El museo de las Bernardas





Vista interior de la iglesia



Antes de continuar deseo hacer una aclaración: No quería hablar de este museo antes de haberlo visitado, y por distintas razones no había podido hacerlo hasta ahora. Sin embargo, este involuntario retraso me ha venido bien ya que me ha servido para cotejar el resultado de esta iniciativa cuando ya llevaba cerca de un mes en marcha... Y les aseguro que realmente me sorprendió el elevado número de visitantes (rondarían los treinta) con los que coincidí, lo cual teniendo en cuenta además que se trataba de la última visita del domingo, resulta ser todavía más significativo.

A mi modo de ver, y a pesar del escaso tiempo que lleva abierto el museo, resulta evidente que las cosas marchan bastante bien, lo cual ha de ser motivo de satisfacción y también de felicitación para sus promotores, la comunidad de monjas bernardas y los guías de turismo que, apoyados por el ayuntamiento, han tenido la valentía de poner en marcha el museo.

Y es que, a pesar de tratarse de una de las joyas de nuestro patrimonio, el convento de las bernardas era, como tantos otros edificios de nuestra ciudad, un perfecto desconocido para la mayor parte de la gente tanto dentro como fuera de Alcalá, y si bien durante bastante tiempo se estuvo enseñando la iglesia, desde hacía varios años esta visita turística se había suprimido, abriéndose la misma exclusivamente para la celebración de las mismas.

Solamente recuperar las visitas turísticas a la iglesia hubiera sido un logro, puesto que la misma es ya de por sí un museo; pero los promotores han ido más allá habilitando varias salas anejas a la iglesia en las que se expone parte del rico patrimonio del convento: Libros, documentos, cuadros, imágenes, casullas, orfebrería... Junto con dos joyas tales como el sillón del cardenal Sandoval y la arqueta de ébano y plata en la que se conservaron durante años los restos del cardenal Cisneros. Asimismo, no menos interesantes son la cocina y la celda que se han recuperado, así como la magnífica e inédita vista que de la iglesia se tiene desde el balcón central en el que el cardenal Sandoval, fundador del convento, asistía a misa.

En resumen: El museo, aunque modesto en dimensiones, resulta ser muy interesante, y desde luego complementa a la perfección a la iglesia. No se agota en ellos el patrimonio del convento, tanto mueble como inmueble, pero hay que considerar que es necesario respetar la clausura, razón por la que una parte importante del convento (claustro, coro, sacristía, puerta de Burgos) no ha podido ser incluido en la parte visitable del mismo, lo cual no desmerece en modo alguno el interés de la visita.

Como dijo el poeta se hace camino al andar, y desde luego la apertura al público del museo de las Bernardas ha de ser considerado como una importante contribución a esa promoción turística de Alcalá por la que tanto suspiramos pero por la que tan poco hemos hecho hasta ahora. Es el museo del convento de las bernardas el segundo de estas características que abre sus puertas en Alcalá tras el del vecino oratorio de San Felipe, otro interesante edificio que también merece la pena visitar, y a ellos se sumará muy pronto el museo de la Magistral conformándose así, de aquí a fin de año, un eje formado por las tres iglesias a añadir a las ya clásicas visitas a la universidad y a la casa de Cervantes, lo cual sin duda vendrá a potenciar muy considerablemente la oferta turística de Alcalá a la espera de que en un futuro se puedan abrir otros conventos e iglesias.

Dos cuestiones deseo resaltar, por último, aunque por desgracia no son tan positivas. Por un lado, hay varios elementos del propio convento de las bernardas que están en mal estado y convendría reparar, entre ellos la propia fachada de la iglesia maltratada tanto por las pintadas como por la todavía más dañina chapuza de los servicios de limpieza municipales. Por otro, la eterna asignatura pendiente del vecino museo arqueológico, con las obras de restauración paralizadas una y otra vez y con la amenaza, según noticias recientes, de que finalmente pudiera no acabar instalándose en Alcalá. Como decía la semana pasada, de poco nos habría de servir ser patrimonio de la humanidad si no le sacamos partido, y desde luego ese partido ha de pasar necesariamente por una oferta museística lo más amplia posible en la cual el museo arqueológico debería ser una de sus piedras angulares.


Publicado el 5-7-1997, en el nº 1.532 de Puerta de Madrid
Actualizado el 21-10-2008