El futuro de la Semana Santa complutense (I)





Las Negaciones de San Pedro, uno de los últimos pasos -todavía incompleto-
incorporados a la Semana Santa complutense. Fotografía de Juan de la Plaza



Después de veinte años largos de avances indiscutibles, hay suficientes motivos para sospechar que la Semana Santa complutense está alcanzando un final de etapa, y que a partir de ahora las cosas habrán de ser diferentes... no necesariamente peores, por supuesto, es posible que puedan ser incluso mejores, pero sí diferentes. Quizá bastante diferentes.

¿En qué me baso para realizar esta rotunda afirmación? Bien, son muchos los indicios que parecen señalar que hemos alcanzado un punto de inflexión correspondiente al final de una etapa de crecimiento ininterrumpido. Y no lo digo por la famosa crisis económica, aunque sin duda ésta habrá influido en las habitualmente magras cuentas de las cofradías, sino por otros factores a los que no se les puede atribuir un carácter coyuntural. La crisis pasará tarde o temprano y esto sin duda beneficiará a las cofradías, pero no cambiará probablemente los condicionantes a los que hago referencia.

¿Cuáles son estos factores que, según yo, indicarían este final de ciclo? Bien, basta con echar un vistazo a la situación actual de las ocho cofradías existentes en la ciudad. Al día de hoy todas ellas cuentan ya con dos pasos, e incluso la del Santo Entierro tiene tres, por lo que cabe esperar que ninguna de ellas opte por incrementar su número. De hecho, además de estos diecisiete pasos existen dos más -la Borriquilla y el Resucitado- que carecen todavía hoy de cofradía propia, e incluso hay cofradías, como la de la Agonía o la de la Columna, que utilizan, además de sus imágenes titulares, otras diferentes para sus vía crucis.

En consecuencia no se puede pedir a las cofradías que saquen más pasos a la calle, por lo que las únicas novedades previsibles para los próximos años son fundamentalmente la terminación de los dos pasos de misterio inconclusos, las Negaciones de San Pedro y el Descendimiento.

Fuera de estas dos asignaturas pendientes, que supongo que se irán realizando conforma las posibilidades económicas de sus respectivas cofradías lo permitan, tan sólo cabría especular -aunque advierto que no sé que haya nada al respecto- con la posible adición de nuevas figuras a pasos ya existentes, en la línea de lo que hiciera la cofradía de la Agonía con la María Magdalena de su paso titular o con la Verónica del Nazareno. Algunas posibles alternativas son bastante obvias, como la inclusión de un sayón azotando al Cristo de la Columna o la del centurión Longinos dando una lanzada a un crucificado -quizá el más idóneo fuera el Cristo del Trabajo-; pero insisto, no tengo noticia de que haya la menor iniciativa en este sentido.

Así pues, dado que las ocho cofradías actuales parecen haber llegado al máximo de sus posibilidades, para que la Semana Santa siga creciendo no cabe otra opción que la de un incremento en su número merced la creación de otras nuevas. Especialmente interesante sería que se formaran cofradías propias para la Borriquilla y el Resucitado; dado que sus procesiones son las únicas del Domingo de Ramos y el Domingo de Resurrección respectivamente, podría resultar incluso interesante que se nutrieran de cofrades de las hermandades ya existentes, dado que no interferirían con sus otras actividades.

Por otro lado, sería fundamental que surgieran también cofradías, acogidas a nuevas advocaciones, que pudieran sacar nuevos pasos a la calle. Pese al incremento experimentado por éstas en los últimos años, pasando de cinco a ocho a ocho, este número sigue siendo relativamente reducido como se comprueba haciendo un rápido muestreo por internet para contar las cofradías de Semana Santa existentes en diversas ciudades españolas excluyendo a aquellas en las que esta celebración está a un nivel inalcanzable, tales como las andaluzas, Murcia, Valladolid, Zamora o Cuenca. Ciñéndonos, pues, tan sólo a aquéllas en las que la Semana Santa no alcanza niveles de atracción turística de primer orden, por lo que sí podrían ser comparables con Alcalá, tenemos los siguientes datos; no se trata, evidentemente, de una relación exhaustiva:

Palma de Mallorca, 32 cofradías. Ciudad Real, 25. Zaragoza, 23. Toledo, 20. Medina de Rioseco, 17. Burgos, 16. León, 16. Madrid, 15. Cáceres, 14. Orihuela, 14. Albacete, 12. Segovia, 10. Palencia, 9. Badajoz, 9. Medina del Campo, 8. Guadalajara, 7. San Lorenzo del Escorial, 7.

Se trata, en la mayoría de los casos, de ciudades de población inferior a la alcalaína, en ocasiones muy inferior, lo que deja bien claro que todavía queda mucho camino por recorrer. Incluso las vecinas Guadalajara y San Lorenzo del Escorial, a las que he incluido por ser de fácil comparación, tienen tan sólo una cofradía menos pese a que la capital alcarreña cuenta con 84.000 habitantes y San Lorenzo 18.000, un 41% y un 9% escaso, respectivamente, de los 204.000 de Alcalá.

Sin embargo, por el momento no parece haber el menor indicio de que se pudieran crear nuevas cofradías en Alcalá, a lo que se une la frustración de ver como los dos intentos recientes, el de la Virgen del Mayor Dolor y el Traspaso en 2007, y el de Jesús de la Humildad en 2009, no llegaron a cuajar; la primera imagen se conserva hoy en día en la clausura del convento de las Úrsulas, mientras de la segunda tan sólo conozco las fotografías de un boceto en barro. En cuanto a sus cofradías, o proto-cofradías, la primera se disolvió antes de llegar a ser operativa y la segunda, gestada en la parroquia de San Juan de Ávila, lleva más de un año sin actividad y sin actualizar su blog. Así pues, las perspectivas no se puede decir que sean precisamente halagüeñas.

Otra de las carencias graves que encuentro a la Semana Santa alcalaína es su concentración en el casco antiguo de la ciudad, de manera que incluso las cofradías que tienen su sede canónica fuera de él, la de Medinaceli en San Bartolomé y la de las Angustias en Santiago, realizan sus respectivos desfiles procesionales íntegramente por el interior de éste. El resultado es que la práctica totalidad de los barrios, es decir, la mayor parte de la ciudad, permanece ajena a estas celebraciones.

Cierto es que los edificios que albergan a las parroquias nuevas no suelen estar adaptados por lo general para la salida de procesiones desde ellos, principalmente a causa del insuficiente tamaño de sus puertas; pero todo tiene solución: este año tuve ocasión de comprobar, en Vélez-Málaga concretamente, como muchas cofradías montaban sus pasos en el interior de carpas levantadas en plazas y en otras vías públicas. Puede que estas dos cofradías en concreto tengan sus buenos motivos para realizar sus itinerarios; la de Medinaceli siempre ha procesionado por el centro de la ciudad, mientras la de las Angustias está muy vinculada al convento de las Agustinas. Pero en el caso de que surgieran nuevas cofradías, sería muy interesante primero que éstas tuvieran su sede canónica en las parroquias de sus respectivos barrios, y segundo que sus procesiones se desarrollaran por los mismos, independientemente de que pudieran llegar hasta el centro de la ciudad. Ésta sería una manera muy interesante de involucrar a los barrios, al tiempo que daría a la Semana Santa una proyección mucho mayor de la que cuenta ahora. Es una lástima que se haya frustrado aparentemente la iniciativa del Cristo de la Humildad, porque parecía ir precisamente por ese camino.

Aunque es mucho lo que se ha avanzado en estos últimos años, la Semana Santa de Alcalá sigue teniendo carencias o, por decirlo con mayor propiedad, podría mejorar todavía más siempre teniendo en cuenta sus posibilidades reales, ya que no es cuestión de imaginar imposibles. Para empezar, sería muy interesante que se crearan nuevas cofradías, no sólo para arropar a las dos imágenes que actualmente carecen de ella -la Borriquilla y el Resucitado- y que salieran adelante la frustrada de la Virgen del Mayor Dolor y el Traspaso y la del Cristo de la Humildad, actualmente en fase de constitución; pero aparte de ello, si se crearan nuevas cofradías, y en especial si éstas estuvieran radicadas en barrios hasta ahora ajenos a las procesiones de Semana Santa, habríamos dado un paso muy importante.

En el apartado de las imágenes, no resulta difícil imaginar cuales podrían ser las advocaciones de unos hipotéticos nuevos pasos, sin más que fijarnos en los episodios de la Pasión que al día de hoy no están representados. Así, siguiendo el orden cronológico lógico, nos encontramos en primer lugar con la Última Cena, que cuenta con el inconveniente de su gran tamaño y peso en comparación con otros pasos. Seguiría la Oración en el Huerto, existente en Alcalá en los años previos a Guerra Civil y desaparecida en ésta. Dentro del episodio del Prendimiento tendríamos el Beso de Judas o las Negaciones de San Pedro, siendo este último grupo escultórico, todavía en elaboración, el segundo paso de la cofradía de la Virgen de las Angustias.

A continuación vendrían el Expolio, o el Despojo -cuando Jesús es despojado de su ropa antes de ser flagelado-, y el Ecce Homo, episodio en el que Jesús, tras ser azotado y coronado con espinas, es mostrado por Poncio Pilato al populacho. A este último correspondería el Cristo de la Humildad, elegido como advocación por la Pro-Hermandad de Jesús de la Humildad en su Presentación al Pueblo, actualmente en fase de constitución.

Aunque en Alcalá tenemos actualmente dos Cristos con la cruz a cuestas, o Nazarenos, ambos corresponden a la primera caída de Jesús, faltando pues las dos posteriores. Tampoco tenemos la Crucifixión o el Alzamiento en la Cruz, y aunque contamos con tres Crucificados, carecemos de variantes tales como los dos ladrones o la Lanzada. Tras la muerte de Cristo, y contando ya con el Descendimiento y los Atributos de la Pasión, se podría recuperar la imagen de María al pie de la Cruz, desaparecida en 1936. Entre el Descendimiento y el Santo Entierro cabe otra posible advocación, la del Camino al Sepulcro.

Por último, tan sólo queda considerar el calendario de procesiones. Aunque en los últimos años se tendió a cubrir todos los días entre el Domingo de Ramos y el de Resurrección, lo cierto es que todavía quedan algunos huecos notables. Así, el Martes Santo, aunque cuenta con un Vía Crucis, éste carece en los últimos años de paso procesional, a lo que se suma, lo tardío de su celebración. Si bien es cierto, que esa misma tarde se realiza la procesión a la residencia de ancianos, la misma carece de ese carácter público de desfilar por las calles, por lo que dejarían hueco para una procesión. El Sábado Santo es el único día de la semana que no cuenta con procesión alguna, e incluso el Jueves y Viernes Santo, aunque con las tardes cubiertas con dos procesiones en cada una de ellas, aún dispondrían de sus respectivas mañanas.




Nota de mayo de 2014


Desde la publicación de este artículo han surgido varias novedades que afectan a la temática comentada. Para empezar, hay que reseñar que el proyecto de la Hermandad de Jesús de la Humildad en su Presentación al Pueblo no llegó a materializarse. En 2012 se constituyó -aunque la aprobación de sus estatutos tuvo lugar en 2013- la Hermandad de Nuestro Padre Jesús Resucitado y Nuestra Señora de la Salud y el Perpetuo Socorro, que realizó su primera salida procesional en el Domingo de Resurrección de 2014. Asimismo está en marcha la gestación de una nueva cofradía, cuya advocación será la de Jesús Despojado.


Publicado en http://ssalcala.blogspot.com/ el 10-7-2011
Actualizado el 28-5-2014