 Op. cit., pág. 154.

32 Op. cit., págs. 230-231.

33 SALMON, M. Storia moderna di tutti i popoli del mondo. Imprenta de Giambatista Albrizzi. Venecia, 1745. Vol. XIV. Del regno di Spagna.

34 Op. cit., pág. 81.

35 Op. cit., pág. 84.

36 Op. cit., pág. 85.

37 ESTRADA, Juan Antonio. Población General de España en sus Reynos y provincias, ciudades, villas y pueblos, islas adyacentes y presidios de África. Madrid, imprenta de Andrés Ramírez. 3ª ed., 1768. Edición facsímil del Ayuntamiento de Melilla y la Biblioteca Nacional. Melilla, 1995.

38 Op. cit., vol. I, pág. 15.

39 Op. cit., vol. I, pág. 143.

40 Op. cit., vol. I, pág. 154.

41 Op. cit., vol. I, pág. 174.

42 MORALEJA Y NAVARRO, José Patricio. El jardinero de los planetas y piscator de la corte para el año de 1752... Citado por Pedro L. Ballesteros en Miscelánea histórica complutense. Institución de Estudios Complutenses, 2020. Pág. 173. Publicado originalmente el 29 de noviembre de 2014 en el número 2.354 de Puerta de Madrid.

43 MURILLO VELARDE, Pedro. Geographía Histórica... Madrid, imprenta de Gabriel Ramírez, 1752. Citado por Pedro L. Ballesteros Torres en Una visión de Alcalá de Henares y su universidad en el siglo XVIII. Revista Acervo, nº 1. Alcalá de Henares, diciembre de 1992. Pág. 11.

44 CAIMO, Norberto. Citado por José García Mercadal en Viajes por España. Col. Libro de Bolsillo, nº 408. Alianza Editorial. Madrid, 1972. Pág. 284.

45 CAIMO, Norberto. Citado por Pedro L. Ballesteros Torres en Alcalá de Henares vista por los viajeros extranjeros (siglos XVI-XIX). Brocar, Asociación Bibliófila y Cultural. Alcalá de Henares, 1989. Pág. 74.

46 GÁLVEZ, Diego Alejandro de. Ytinerario geográfico, histórico, crítico y litúrgico de la España, Francia, País Baxo y gran parte de Alemania. Biblioteca Nacional, mss. 1698-1699, pág. 162 a 167. Citado por Pedro Ballesteros Torres en Alcalá de Henares a mediados del siglo XVIII según la descripción de Diego Alejandro de Gálvez. Puerta de Madrid, nº 1.596 (14-11-1998).

47 FERNÁNDEZ DE MORATÍN, Nicolás. Abdelkadir y Galiana. Biblioteca de Autores Españoles, tomo 2. Ed. Atlas. Madrid, 1944. Pág. 9.

48 LÓPEZ, Tomás. Descripción de la provincia de Madrid. Madrid, Joachim Ibarra, 1763. Edición facsímil de la Asociación de Libreros de Lance de Madrid. Madrid, 1988.

49 Op. cit., pág. 14.

50 Op. cit., pág. 159.

51 Op. cit., pág. 160.

52 Op. cit., págs. 185-186.

53 FLÓREZ, Enrique. España Sagrada. Madrid, Antonio Marín, 1766. Tomo VII, segunda edición. Pág. 165.

54 ESTRADA, Juan Antonio. Población general de España... Madrid, Andrés Ramírez, 1768. Tomo I. Pág. 174.

55 VACA DE GUZMÁN Y MANRIQUE, José María. Biblioteca de Autores Españoles, tomo 61. Ed. Atlas. Madrid, 1952. Pág. 281.

56 Op. cit., pág. 277.

57 Op. cit., pág. 281.

58 Op. cit., pág. 281.

59 Op. cit., págs. 281-282.

60 Op. cit., pág. 299.

61 Op. cit., pág. 300.

62 Op. cit., págs. 300-301.

63 Op. cit., pág. 301.

64 Op. cit., pág. 301.

65 Op. cit., pág. 310.

66 Op. cit., pág. 311.

67 Op. cit., pág. 311.

68 VACA DE GUZMÁN Y MANRIQUE, José María. Obras de D. Joseph Maria Vaca de Guzmán que dedica a la reyna católica nuestra señora doña Luisa de Borbón. Tomo III. Madrid, Joseph Herrera, 1792. Pág. 197.

69 MARGAROT, Maurice. Citado por Pedro L. Ballesteros Torres en Alcalá de Henares vista por los viajeros extranjeros (siglos XVI- XIX). Brocar, Asociación Bibliófila y Cultural. Alcalá de Henares, 1989. Págs. 85 y 86.

70 DE LA CROIX, Louis-Antoine Nicolle. Geographie moderne. Tomo I, 9ª edición. A Paris, chez Hérissant, fils, librairie. 1777. Pág. 345.

71 TALBOT DILLON, John. Citado por Pedro L. Ballesteros Torres en Alcalá de Henares vista por los viajeros extranjeros (siglos XVI- XIX). Brocar, Asociación Bibliófila y Cultural. Alcalá de Henares, 1989. Págs. 87 y 88.

72RODRÍGUEZ CAMPOMANES, Pedro. Viaje a las Sierras y Castilla la Vieja. Publicado en Estudios de historia social. Números 12-13. Madrid, enero-junio de 1980.

73 Op. cit., pág. 341, nota 43.

74 Op. cit., pág. 345, nota 101.

75 Op. cit., pág. 359, nota 324.

76 TOWNSEND, Joseph. Citado por Pedro L. Ballesteros Torres en Alcalá de Henares vista por los viajeros extranjeros (siglos XVI- XIX). Brocar, Asociación Bibliófila y Cultural. Alcalá de Henares, 1989. Pág. 91.

77 Relaciones del Cardenal Lorenzana. Archivo diocesano de Toledo.

78 Op. cit.

79 IRIARTE, Tomás de. Epístola a Dalmiro, en que se describe la casa de la Academia de las tres Nobles Artes y Real Gabinete de Historia Natural. Citado por Alejo Martínez Martín en Madrid en la literatura. Madrid en la poesía (I). Comunidad de Madrid, 1993. Pág. 233.

80 IRIARTE, Tomás de. Carta a Manuel Manca. Citado por José Luis Checa en Madrid en la literatura. Madrid en la prosa de viaje (II) (siglo XVIII). Comunidad de Madrid, 1993. Pág. 361.

81 PONZ, Antonio. Viage de España. Tomo I. 3ª edición corregida y aumentada. Madrid, 1787. Por la viuda de Ibarra, Hijos y Compañía. Edición facsímil de Ediciones Atlas. Madrid, 1972.

82 Op. cit., pág. 283.

83 Op. cit., pág. 319.

84 Op. cit., pág. 321.

85 Op. cit., pág. 322.

86 Op. cit., pág. 323.

87 Op. cit., pág. 324.

88 Op. cit., págs. 324 y 325.

89 PONZ, Antonio. Viage de España. Vol. 3, tomos IX-XIII. Col. Aguilar Maior. Ed. Aguilar. Madrid, 1988.

90 Op. cit., pág. 784.

91 Op. cit., pág. 785.

92 Op. cit., pág. 785.

93 Op. cit., pág. 786.

94 Op. cit., pág. 786.

95 Op. cit., pág. 797.

96 Op. cit., pág. 806.

97 FERNÁNDEZ ROJAS, Fray Juan. Poesías. Legajo 1121/2. APAF (Archivo de la Provincia de Agustinos Filipinos). Valladolid. Núm. 8.

98 Op. cit., núm. 17.

99 GONZÁLEZ, Diego Tadeo. Citado en la página web del Centro Virtual Cisneros, www.centrocisneros.uah.es (Alcalá en la literatura).

100 BOURGOING, Jean-Françoise. Citado por Pedro L. Ballesteros Torres en Alcalá de Henares vista por los viajeros extranjeros (siglos XVI-XIX). Brocar, Asociación Bibliófila y Cultural. Alcalá de Henares, 1989. Pág. 93.

101 BOURGOING, Jean-Françoise. Citado por Pedro Olea Álvarez en Los ojos de los demás. Viajes de extranjeros por el antiguo obispado de Sigüenza y actual provincia de Guadalajara. Librería Rayuela. Madrid, 1998. Pág. 233.

102 CONCA, Antonio. Citado por Pedro L. Ballesteros Torres en Alcalá de Henares vista por los viajeros extranjeros (siglos XVI-XIX). Brocar, Asociación Bibliófila y Cultural. Alcalá de Henares, 1989. Pág. 94.

103 Op. cit., pág. 100.

104 LÓPEZ, Tomás. Citado por Adrián Blázquez Garbajosa en Las relaciones topográficas de D. Tomás López. Pueblos de la provincia de Guadalajara (1760-1795). Wad-Al-Hayara, nº 11. Guadalajara, 1984. Pág. 130.

105 VEGAS, Antonio. Diccionario Geográfico Universal. Sexta edición, corregida y añadida. Imprenta de Joseph Doblado. Madrid, 1795.

106 Op. cit., tomo III, pág. 224.

107 Op. cit., tomo V, págs. 384-385.

108 Op. cit., tomo V, pág. 385.

109 Op. cit., tomo III, pág. 166.

110 Op. cit., tomo I, pág. 64.

111 Op. cit., tomo I, pág. 64-65.

112 Op. cit., tomo IV, págs. 235.

113 CORNIDE DE FOLGUEIRA Y SAAVEDRA, José Andrés. Viaje a la Alcarria Alta. Citado por Margarita Vallejo Girvés en Los viajes de Cornide por la Alcarria. Colección Scripta Academiae, nº 8. Ediciones Aache. Guadalajara, 1999.

114 Op. cit., pág. 51.

115 Op. cit., pág. 52.

116 CORNIDE DE FOLGUEIRA Y SAAVEDRA, José Andrés. Viaje executado en el mes de septiembre de 95 desde Madrid a Sigüenza por la Alcarria para determinar la posición geográfica de la Celtiberia. Citado por Margarita Vallejo Girvés en Los viajes de Cornide por la Alcarria. Colección Scripta Academiae, nº 8. Ediciones Aache. Guadalajara, 1999.

117 Op. cit., pág. 60.

118 Op. cit., pág. 61-62.

119 Op. cit., pág. 62-63.

120 Op. cit., pág. 67-68.

121 Op. cit., pág. 69.

122 Op. cit., pág. 69.

123 Op. cit., pág. 71.

124 CORNIDE DE FOLGUEIRA Y SAAVEDRA, José Andrés. Noticias de las Antigüedades de Cabeça de Griego, reconocidas de Orden de la Real Academia de la Historia. Memorias de la Real Academia de la Historia, III. Madrid, 1799. Pág. 71 a 245. Citado por Margarita Vallejo Girvés en José Andrés Cornide de Folgueira y Saavedra y su recorrido por la geografía antigua del Henares. Actas del V Encuentro de historiadores del valle del Henares. I. de Estudios Complutenses, I. Marqués de Santillana, I. de Estudios Segontinos, 1996. Pág. 577.

125 CORNIDE DE FOLGUEIRA Y SAAVEDRA, José Andrés. Comentario a la parte del Itinerario de Antonino Pío, en que se describe las vías militares de España. Manuscrito de la Real Academia de la Historia. Citado por Margarita Vallejo Girvés en José Andrés Cornide de Folgueira y Saavedra y su recorrido por la geografía antigua del Henares. Actas del V Encuentro de historiadores del valle del Henares. I.de Estudios Complutenses, I. Marqués de Santillana, I. de Estudios Segontinos, 1996.

126 Op. cit., pág. 580.

127 Op. cit., pág. 580-581.

128 CORNIDE DE FOLGUEIRA Y SAAVEDRA, José Andrés. Ensayo de una descripción física de España. Madrid, imprenta de Sancho, 1803. Ed. facsímil. Edición y estudio introductorio de Horacio Capel y Luis Urteaga. Universidad de Barcelona. Barcelona, 1903. Pág. IX del original y 73 del facsímil.





Publicado en el volumen VIII de los Anales Complutenses (1996)
Actualizado el 24-6-2022