La presencia de san Diego en la Coruña





Maqueta del antiguo castillo de San Diego. Museo Militar



Tal como ocurre con otros muchos santos, el culto a san Diego está distribuido por toda la geografía española de una manera sumamente irregular, siendo muy popular en Andalucía -cosa lógica, puesto que era natural de la serranía sevillana- y bastante menos en las regiones del norte de nuestro país. Eso no quiere decir que este culto no exista; al fin y al cabo san Diego siempre fue uno de los principales santos franciscanos españoles, siendo esta orden la principal propagadora de su culto incluso hasta en lugares tan lejanos como California. De hecho, he encontrado representaciones iconográficas suyas en Santiago de Compostela, Santillana de Mar o, para sorpresa mía, en la parroquia de la minúscula aldea palentina de Moarves de Ojeda, cabiendo suponer que no sean éstas las únicas.

Así pues, durante un reciente viaje a la Coruña decidí aprovechar la ocasión para ver si nuestro santo franciscano era recordado de alguna manera en esta capital gallega. Y, si bien en las iglesias que visité no encontré ningún rastro suyo, descubrí con gran sorpresa que su presencia en la toponimia local era no sólo importante sino también numerosa, dado que llevaban su nombre una calle, un muelle del puerto, una estación de mercancías, un parque, un centro cívico y un polideportivo. Casi nada.




El castillo de San Diego en 1962, poco antes de su demolición
Fotografía tomada de www.skyscrapercity.com


El problema estribaba en que yo no contaba con la menor información que me permitiera saber cual había podido ser el origen de tan generosa toponimia. Lo primero que pensé, obviamente, fue en la posible existencia de un antiguo convento franciscano, pero tras mis primeras indagaciones hube de descartar esta hipótesis; porque, si bien el primer asentamiento de esta orden en la ciudad está documentado ya en la segunda mitad del siglo XIII1,2, éste se ubicó en un extremo de la península en la que se alzaba el antiguo recinto amurallado de la ciudad, un lugar muy alejado del que marca la toponimia actual, entonces situado en pleno campo, por lo que en modo alguno podía ser el origen de ésta.

Pese a sufrir diversos avatares a lo largo del tiempo, como la invasión inglesa de 1589 o un devastador incendio en 1651, el monasterio logró sobrevivir hasta su exclaustración en 1835, víctima de las desamortizaciones de los gobiernos liberales de la época. El edificio pasó a partir de entonces por varios usos tales como prisión y cuartel, arruinándose en buena parte; desde 1992 es la sede del Museo Histórico Militar de la Coruña, habiéndose transformado la parte de su solar donde desaparecieron las edificaciones en un jardín y un parque arqueológico.




Vista del muelle de San Diego y la terminal petrolera, en el puerto


Mientras tanto los franciscanos, que habían vuelto a la Coruña en 1942, construyeron un nuevo convento a finales de los años 50 en una zona del ensanche de la ciudad, el paseo de los Puentes, al que a principios de los años 70 añadirían un colegio. En 1960 solicitaron permiso para desmontar lo que quedaba de la antigua iglesia, reconstruyéndola junto a su residencia entre 1964 y 1985. Esta nueva iglesia, que sólo en parte conserva los elementos originales del antiguo templo conventual, fue erigida en parroquia en 1977 bajo la advocación de San Francisco de Asís. Aunque no pude acceder a su interior por encontrarse cerrada, según he podido apreciar en la documentación consultada no parece tener iconografía dedicada a san Diego.

La presencia franciscana en La Coruña se completa con la capilla de los terciarios y la parroquia de los padres capuchinos. La primera, aneja al antiguo convento, está abierta al culto, aunque tampoco aquí conseguí encontrar nada alusivo a san Diego. La parroquia de los capuchinos, por último, data de mediados del siglo XX; está consagrada a la Divina Pastora, no tiene especial interés artístico y tampoco cuenta con ninguna representación iconográfica de nuestro santo.




Estación de mercancías de San Diego


Así pues hube de buscar por otro lado, y finalmente conseguí encontrar la pista en el interesante Museo Militar, donde encontré información -un plano del siglo XVIII y una maqueta moderna- del desaparecido castillo de San Diego que, junto con otros como el de San Antón, San Amaro y el de Santa Cruz, protegían el puerto de la ciudad de posibles ataques enemigos. Mientras el de San Antón, hoy convertido en museo, se alza en un antiguo islote situado frente al extremo de la península donde se ubica el casco antiguo, el de San Diego se encontraba al otro extremo del puerto, completando la línea defensiva el de San Amaro, junto a la Torre de Hércules, y el de Santa Cruz, más alejado de ellos, en la orilla opuesta de la ría. Y, puesto que este castillo estuvo ubicado al sur del puerto, justo en el lugar donde aparecen los topónimos, el misterio quedó finalmente resuelto.

Eso sí, quedan todavía por saber las razones por las que éste fue bautizado con el nombre de san Diego; aunque era habitual que estas construcciones militares ostentaran nombres de santos, cabe suponer que la elección no se debiera al azar sino a algún hecho concreto, el cual lamentablemente no he logrado averiguar ya que, como he comentado anteriormente, el convento franciscano coetáneo suyo quedaba muy alejado de él.




Vista panorámica del parque de San Diego


Según un interesante artículo publicado en La Voz de Galicia3 el castillo fue construido entre 1630 y 1636, inicialmente con el nombre de San Gaspar aunque ya en 1644 aparece nombrado como San Diego. A diferencia del de San Antón estaba ubicado en tierra firme sobre un saliente rocoso y, tal como era habitual en estas fortificaciones, sufrió diversas transformaciones a lo largo del tiempo. De hecho, el plano conservado en el Museo Militar corresponde a un proyecto de ampliación fechado hacia 1795.

Sin embargo, a partir de entonces sus días estaban contados. La construcción de nuevos fuertes y la propia evolución histórica forzaron su abandono, de modo que a lo largo del siglo XIX tan sólo fue utilizado de manera esporádica como cárcel. A finales de esta centuria la diputación provincial y el ayuntamiento de Oza, hoy un barrio de la Coruña pero entonces un municipio independiente en cuyo término estaba enclavado, pretendieron demolerlo para aprovechar sus terrenos. Aunque el castillo logró sobrevivir, quedó abandonado y arruinado hasta que, a mediados de la década de 1960, acabó demolido con la excusa de que estorbaba para la ampliación del puerto.


Lápidas conmemorativas de la inauguración del parque (izquierda) y del paseo marítimo (derecha)


Hoy en día no quedan de él más que un puñado de antiguas fotografías, ocupando su solar la terminal petrolera del puerto. Y por supuesto, tal como he comentado, su nombre. Junto a la terminal está el muelle de San Diego, repleto de almacenes y tinglados de las distintas compañías navieras. Ya en tierra firme, frontera con el anterior, se encuentra la estación de ferrocarril de San Diego, dedicada exclusivamente al transporte de mercancías y responsable, cabe suponer, de la carga y descarga de éstas a los barcos mercantes que atracan allí.

El conjunto formado por la estación y el muelle linda a su vez con un espacio ajardinado bautizado con el nombre de parque de San Diego. Éste, con forma de cuña, está limitado al norte por las vías de la estación y al sur por una autovía, lo que le convierte en una especie de isla urbana a la que sólo se puede acceder por ambos extremos. Según una lápida enclavada en su interior el parque fue inaugurado el 15 de mayo de 1999, por lo que es relativamente reciente. Una segunda lápida informa que el paseo marítimo enclavado dentro del parque, aunque de tal tiene poco ya que entre éste y la costa se interponen las vías del ferrocarril, el puerto y una carretera de acceso a este último, fue inaugurado a su vez un año más tarde, el 14 de julio de 2000.




Polideportivo (arriba) y centro cívico (abajo)


En el extremo oriental del parque se alzan dos construcciones bautizadas asimismo con el nombre de nuestro santo, el Complejo Deportivo Municipal San Diego y el vecino Centro Cívico San Diego. El polideportivo, según la consabida placa, fue inaugurado el 29 de septiembre de 2000. Aunque no he conseguido averiguar la fecha de inauguración del centro cívico, cabe suponer que date también de esta época.

La presencia del nombre de san Diego en la Coruña se completa con la calle que tiene dedicada y que, curiosamente, no se encuentra ubicada en este entorno sino relativamente alejada de allí, en el barrio popular de La Gaiteira, cerca de la estación de autobuses. La calle no tiene nada de particular ni es especialmente importante, aunque cabe suponer que su denominación sea bastante anterior a la del parque, sin que tampoco haya podido determinar la razón por la que fue bautizada con este nombre.




Vista panorámica de la calle de San Diego (arriba) y del rótulo (abajo)





1www.parroquiasanfranciscodeasis.net
2www.elcorreogallego.es
3www.lavozdegalicia.es


Publicado el 4-9-2015