La presencia de Cervantes en Valladolid





Estatua de Cervantes. Fotografía tomada de la Wikipedia



Aunque la figura y la obra de Miguel de Cervantes son honradas en numerosas ciudades españolas, hay algunas en las que por su vinculación especial este homenaje alcanza una relevancia superior. Es el caso, aparte claro está de Alcalá, de ciudades en las que el escritor complutense residió a lo largo de su ajetreada vida, como ocurrió con Madrid, Sevilla, o Valladolid.

Es precisamente de esta capital castellana de la que quiero hablar en esta ocasión. Según las biografías cervantinas nuestro personaje residió en la ciudad del Pisuerga de niño, recién llegado de Alcalá con apenas cuatro o cinco años, merced a los avatares económicos de su padre, que buscaría allí fortuna sin demasiada suerte, viéndose obligado a abandonarla, con toda su familia, por culpa de un embargo de los bienes de su padre a causa de las deudas contraídas por éste. Volvería Cervantes por segunda vez a esta ciudad, ya adulto, allá por 1603, permaneciendo en ella hasta que la corte volvió a mudar a Madrid en 1606.

De su segunda estancia en Valladolid guardaría asimismo un amargo recuerdo, ya que en 1605 se vio implicado muy a su pesar en la muerte de un caballero, al parecer en una refriega. Aunque procesados, Cervantes y su familia acabarían siendo exonerados de cargos, lo que no les privó de estar varios días presos de la justicia.




Pedestal original de la estatua de Cervantes en su ubicación primitiva
Fotografía tomada de Valladolid Monumental


Pero como no es mi intención enmendar la plana a los ilustres biógrafos del autor del Quijote, me limitaré a reseñar el recuerdo que de él se guarda en la ciudad castellana. Para empezar contamos con una estatua, la cual se alza en la céntrica plaza de la Universidad, al lado de la catedral y de la iglesia de la Virgen de la Antigua. Ésta sigue un modelo similar al de sus homólogas alcalaína y madrileña: una estatua en bronce, de cuerpo completo y tamaño natural, alzada sobre un pedestal. Su tamaño, asimismo, es parecido al de la complutense, de la que es prácticamente contemporánea. Sufragada por una suscripción pública promovida en 1876 por el cervantista Mariano Pérez Mínguez, sería inaugurada el 29 de septiembre 1877 en el entonces denominado Campillo del Rastro, vecino al lugar donde se ubicaba la casa donde había residido Cervantes. Su autor fue el escultor Nicolás Fernández de la Oliva, profesor de la escuela de Bellas Artes de Valladolid, y se dispuso sobre un pedestal aprovechado de la desaparecida fuente de la Rinconada en el que se instalaron cuatro bajorrelieves de hierro con motivos cervantinos obra de Pablo Santos de Berasategui, además de cuatro bustos de mármol también reutilizados. En la base de la estatua se lee la inscripción:


FUNDICIÓN DEL CANAL
VALLADOLID 1877


Curiosamente no se aprecia la firma del escultor, aunque quizás pudiera estar en la parte trasera.




Detalle de la estatua de Cervantes


En 1889, tras las obras de encauzamiento del río Esgueva que se llevaron a cabo en la zona, la escultura fue trasladada a su emplazamiento actual, construyéndose otro pedestal más sencillo en el que no se colocaron los relieves del antiguo, trasladados a la cercana Casa de Cervantes. Según el documentado blog Valladolid Monumental, al que citaré en más ocasiones, la lápida que se encuentra adosada a la cara delantera del nuevo pedestal fue colocada en 1962, y su texto reza lo siguiente:


VALLADOLID
A
MIGVEL
DE
CERVANTES
VECINO DE HONOR
DE
ESTA CAPITAL




Fachada de la Casa de Cervantes. Fotografía tomada de la Wikipedia


Porque en Valladolid hay Casa de Cervantes, la única que yo conozco además de la de Alcalá, desaparecida en el siglo XIX la de Madrid e inexistente la de Sevilla. Claro está que los estudiosos consultados hablan de varias residencias sucesivas de la inquieta familia cervantina... pero quedémonos con la que la tradición ha designado como tal y que actualmente está convertida en museo del escritor.




Lápida de la portada de la Casa de Cervantes. Fotografía de Gerry Dawes


Ésta se encontraba entonces a orillas del Esgueva -un pequeño afluente del Pisuerga, actualmente desviado hacia lugares más alejados del centro urbano- en el barrio denominado Rastro Nuevo de los Carneros. Aunque el rastreo de la casa tuvo lugar a mediados del siglo XIX por el historiador local Matías Sangrador, sería el cervantista José Santa María de Hita quien determinó su emplazamiento exacto allá por 1862.




Comedor (arriba) y estrado (abajo) de la Casa de Cervantes


Claro está que, al igual que ocurrió casi un siglo después, concretamente en 1948 gracias a las investigaciones de Luis Astrana Marín, con la casa natal de Alcalá, se conservaba el continente, pero no el contenido. Así pues, era necesario restaurarla y recrearla; pero de momento los vallisoletanos se conformaron con el descubrimiento en su fachada, en 1866, de una modesta lápida que rezaba:


EN ESTA CASA VIVIO
MIGUEL DE CERVANTES SAAVEDRA
AL PUBLICARSE EL “QUIJOTE”
EN MADRID, EN EL AÑO 1605




Casa de Cervantes. Relieve de la Aventura de los molinos procedente del primitivo
pedestal de la estatua. Fotografía tomada de Valladolid Monumental


En 1872 la casa fue adquirida por un grupo de cervantistas locales, que con mejor o peor fortuna la conservaron hasta que ésta cayó en un abandono del que sería rescatada en 1910 por el marqués de Vega-Inclán, que la compró junto con las dos fronteras, acometiendo una consolidación de los edificios, que amenazaban ruina. La casa fue donada al Estado en 1915, inaugurándose en ella el actual museo el 23 de abril de 1948. En 2005, coincidiendo con el cuarto centenario de la publicación del Quijote, fue sometida a obras de reforma y limpieza.




Casa de Cervantes. Relieve de la Aventura del león procedente del primitivo
pedestal de la estatua. Fotografía tomada de Valladolid Monumental


Cuando la visité, hace algunos años, la casa-museo de Valladolid me recordó mucho a su homóloga complutense, algo que no tiene nada de particular dado que ambas fueron inauguradas con tan sólo 8 años de diferencia -la alcalaína lo fue en 1956- y ambas fueron asimismo recreadas con mobiliario de la época -o con reproducciones del mismo- pero no evidentemente con el original, perdido en ambos casos con el paso de los siglos.




Casa de Cervantes. Relieve de la Estancia de Don Quijote en el palacio de los Duques procedente
del primitivo pedestal de la estatua. Fotografía tomada de Valladolid Monumental


Junto con la estatua y la casa, el recuerdo a Cervantes en Valladolid tiene una faceta importante en las lápidas, de las que existen varias en la ciudad. Sin salir de la casa museo, y más concretamente de su jardín, nos encontramos con las primeras de ellas, correspondientes a dos iniciativas distintas. En primer lugar están los cuatro bajorrelieves ya citados, procedentes del antiguo pedestal de la estatua, que representan la Aventura de los molinos, la Aventura del león, la Estancia de Don Quijote en el palacio de los Duques y la Aventura de los pellejos de vino.




Casa de Cervantes. Relieve de la Aventura de los pellejos de vino procedente del
primitivo pedestal de la estatua. Fotografía tomada de Valladolid Monumental


Mucho más recientes, ya que fueron descubiertas el 5 de octubre de 2005, en conmemoración del cuarto centenario de la publicación de la primera parte del Quijote, son otras seis lápidas de bronce que reflejan detalles relativos a la relación entre el escritor y la ciudad, las cuales se complementan con las que fueron colocadas en Curiel de Duero, Medina del Campo, Tordesillas, Valdestillas y Alaejos1, localidades de la provincia que son citadas en el Quijote o en otras obras de Cervantes. Estas seis lápidas, en realidad unos bajorrelieves que combinan el texto con representaciones escultóricas, fueron colocadas en el zócalo inferior de la verja que cierra la Casa de Cervantes por la calle de Miguel Íscar mirando hacia el exterior, y cada una de ellas fue labrada por un escultor diferente. De izquierda a derecha son las siguientes:




Relieve de la dedicatoria del Quijote
Fotografía tomada de la Enciclopedia Universal


Al Duque de Béjar... Señor de las villas de Capilla, Curiel y Burguillos. Miguel de Cervantes Saavedra (Dedicatoria de Don Quijote de la Mancha). Obra de Julio Isla representa a los dos principales monumentos de Curiel de Duero, una población cercana a Peñafiel: el impresionante castillo roquero y el palacio fortificado de los Zúñiga. La lápida instalada en Curiel de Duero es una copia de ésta.




Relieve de La Gitanilla
Fotografía tomada de la Enciclopedia Universal


Les contaremos un romance... de cuando la Reina... salió a misa de parida en Valladolid y fue a San Llorente”. Miguel de Cervantes Saavedra (La Gitanilla). Obra de Ignacio Guerra, representa a la reina margarita de Austria, esposa de Felipe III, y a unos símbolos religiosos -un arco y una ventana- alusivos a la iglesia de San Lorenzo, una de las más importantes de Valladolid, demolida bárbaramente en la década de 1970 a excepción de la torre y la portada.




Relieve de la tasa del Quijote
Fotografía tomada de la Enciclopedia Universal


...Di la presente en Valladolid, a veinte días del mes de diciembre de mil seiscientos cuatro. La tasa de Don Quijote. La lápida de Concha Gay recoge no un texto literario sino uno administrativo, la tasa -la autorización de venta del libro a un precio tasado- firmada por Juan Gallo de Andrada, escribano de Cámara del Rey. El motivo escultórico es una alegoría en la que se entremezclan elementos literarios como el libro abierto y la pluma con un puñado de monedas fruto de la transformación de las letras que caen al libro desde un embudo.




Relieve de El casamiento engañoso
Fotografía tomada de la Enciclopedia Universal


Salía del Hospital de la Resurrección, que está en Valladolid, fuera de la Puerta del Campo... Miguel de Cervantes Saavedra (El casamiento engañoso).. Nuevo recuerdo a Valladolid, en esta ocasión perteneciente a la Novela Ejemplar El casamiento engañoso. La lápida es obra de Monse Montero y representa a los dos esposos mentirosos, cuya falsedad viene reflejada en los antifaces, retratados con rasgos animales, un ave ella y un reptil él, tocado además con un sombrero militar dada su condición de alférez.




Relieve del romance de Altisidora, en el Quijote
Fotografía tomada de la Enciclopedia Universal


Por esto será famosa / desde Henares a Jarama, / desde el Tajo a Manzanares, / desde Pisuerga hasta Arlanza. Miguel de Cervantes Saavedra (Don Quijote de la Mancha, II, cap. XLIV).. Esta conocida estrofa del Quijote, en la que también aparece citado el Henares junto con el Pisuerga, la recita Altisidora refiriéndose a Dulcinea, y le sirve a Ana Jiménez para labrar una alegoría de difícil interpretación en la que aparecen unas figuras leyendo un libro, varias cabezas femeninas e incluso un grupo de aerogeneradores, los modernos molinos de viento.




Relieve de El coloquio de los perros
Fotografía tomada de la Enciclopedia Universal


Vámonos al Espolón a recrear los ojos del cuerpo... Miguel de Cervantes Saavedra (El coloquio de los perros). La cita procede de otra Novela Ejemplar, El coloquio de los perros, y hace alusión a un paseo ribereño del Pisuerga muy popular en la época en la que Cervantes residió en Valladolid. Belén González, la autora, representa con trazos realistas a los dos personajes a los que hace alusión la frase acompañados por los dos perros, Cipión y Berganza, protagonistas de la obra. La escena se completa con la fachada del desaparecido Hospital de la Resurrección, ubicado junto al Espolón, y con la arboleda del paseo.




Lápidaa del Puente Mayor. Fotografía tomada de la Enciclopedia Universal


Ya fuera de la casa museo nos encontramos con una lápida de piedra, adosada al pretil del puente Mayor, que reproduce una cita de La Galatea en la que aparece mencionado el río Pisuerga. La fecha de la lápida es el 23 de abril de 1973.







Lápidas cervantinas. Fotografías tomadas de la Enciclopedia Universal


Otras cuatro lápidas, repartidas por distintos lugares de la ciudad, recogen diferentes citas a Valladolid existentes en la obra cervantina.




Valladolid cuenta con un Teatro Cervantes, cuyo rótulo reproduce de manera estilizada el perfil del famoso -y falso- retrato de Jáuregui; está situado en el número 22 de la calle Santuario. Una vez más gracias a Valladolid Monumental, contamos con el dato de que existió uno anterior con el mismo nombre, inaugurado el 2 de febrero de 1896 en la calle Santa Lucía números 15 y 17.

Este blog nos informa también de la existencia de dos centros docentes, la universidad privada “Miguel de Cervantes”, situada en la calle Padre Julio Chevalier 2, y el colegio público “Miguel de Cervantes” en la calle Arca Real, cuyo edificio fue construido en 1929 por el arquitecto Juan Muro.






Placas de la calle del Licenciado Vidriera (Fotografía tomada de la Enciclopedia Universal)
y del pasaje de Dulcinea ( Fotografía tomada de Valladolid Monumental)


Para terminar, nos queda por recorrer el callejero. Comenzamos, claro está, con la calle de Cervantes, que es una de las que arrancan de la plaza Circular, al sur del casco antiguo. Asimismo, existen varias calles dedicadas a sus personajes, todas ellas en las cercanías de la casa museo: la del Licenciado Vidriera -esta novela se desarrolla precisamente en Valladolid-, el pasaje de Dulcinea y la calle de La Galatea. De ellas las únicas que cuentan con placas singulares son la calle del Licenciado Vidriera y el pasaje de Dulcinea, mientras las de las calles de Cervantes de Cervantes y de La Galatea son las corrientes de la ciudad.

Curiosamente no existe la calle de Don Quijote, pese a que los vallisoletanos tienen a gala presumir de que, en los años previos a su publicación en Madrid, Cervantes residió en su ciudad, por lo que cabe pensar que quizá parte de éste pudiera haber sido escrito a orillas del Pisuerga.




1 La presencia de Cervantes en la provincia de Valladolid


Publicado el 22-1-2005, en el nº 1.889 de Puerta de Madrid
Actualizado el 20-9-2023