La presencia de san Diego en Santiago de Compostela





La presencia en Santiago de su famosa catedral ha tenido el efecto de oscurecer a los demás templos compostelanos, algunos de los cuales son especialmente notables como es el caso, entre otros, los conventuales de San Martín Pinario, San Payo y San Francisco, benedictinos los dos primeros y franciscano el último, San Fructuoso o la colegiata de Santa María la Real del Sar.

En esta ocasión la iglesia que nos interesa es la de San Francisco, cuyo monasterio anejo fue fundado a comienzos del siglo XIII, existiendo la tradición de que fue el propio san Francisco quien lo hizo durante una peregrinación a Santiago en 1214. Sea o no cierto este dato, de lo que no cabe duda es de que San Francisco del Valle de Dios, que éste es su nombre completo, pronto alcanzó una gran importancia.

Lamentablemente es muy poco lo que ha llegado hasta nosotros del edificio original, ya que fue reedificado prácticamente por completo a mediados del siglo XVIII en estilo barroco. Y aunque la monumental iglesia merece por sí misma una visita, si nos dirigimos a uno de sus retablos laterales podremos contemplar un interesante grupo escultórico, realizado por Luis de la Puente en 1790, que representa a san Diego dando de comer a dos mendigos mientras sujeta en el regazo del hábito las flores de su famoso milagro.

Lo más llamativo, quizá, de esta obra es que la iconografía de san Diego asistiendo a los pobres, muy habitual en la pintura, no lo es tanto en la escultura, donde lo habitual suele ser que el santo aparezca en solitario con uno o varios de sus atributos habituales -generalmente las rosas del regazo y una cruz en la mano-, pero sin figuras acompañantes. En cualquier caso, la factura de este grupo escultórico es excelente.


Publicado el 15-6-2017